Se conoce con el nombre de hiperlaxitud vaginal o relajación vaginal la pérdida de tensión de las paredes vaginales, lo que provoca la sensación de vagina ancha que tiene como consecuencia la disminución de sensibilidad durante las relaciones sexuales.

En ocasiones se asocia a incontinencia urinaria o prolapso del útero o de las paredes vaginales, pero puede presentarse aisladamente.

Cuantos más partos vaginales, más riesgo

En la mayoría de los casos se presenta en mujeres que han presentado partos vaginales. Cuantos más, más riesgo de padecer este diagnóstico, en la que la gran distensión que ha provocado el feto al pasar por la vagina durante el parto no se recupera en el postparto.

Este fenómeno es multifactorial: depende del tamaño de los bebés, de la evolución del parto, de las horas que dura, de la presencia o no de episiotomía o desgarro vaginal y su sutura con mayor o peor fortuna…

Existe en mujeres que dan a luz por cesárea y no embarazas

Aunque, el efecto del propio embarazo puede desencadenar esta distensión de las paredes en mujeres que han dado a luz mediante cesárea.

Y aún menos habitual, pero no imposible, es diagnosticarlo en mujeres que no han estado embarazadas pero que la obesidad, la tos crónica, el estreñimiento o determinados deportes han generado fuerzas sobre su suelo pélvico responsables de que las paredes vaginales hayan quedado “vencidas”. Son factores que influyen en hiperlaxitud vaginal y se relacionan directamente con las propiedades de los tejidos de la mujer. En función de ello, una mujer sin hijos puede presentar una hiperlaxitud tisular y en cambio otra con tres partos vaginales, no.

¿Cómo se produce?

La elasticidad de cualquier objeto es la cualidad que le permite recuperar su forma original después de verse deformado por efecto de determinadas fuerzas. Esto, en los tejidos, depende de las proteínas, colágeno y elastina y no todas las personas sintetizamos este tipo de proteínas de la misma forma. Unos somos más flexibles que otros.

Durante el parto, la vagina se estira para permitir el paso del feto, y posteriormente de forma progresiva durante las siguientes semanas recupera su anatomía original en mayor o menor medida.

En función de las circunstancias, podemos encontrarnos con casos en los que las paredes vaginales hayan cedido y se encuentren abombadas y sin tono, blandas, y en este caso hablamos de hiperlaxitud vaginal:

  • La vagina está ancha
  • Sus paredes no tienen fuerza
  • No ofrecen un buen contacto durante las relaciones sexuales lo que provoca pérdida de sensibilidad e incluso sonidos desagradables
  • Se producen ventosidades vaginales, lo cual puede afectar de forma física y psicológica a la mujer.

¿Cómo prevenirlo?

En la estrategia terapéutica de cualquier síndrome el primer y más importante eslabón es la prevención, incidiendo sobre los factores evitables con una buena calidad obstétrica, de forma que se calibre bien la vía de parto, evitando expulsivos especialmente prolongados y desgarros vaginales.

¿Tiene tratamiento o cura?

El tratamiento puede abordarse desde distintos ángulos, rehabilitación, laser y en casos graves es valorable la cirugía, pero la tendencia actual es aplicar técnicas no invasivas.

Fisioterapia y rehabilitación

Fisioterapia para reforzar el suelo pélvico está indicada en casos leves y, sobre todo, es una buena costumbre recomendarla universalmente en el postparto para prevenir que este síndrome aparezca.

Consiste en una serie de ejercicios, llamados ejercicios Kegel que tonifican la musculatura del suelo de la pelvis con la pretensión de corregir los cambios producidos por el embarazo y el parto y restablecer la anatomía.

Láser

El láser consiste en aplicar una energía térmica mediante un dispositivo que se introduce en la vagina, lo que estimula que se genere nuevo colágeno. Gracias a ello, las paredes vaginales vuelven a tensarse, aumentando su grosor e hidratación, siendo también el tratamiento de elección no hormonal de la atrofia o sequedad vaginal que a menudo acompaña a la menopausia.

Es un tratamiento ambulatorio que dura unos 20 minutos por sesión y se suelen indicar tres sesiones espaciadas por un periodo de un mes

Lo que debes saber…

  • Se produce más frecuentemente cuando la mujer ha tenido uno o más partos vaginales, cuantos más, más riesgo de padecer este diagnóstico.
  • La fisioterapia o rehabilitación del suelo pélvico está indicada en casos leves, y debería ser un hábito universal tras el parto.
  • En casos graves es valorable la cirugía, pero la tendencia actual es aplicar técnicas no invasivas, como el láser, que ha demostrado ser útil en el tratamiento de la hiperlaxitud vaginal.