El Síndrome de Alienación Parental (SAP) es una alteración familiar que se produce cuando tras una ruptura conyugal conflictiva, los padres se enzarzan en una batalla por la posesión de los hijos. Esto da lugar a que los niños rechacen a uno de los dos, normalmente el padre. Sí además interviene una figura judicial, el problema suele agravarse.

El concepto de SAP ha sido cuestionado por diversas razones, primero porque no cumple los requisitos para ser denominado “síndrome” y porque da lugar a parcialidad (víctima-verdugo) cuando en realidad las actuaciones disfuncionales son cometidas por ambos progenitores. Es por ello, que en los últimos años el SAP se ha renombrado PAF, Prácticas Alienadoras Familiares. Están consideradas una modalidad grave de maltrato infanto-juvenil.

Triangulación y PAF

Las PAF son especialmente complicadas de combatir porque se encuentra entre el ámbito parental y conyugal.

  • La parentalidad es la manera como éstos ejercen las funciones parentales.
  • La conyugalidad es la manera como se relaciona entre sí la pareja.

Las PAF se producen cuando existen problemas conyugales graves y una parentalidad preservada. Unos padres con una relación problemática, a pesar de estar comprometidos con el bienestar de los hijos, pueden terminar implicándolos como aliados en la lucha por “ganar” los conflictos que los enfrentan.
Esto produce lo que en psicología llamamos triangulación. La complejidad y la gravedad de la triangulación genera cuadros neuróticos y psicóticos de diferentes tipos y grados en los hijos.

¿Hay un bueno y un malo?

Para entender bien esta problemática no podemos plantearla en términos buenos-malos. Ambos progenitores tienen una implicación en el problema, por tanto, debemos hablar de corresponsabilidad. No hay progenitor bueno y progenitor malo, sino manipulador exitoso (el alienador) y manipulador fracasado (el alienado).
También debemos añadir que cuando se produce una separación, no se rompe realmente al cien por cien, porque siguen existiendo vínculos que los unen, los hijos. A esto se le llama posconyugalidad y puede ser armónica o disarmónica.

El niño alienado

Se entiende por niño alienado al que expresa libre y persistentemente sentimientos negativos hacia uno de los padres de una forma desproporciona teniendo en cuenta las acciones de éste.
Tras la separación conflictiva, el hijo, presa del miedo que supone estar entre dos fuegos abiertos huye alineándose en uno de los bandos. No necesita ser manipulado por uno de los dos, ya que sabe discernir quien le conviene para satisfacer sus necesidades, por ejemplo, si uno de los padres es muy autoritario o frío, el niño tenderá a irse con el otro.

Evitar que el niño rechace a uno de los padres

Lo primero es tener siempre presentes las bases de la paternidad responsable: compromiso, implicación, accesibilidad, validación, ternura, cooperación con el otro progenitor, aporte material para lo necesario e influencia en las decisiones sobre la crianza.
La terapia familiar con ayuda de un especialista (no necesariamente juntos) es fundamental tanto para atenuar las consecuencias de este tipo de maltrato como para encontrar alternativas de solución.

Lo que debes saber…

  • Tras una ruptura conyugal conflictiva, en la que los padres se enzarzan en una batalla por la posesión de los hijos, dan lugar a que los hijos rechacen a uno de los dos.
  • No se necesita una manipulación activa y directa para tomar partido contra uno de los progenitores. Los niños saben discernir quién les conviene.