El citomegalovirus (CMV) es un virus de la familia de los virus herpes. Es la infección congénita más frecuente, afecta a 3-4/1.000 nacidos vivos. En Europa, un 50% de las mujeres son susceptibles a padecer la enfermedad durante el embarazo. Alrededor del 1% de las mujeres susceptibles, desarrollarán la infección durante el embarazo y, en la mitad de los casos, el recién nacido se infectará.

La infección puede producirse en cualquier momento del embarazo o durante el periodo neonatal (por contacto íntimo con personas que están infectadas, por la lactancia materna si la madre tiene la enfermedad o por transfusión sanguínea contaminada por CMV).

Síntomas de infección por citomegalovirus

Es una infección leve o sin síntomas (la madre no se da cuenta que la está padeciendo porque no se siente enferma). El  90% de los fetos que se infectan no sufren repercusiones al nacer y su desarrollo es normal. No obstante, el 5% de los bebés afectados pueden desarrollar con el tiempo sordera.

El 5% presentan síntomas de la infección al nacer:

  • Parálisis cerebral
  • Microcefalia (cabeza anormalmente pequeña)
  • Sordera
  • Convulsiones
  • Dificultades para el aprendizaje
  • Afectación pulmonar (neumonitis)
  • Ictericia
  • Anemia y disminución de las plaquetas
  • Afectación ocular
  • Aumento del bazo y del hígado
  • Muerte

Tratamiento y prevención

En la actualidad no existe ningún tratamiento efectivo contra la infección congénita ni neonatal por citomegalovirus. No se realizan de forma sistemática durante el embarazo pruebas de detección de citomegalovirus en la madre gestante; esto es así porque el riesgo total de enfermedad grave en el feto es muy bajo. Las guarderías y hospitales son los lugares donde la infección por citomegalovirus es más frecuente. Se recomienda un buen lavado de manos para evitar el contagio.