El perdón ha sido abordado tradicionalmente de forma casi exclusiva desde la religión y la moral. Sin embargo, el hecho de que sea un tema tan recurrente en consulta debido a las dificultades que acarrea, ha promovido que las ciencias de la salud, fundamentalmente la psicología y la medicina, también lo analicen y lo trabajen.

¿El perdón es una opción?

La ofensa (y el dolor que supone) es algo inherente a la vida de cualquier ser humano, y genera reacciones emocionales (rabia, tristeza, humillación, odio…), cognitivas (pensamientos repetitivos, buscar culpables, pensar en cómo debería haberme comportado…) y conductuales (evitar al ofensor o mostrar desapego en su presencia, por ejemplo.). A todos nos hieren en un momento u otro, lo que varía es lo que hacemos con lo que nos han hecho. Ante un agravio, podemos:

  • Buscar venganza.
  • Buscar justicia.
  • Modificar la narrativa sobre la ofensa (justificándola o excusando al agresor).
  • Resignarnos.
  • Negar la ofensa o su implicación.
  • Etc.
  • … y perdonar.

Es decir, podemos decidir qué hacer con ese dolor. Según cómo lo gestionemos tendremos unas consecuencias u otras a nivel de salud.

Efectos en la salud

Existen múltiples estudios que constatan que no perdonar genera un aumento de la actividad fisiológica, lo que aumenta la probabilidad de desarrollar síntomas físicos y psicológicos. El perdón (o su ausencia) podría producir estos efectos:

En salud física

  • Respuesta cardiovascular (cambios en tasa cardíaca y presión arterial).
  • Tensión muscular facial y respuesta electrodermal.
  • Estrés: efectos en el cortisol o colesterol total y reactividad autonómica.
  • Sistema inmune.
  • Puede aumentar la probabilidad de dolor crónico, abuso de sustancias, daño cerebral traumático o cáncer.

En salud mental

  • Ansiedad.
  • Depresión.
  • Neuroticismo.
  • Estrés percibido.
  • Baja autoestima.

El perdón es un derecho (no una obligación)

Si la persona perdona, debe ser únicamente porque así lo ha decidido. Forzar a perdonar (cuando aún no se está preparado, cuando no es viable o cuando no se dan las circunstancias) puede generar problemas en la salud, como sentimientos de culpa por no perdonar, sentimientos ambivalentes hacia uno mismo o incluso precipitar situaciones de desprotección ante futuras agresiones (por ejemplo, en casos de violencia de género).
El perdón es una manera de mejorar la situación. Es un derecho del ofendido. Tiene dos tipos de funciones:

  • Dimensión negativa: reducción del malestar post-agresión.
  • Dimensión positiva: transformación personal, autocuración, creación de un nuevo sentido que genera bienestar, una nueva manera de percibirse a uno mismo, los demás y el mundo.

Perdonar posibilita que el ofendido deje de sentirse una víctima y pase a considerarse un superviviente.

¿Qué no es perdonar?

  • Perdonar no tiene por qué implicar reconciliación. El perdón es una forma de liberación interna y, por tanto, concierne exclusivamente al individuo. La reconciliación es un acto social, implica restaurar la relación dañada con el ofensor. Se puede perdonar al otro y no recuperar la relación, y también lo contrario, se puede recuperar la relación sin que haya un trabajo personal y de superación del daño (“falso perdón”).
  • El perdón no busca olvidar. “Perdono, pero no olvido” es una frase muy popular. Perdonar es algo más que no pensar en la ofensa, implica una elaboración psicológica de lo ocurrido, y para ello es necesario recordarlo, ser consciente. No se trata de olvidar la ofensa, sino de dejar de tener pensamientos recurrentes y eliminar el deseo de venganza, y eso es más probable habiendo perdonado. De acuerdo con los datos provenientes de la investigación, las personas que perdonan muestran mayores niveles de olvido (tanto en referencia a características del agresor como de la ofensa).

 

Lo que debes saber…

  • Existen múltiples estudios que constatan que no perdonar genera un aumento de la actividad fisiológica, lo que aumenta la probabilidad de desarrollar síntomas físicos y psicológicos.
  • Si la persona perdona, debe ser sólo porque lo ha decidido. Forzar a perdonar (si no se está preparado, no es viable o no se dan las circunstancias) puede generar problemas en la salud.
  • El perdón es una manera de mejorar la situación y tiene dos funciones: reducción del malestar post-agresión; y transformación personal, autocuración, generador de bienestar…