Una cesárea es un procedimiento quirúrgico que consiste en la extracción del feto a través de una incisión abdominal que se realiza cuando el parto vaginal no puede llevarse a cabo. Las cesáreas  pueden ser de dos tipos:

Cesárea electiva

Se realizan de forma programada sin que se inicie el parto, normalmente porque se detecta alguno de los siguientes factores de riesgo.

  • Dos o más cesáreas anteriores
  • Algunas cirugías previas uterinas
  • Presentaciones anómalas de los fetos
  • Desproporción pelvifetal
  • Enfermedades maternas
  • Placenta previa

Cesárea de recurso

Se realizan durante el trabajo parto, es decir, cuando en el momento del parto surgen complicaciones que pueden poner incluso en riesgo la vida de la madre y el bebé. ¿Qué factores determinan la realización de esta cesárea?

  • Sospecha de pérdida de bienestar fetal
  • Desproporción pelvifetal
  • Parto estacionado
  • Desprendimiento de placenta
  • Prolapso de cordón
  • Fiebre intraparto

Complicaciones y riesgo de una cesárea

Las complicaciones maternas durante la cesárea pueden ser:
  • El sangrado excesivo que produzca una anemia y en algunos casos requiera transfusión de sangre.
  • La lesión de órganos cercanos al útero como la vejiga de la orina o los intestinos.
  • Complicaciones postquirúrgicas como: infección de orina, de la herida o de la matriz, anemia, peritonitis, fallo en la sutura, trombosis y tromboflebitis.

Se recomienda evitar un nuevo embarazo los primeros 12 meses tras una cesárea para dejar tiempo suficiente para que los tejidos cicatricen correctamente. Si en el nuevo embarazo la indicación de la primera cesárea no se repite el parto puede ser vaginal teniendo en cuenta que en algo menos de un 1% de los casos puede aparecer una rotura de la cicatriz anterior que puede tener consecuencias graves para el feto y la madre.