Se caracteriza por la presencia de hipertensión arterial, pérdida de proteínas por la orina y retención de líquidos durante la segunda mitad del embarazo. La tensión arterial se mide con dos números, el más alto es la presión sistólica y la cifra menor corresponde a la tensión diastólica. Los valores de tensión normales son de 120 la sistólica y 80 la diastólica. Si la tensión máxima está por encima de 140 o la mínima por encima de 90 se diagnostica de hipertensión arterial. Si además de hipertensión se añade pérdida de proteínas por la orina debido a una afección renal y a edemas se diagnostica de preeclampsia.

Causas de la preeclampsia

Las causas de la preeclampsia no están claras pero parece que se debe a una alteración en la formación de los vasos sanguíneos de la placenta. Los principales factores de riesgo de una mujer gestante de desarrollar una preeclampsia son:

  • Mujeres en su primer embarazo
  • Embarazos múltiples
  • Mayores de 35 años
  • Hipertensión previa
  • Pacientes con enfermedades inmunológicas
  • Historia familiar de hipertensión de embarazo

 

¿La hipertensión siempre causa preclampsia?

Debe diferenciarse lo que es una hipertensión crónica, una hipertensión de embarazo y una preeclampsia. La paciente hipertensa crónica es aquella ya diagnosticada de hipertensión antes del embarazo o bien la que debuta con unas cifras tensionales altas antes de las 20 semanas de embarazo. Esta paciente puede tener una preeclampsia sobreañadida si a las cifras de tensión alta se le añade la pérdida de proteínas por orina y los edemas.
La paciente con una hipertensión de embarazo es aquella que presenta cifras de tensión arterial alta sin ninguna otra alteración.

Finalmente la paciente con preeclampsia es aquella que presenta cifras de tensión arterial por encima de 140 la sistólica o bien de 90 la diastólica, y además tiene pérdidas de proteínas por la orina.  La forma de cuantificar estas proteínas es mediante su análisis en la orina de 24 horas. Los edemas consisten en la acumulación de líquidos en el organismo y pueden medirse por la ganancia de peso mayor a 1 kg en una semana, y por la hinchazón de manos y pies. En los edemas, si se aprietan las extremidades inferiores con el dedo la zona de presión se queda blanca y hundida por un tiempo hasta volver a su estado anterior.

Cómo se dignóstica la preeclampsia

La forma más frecuente de diagnosticar la preeclampsia es en las visitas prenatales antes de que produzca síntomas, cuando está en fase asintomática. En caso de presentar clínica, suele dar dolor de cabeza, dolor abdominal, disminución de la cantidad de orina, náuseas y vómitos y cambios en la visión. Pero hay ocasiones en que la preeclampsia es totalmente silente y la gestante no tiene ningún síntoma. La preeclampsia puede producir lesiones en la capa más interna de los vasos sanguíneos del riñón de la mujer gestante, produciendo una insuficiencia renal o lesiones en los vasos de la retina. En caso de alterar los vasos sanguíneos del cerebro puede dar convulsiones momento en que se denomina eclampsia.

Clasificación

La preeclampsia puede clasificarse en: preeclampsia leve si la tensión arterial está entre 140/90 y 160/110 y proteinuria de menos de 2 gramos en 24 horas, o bien en preeclampsia  grave si la tensión arterial es mayor a 160/110 o proteinuria de más de 2 gramos en 24 horas. La eclampsia es la forma más grave y se manifiesta como convulsiones severas de aparición brusca, debido a la lesión de los vasos sanguíneos cerebrales.

Tratamiento

El tratamiento de la preeclampsia depende del tiempo de embarazo y de la severidad del cuadro clínico. La única forma de curarla es finalizar la gestación, pero en los casos de prematuridad se intenta hacer un tratamiento conservador mientras el estado materno lo permita. La vía de parto no tiene porque ser una cesárea y puede realizarse una inducción de parto en los casos en que no exista otra contraindicación para un parto vaginal.

En las preeclampsias leves puede considerarse el tratamiento domiciliario, con controles de tensión arterial y, según los resultados, la toma de medicación, que suele ser diferente de la que se administra en las no gestantes ya algunas de las medicaciones están contraindicadas durante el embarazo. Debe hacerse reposo domiciliario y la dieta sin sal no está demostrada que disminuya las cifras de tensión arterial.

Si el feto no es todavía maduro se indica la administración de corticoides intramusculares a la madre para acelerar la maduración pulmonar fetal y así minimizar los riesgos de la probable extracción del feto antes de término. Las complicaciones para el feto vienen determinadas sobre todo por la prematuridad que puede ir asociada, además de la alta frecuencia de fetos con un crecimiento inferior al esperado por una alteración en los vasos sanguíneos placentarios.

Si la situación materna lo requiere debe finalizarse la gestación independientemente del tiempo de embarazo. Las complicaciones maternas más severas son la lesión renal, la insuficiencia hepática y las convulsiones. Si estas complicaciones evolucionan pueden llevar al coma y la muerte materna. El tratamiento incluye la prevención de las complicaciones y para la prevenir las convulsiones se utiliza el sulfato de magnesio administrado por vía endovenosa. Este tratamiento se debe mantener hasta 48 horas postparto ya que el riesgo se mantiene durante este tiempo.

El síndrome de HELLP puede ser una complicación de la preeclampsia aunque puede aparecer sin una preeclampsia previa. Sus siglas responden a la patología que produce ya que se caracteriza por la Hemólisis (rotura de las células sanguíneas), EL (elevación de las enzimas hepáticas, las transaminasas), y LP (bajo nivel de plaquetas). Es una complicación muy grave ya que se produce una alteración de la coagulación severa y fallo de la función hepática. El tratamiento es la finalización de la gestación independientemente del tiempo de embarazo. El riesgo de que una mujer que haya presentado un HELLP en un embarazo lo repita en el siguiente embarazo es de un 30% aproximadamente si el cuadro se inició después de las 32 semanas de embarazo.

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