Una bursitis de rodilla es la inflamación de un saco pequeño lleno de líquido (bolsa) ubicado cerca de la articulación de la rodilla. La bolsa reduce la fricción y amortigua los puntos de presión entre los huesos y los tendones, los músculos y la piel que están cerca de las articulaciones.

Cualquiera de las bolsas de la rodilla puede inflamarse, pero la bursitis de rodilla ocurre con mayor frecuencia sobre la rótula o en la parte interior de la rodilla debajo de la articulación.

Causas

  • Presión frecuente y constante, como la que se produce al arrodillarse, especialmente, en superficies duras.
  • Una sobrecarga o actividad repetitiva. Por ejemplo, en deportes como el running, fútbol, básquet. Profesiones como instaladores de suelos.
  • Un golpe directo en la rodilla.
  • Infección bacteriana de la bolsa sinovial.
  • Complicaciones de la artrosis, artritis reumatoide o gota en la rodilla.

Síntomas de bursitis

Excepto en los traumatismos por contusión directa, los síntomas por lo general comienzan gradualmente y pueden empeorar con el tiempo. En general, la parte afectada de la rodilla puede notarse caliente, sensible e hinchada al presionarla y suele producir dolor al moverse o incluso en reposo.

¿Cómo se diagnostica?

Lo más habitual es diagnosticar una bursitis de rodilla mediante una historia clínica y una exploración física. Lo que hacemos habitualmente es:

  • Comparar el estado de ambas rodillas, particularmente si sólo se siente dolor en una de ellas.
  • Inspeccionar la piel del área sensible para detectar enrojecimiento u otros signos de infección.
  • Presionar ligeramente en zonas diferentes de la rodilla donde están ubicadas las bolsas para detectar calor, hinchazón y la fuente del dolor.
  • Mover las rodillas para determinar la amplitud de movimiento y en qué movimiento duele.

Si hay alguna duda acerca del diagnóstico o de la causa de la bursitis podemos pedir alguna prueba complementaria: radiografía, ecografía o resonancia magnética.

5 Tipos de tratamiento para la bursitis de rodilla

  • Medicamentos: antiinflamatorios para control del dolor y la inflamación. Y antibióticos si se sospecha que la causa es infecciosa antibiótico.
  • Fisioterapia: con aparatos que ayuden a disminuir la inflamación y ejercicios dirigidos para evitar atrofia muscular por dolor y desuso.
  • Punción evacuadora: en casos de persistencia a pesar de los tratamientos anteriores, cuando la bursitis sea voluminosa o cuando haya dudas de una causa infecciosa.
  • Infiltración: infiltraciones con antiinflamatorios es una opción en casos que se prolongan.
  • Cirugía: como opción final si la bursitis no se resuelve con los tratamientos anteriores. La cirugía consiste en la extirpación de la bursa.

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Lo que debes saber…

  • Es la inflamación de un saco pequeño lleno de líquido (bolsa) ubicado cerca de la articulación de la rodilla.
  • Se puede producir por presión frecuente y constante en la zona, una sobrecarga, golpe directo, infección bacteriana o complicación de la artrosis.
  • Las opciones de tratamientos van desde medicamentos (antiinflamatorios para el dolor e inflamación) y fisioterapia, hasta cirugía si medidas anteriores, como punción evacuadora o infiltraciones, funciona.