Es un hecho normal y generalizado que una persona desee sentirse aceptada y valorada por las personas de su entorno más cercano. El grado de importancia que se concede a esta necesidad depende entre otras cosas del estilo de educación recibida, del trato establecido con las demás personas significativas, de las experiencias personales vividas y del entorno familiar y social en el que cada uno se encuentra.

Es un problema si…

Esta necesidad de sentirse aceptado y valorado puede convertirse en un problema en el momento en que supera un cierto límite y se convierte en una preocupación generalizada y recurrente, llevando a la persona en busca de esa aprobación de los demás hasta el punto de llegar a hacer cosas como:

  • Cambiar los puntos de vista u opiniones sobre un tema o situación para evitar la confrontación y el conflicto. Este cambio no se realiza por convencimiento sino para coincidir con las otras personas y adaptarse a ellas.
  • Hacer determinadas acciones o tomar decisiones buscando satisfacer las expectativas de otras personas, pero dejando de lado el convencimiento propio.
  • Buscar constantemente la confirmación de otras personas en relación a lo que uno hace. Generalmente, para ello se muestra una excesiva inseguridad preguntando con frecuencia a los demás u esperando que éstos aprueben explícitamente la conducta realizada o la opinión expuesta.
  • Anteponer las necesidades de otras personas a las propias con tal de resultar agradable o simpático.
  • Comportarse siguiendo las expectativas de los otros, según lo que los demás esperan que uno haga o lo que se supone que es correcto o adecuado hacer en una determinada situación o contexto, aunque interiormente no se comparta.
  • Dejar la propia autoestima en función de la aprobación y valoración de los demás.

En definitiva, por miedo a ser cuestionados o rechazados por otros, estas personas muchas veces dejan de ser coherentes consigo mismas y pasan a fijar valores de referencia ajenos a ellas mismas. Una de las principales consecuencias para la persona que se ve empujada a este tipo de comportamiento es la frustración y la pérdida de contacto consigo misma, con sus deseos y necesidades y con sus principios, proyectos y objetivos vitales.

¿Cómo superarlo?

Para dejar atrás este funcionamiento de inseguridad, se pueden seguir las siguientes recomendaciones:

  • Tomar conciencia de que uno es tan válido como los demás y por lo tanto sus opiniones también son adecuadas. Es importante trabajar interiormente para recuperar y potenciar la autoestima, la autoconfianza y la seguridad personal.
  • Admitir que no se puede gustar a todo el mundo ni estar de acuerdo con todos. Siempre habrá alguien que no comparta lo que uno decide o hace y siempre puede haber alguien a quien no le gustemos. Desear agradar a todos conlleva a un agotamiento y desgaste inútil e innecesario.
  • Aceptar y tolerar las críticas con naturalidad. Valorarlas y aprender de ellas cuando sean constructivas y desecharlas en caso contrario, como algo ajeno a uno mismo.
  • Aprender a discutir, a emitir opiniones y a negociar. Muchas veces detrás del miedo al qué dirán se esconde una falta de asertividad, una excesiva timidez o la carencia de otras habilidades sociales.
  • Reflexionar sobre el motivo por el que hacemos determinadas cosas. Detectar qué cosas se están haciendo solamente con el objetivo de agradar a otra persona o cuáles de éstas se hacen porque es “lo que esperan los demás de uno”. Se debe tomar conciencia de que el objetivo propio no debe ser “cumplir las expectativas que otros han depositado en nosotros”.
  • Atreverse a ser uno mismo y actuar como se desea. Es importante tomar conciencia de que somos como somos y tenemos derecho a mostrarnos así. Cada persona es un ser único, irrepetible y especial y nadie tiene derecho a coartar esa libertad. Por ello, de acogerse a la libertad personal de seguir un criterio y unos principios propios y afrontar así el reto de exponer la propia posición aun sabiendo que puede no ser compartida por los demás.

Y, finalmente, hay que tener presente que las personas suelen respetar y valorar más a otras cuando éstas son auténticas y coherentes con sus creencias y principios.

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Lo que debes saber…
  • Cuando la necesidad de sentirse aceptado se convierte en una preocupación recurrente estamos ante un problema.
  • Ser conscientes de que no se puede gustar a todo el mundo y de que uno es tan válido como los demás puede ayudar a superarlo.
  • Es importante atreverse a ser uno mismo y actuar como se desea, aceptar y tolerar las críticas y aprender a expresar las propias opiniones.