Los trastornos del sueño se pueden clasificar en distintos tipos :

  1. La cantidad de sueño (hipersomnias e insomnio)
  2. La calidad del sueño (parasomnias)
  3. La secuencia del sueño (trastornos sueño-vigilia)

1. La cantidad de sueño

Insomnio

El insomnio es la dificultad para conciliar o mantener el sueño. Su prevalencia varía entre un 10-40% y llega al 50% en personas mayores de 65 años. El insomnio se suele presentar junto  con irritabilidad, cambios de humor, somnolencia diurna, baja concentración así como cefaleas y crisis de angustia. El insomnio puede ser de 3 tipos:

  • Insomnio de conciliación o de inicio que es forma más frecuente de insomnio. Se produce cuando se tarda más de 30 minutos en conciliar el sueño
  • Insomnio de mantenimiento, es decir, cuando se producen despertares nocturnos frecuentes
  • Insomnio de despertar precoz. 

A su vez, el insomnio puede ser agudo o transitorio (dura menos de una semana), subagudo o de corta duración (dura entre una y tres semanas) y crónico (dura más de tres semanas).

Las causas más frecuentes de éste último son las enfermedades psiquiátricas, como la depresión o la ansiedad. También el abuso de sustancias y fármacos (alcohol, cafeína, nicotina…), enfermedades crónicas, como el asma y el EPOC, reumatológicas y el dolor crónico. Pero también puede deberse a síndromes como el síndrome de las piernas inquietas o el SAOS .

Narcolepsia

La narcolepsia tiene lugar cuando junto con la somnolencia diurna excesiva, se asocian ataques de sueño repentino que pueden durar de 30 segundos hasta media hora. Se suele añadir cataplejía que consiste en la pérdida de la fuerza muscular con posible caída al suelo. Estos episodios suelen desencadenarse por una emoción intensa. Durante la narcolepsia son habituales las alucinaciones hipnagónicas que son imágenes vividas justo antes del ataque de sueño y las parálisis de sueño en las que tras despertarse del sueño existe incapacidad para la movilización.

Hipersomnias

Se define como somnolencia diurna excesiva, hasta un 25% más de las horas normales.

2. La calidad del sueño

Parasomnias

Se define como alteraciones en la calidad o contenido del sueño. Entre ellas, encontramos:

  • Sonambulismo: Consiste en la deambulación de unos minutos de duración con riesgo de caída. Más frecuente en la infancia y tiende a desaparecer durante la adolescencia. Más frecuente en varones con historia familiar de sonambulismo.
  • Terrores nocturnos: Episodios de gritos nocturnos y agitación durante el sueño, permaneciendo el paciente dormido. Junto al sonambulismo, el paciente no recuerda a día siguiente el episodio
  • Pesadillas: Sueños con alto grado de emotividad que despiertan al individuo de forma brusca. Más frecuentes en la infancia y en adultos, se asocian a ciertos fármacos, enfermedades mentales y deprivación de alcohol.

3. La secuencia del sueño

Se produce cuando existen desfases entre el ritmo de sueño y de vigilia, y puede ser:

  • Ritmo avanzado o retrasado en donde el individuo se despierta más pronto o se duerme más tarde
  • Ritmo es desorganizado, cuando se duerme de manera irregular durante todo el día (propio de enfermos encamados)
  • Ritmo cambiante, especialmente ligado a profesionales con turnos laborales cambiantes.

En la secuencia del sueño existen dos fases:

  • Fase NO REM comprende desde el adormecimiento, pasando por el sueño ligero hasta un sueño más profundo y reparador. Representa el 75% del tiempo de sueño.
  • Fase REM comienza al acabar la fase no REM y se caracteriza por movimientos oculares rápidos. Representa el 25% del sueño de un adulto y es cuando se generan los sueños. En las personas ancianas las horas de sueño disminuyen hasta 4-6 horas, aumenta el sueño ligero y menos reparador y aparecen más despertares nocturnos.

Diagnóstico

El diagnóstico del trastorno del sueño se basa en preguntas al paciente para determinar las características del sueño. Es importante preguntar al paciente por:

  • Patrón del sueño
  • Forma de conciliar el sueño
  • Duración
  • Manera de despertarse
  • Cómo se encuentra durante el día
  • Hábitos alimentarios y el ejercicio que realiza.
  • Efecto del insomnio en su actividad diaria
  • Conocer la existencia de somnolencia diurna o no y en que momento.

Es útil recoger información de la pareja para completar el interrogatorio. También, los antecedentes familiares también son de utilidad para el diagnóstico y el uso de fármacos u otras sustancias de consumo habitual.

Tratamiento del trastorno del sueño

  • Se puede aconsejar al paciente que realice un diario del sueño durante al menos una semana, anotando diariamente los hábitos en relación al sueño, desde la hora en que se acuesta hasta las horas dormidas.
  • En cuanto a la exploración física, debe ser completa incluyendo una exhaustiva exploración neurológica y cardiopulmonar.
  • En casos de sospecha de patología asociada, será necesario realizar un análisis de sangre (con petición de hormonas tiroideas y tóxicas)
  • En algún caso se realizarán pruebas de imagen como el TAC o la RMN cerebral. 
  • Ante sospecha de SAOS, será necesaria la realización de una polisomnografía.
  • Si la sospecha es de ansiedad o depresión, existen escalas de valoración que pueden ayudar al diagnóstico.

Es necesario que antes del uso de fármacos para el insomnio se empleen medidas higiénico-dietéticas para su tratamiento y se reserven los fármacos para cuando éstas fracasen.

Medidas higiénico-dietéticas

  • Realizar ejercicio físico regular.
  • Mantener un ambiente en el dormitorio apto para dormir en cuanto a luz, temperatura, ruido.
  • Evitar sustancias excitantes durante el día y sobretodo antes de dormir.
  • Mantener horarios regulares tanto para ir a dormir como para levantarse.
  • Cenar ligero como mínimo dos horas antes de dormir.
  • Evitar las siestas.
  • No ir a la cama para conciliar el sueño. Es preferible ir a dormir más tarde cuando se tenga sueño, que esperar en la cama a que entre el sueño. Levantarse si no se consigue dormir.
  • Evitar ver la televisión en el dormitorio.

Si tras realizar estas medidas, el insomnio se vuelve persistente en cuanto a su duración con afectación diurna secundarias, se puede recurrir a la terapia farmacológica. Entre los fármacos con efecto hipnótico destacan:

  • Benzodiacepinas
  • Clometiazol
  • Zolpidem
  • Zoplicona.

Su uso no se recomienda más de cuatro semanas, y en cualquier caso su retirada debe ser progresiva hasta su retirada completa por la posibilidad de causar insomnio de rebote ante una retirada brusca. El uso de fármacos antidepresivos con efectos sedantes se reservará para los casos de insomnio asociado a cuadros depresivos. En casos de SAOS, el tratamiento de elección es el control del peso, evitar bebidas alcohólicas, evitar el tabaco y el uso de CPAP si es necesario. La narcolepsia se trata a base de estimulantes del sistema nervioso central junto a terapia conductual.

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