Las leches en polvo se han de preparar con agua. Se recomienda que el agua sea embotellada y de mineralización débil (con pocas sales minerales).

La leche se puede preparar con agua a temperatura ambiente o tibia (temperatura corporal, unos 37ºC). No es necesario hervir el agua, si utilizamos agua embotellada.

Preparación del biberón

Previamente, nos hemos de lavar bien las manos. Normalmente por cada 30 ml hemos de añadir un cacillo raso de leche en polvo. No se han de preparar biberones diluidos (con menos cacillos de leche) o muy concentrados (añadiendo más cacillos de lo aconsejado) ya que se pueden provocar problemas de salud al bebé.

Agitaremos bien la mezcla para que no queden grumos y siempre comprobaremos la temperatura (tibia, no caliente) vertiendo unas gotitas sobre la muñeca.

No se aconseja dejar los biberones preparados con antelación, ya que pueden contaminarse. Por el mismo motivo no se ha de reutilizar la leche de un biberón que el bebé no haya terminado en una toma anterior.

Si se va a estar fuera de casa unas horas lo mejor es llevar el agua y el polvo por separado, no llevar la mezcla hecha desde casa.

Biberones y tetinas

No hace falta esterilizar los biberones ni otros utensilios de preparación, con una exhaustiva limpieza con jabón y agua caliente, o lavavajillas, es suficiente.

Existen diversos tipos de biberones y tetinas, hemos de tener en cuenta las preferencias del bebé. Los biberones pueden ser de vidrio o plástico. Cuando el bebé empieza a querer coger el biberón conviene que sea seguro y que no se rompa. Las tetinas pueden ser de silicona o caucho, varían según la edad del bebé y cada casa comercial las fabrica de una forma diferente. Las tetinas de silicona no deben usarse cuando el niño tiene dientes ya que las puede morder y romper. Hay que tener en cuenta que el agujero de la tetina no ha de ser ni demasiado pequeño ni demasiado grande para que deje salir un flujo de leche adecuado para el bebé.

Colocación del bebé

Durante los primeros meses la alimentación del bebé es muy frecuente por lo que debemos intentar que sea un momento agradable para ambos. El bebé ha de estar cómodo, en un ambiente tranquilo con luz tenue y sin ruidos estridentes.

Nos hemos de colocar cómodos, con la espalda recta y con el brazo con el que vamos a sostener al bebé reposado en un cojín. Debemos colocar al bebé ligeramente incorporado para evitar que se atragante. No dar el biberón estirado en la cuna.

Es muy recomendable que vaya cambiando al bebé de brazo en cada toma (de forma natural es lo que se hace con la lactancia materna).

Cuando el bebé empiece a succionar la tetina hay que aguantar el biberón de manera que la leche llene toda la tetina y se evita así que el niño trague aire.

Es muy recomendable que se le haga expulsar los gases después de la toma (eructo).

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