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En las relaciones sexuales en condiciones normales, el objetivo es que el glande (cabeza del pene) quede totalmente descubierto, gracias a la completa retracción de la piel prepucial sobre éste. Se considera frenillo corto o “frenulum breve” aquel que impide la correcta retracción del prepucio que cubre el glande.

Causas

  • Causas genéticas o congénitas (desde el nacimiento): genes heredados de los progenitores.
  • Infecciones genitales previas: causan inflamación y posterior fibrosis (engrosamiento) y acortamiento del tejido del frenillo.
  • Rotura del frenillo: cualquier lesión que produzca rotura del frenillo puede provocar que éste cicatrice incorrectamente, acortándolo, y por tanto que derive en un frenillo corto.
  • Fimosis

Signos y síntomas

  • Dolor en la masturbación o en las relaciones sexuales (dispareunia o coito doloroso).
  • Desgarros durante las relaciones sexuales, provocando sangrado, que puede ser abundante, pero generalmente autolimitado. (En estos casos no suele ser necesario suturarlo).
  • Cuando el acortamiento es muy pronunciado, el dolor puede llegar a provocar impotencia.
  • Erección con el pene doblegado: caída de la cabeza del pene.
  • Irritación y picor en la piel del prepucio: la tensión forzada de la piel provoca su agrietación, apareciendo dichos síntomas.

Diagnóstico

El médico especialista en Urología es el encargado del diagnóstico y tratamiento de esta afección. Si padeces alguno de estos signos o síntomas, solicita visita en su consulta.

Ya en las visitas pediátricas de revisión debe realizarse examen médico preventivo, procediendo a la retracción del prepucio del paciente, sin forzar, para verificar el correcto funcionamiento del frenillo prepucial.

Tratamiento

Ejercicios de estiramiento del frenillo

Consisten en realizar movimientos muy suaves de retracción-avance del prepucio de forma constante (repetitiva) durante 4-5 semanas, para que los efectos sean duraderos. Se combinan con el uso de cremas corticoideas que reducen la inflamación y adelgazan el tejido engrosado, aumentando la elasticidad potencial del frenillo. Estos métodos son útiles en casos muy leves, mientras que en el resto tan sólo sirve para aplazar el momento de la cirugía.

La intervención quirúrgica

Es un procedimiento sencillo, rápido, fácil y curativo (elimina por completo los síntomas). Generalmente se realiza aplicando anestesia local, en régimen ambulatorio (sin ingreso hospitalario). Básicamente, existen los siguientes tipos de intervención quirúrgica:

  • Frenectomía (sección)/ Frenuloplastia (elongación del frenillo): consiste en realizar una pequeña incisión transversal con el bisturí sobre el frenillo corto para rebajar la tensión del tejido. Posteriormente, se realiza una sutura superficial, longitudinal con puntos de sutura. Finalmente, se aplican povidona yodada (como antiséptico) y apósitos impregnados con sustancias grasas y cicatrizantes (para evitar adherencias). El pene se mantiene fijado al pubis para que se mantenga elevado durante la convalecencia.
  • Circuncisión: cuando existe asociada una fimosis. En este caso se retira por completo el prepucio, dejando la cabeza del glande completamente al descubierto.

Evolución tras la operación

El paciente es dado de alta con receta de analgésicos para controlar el dolor post-intervención (suele ser habitual), con indicación de realización de curas diarias con povidona yodada (Betadine®) tras lavar con agua y jabón la zona intervenida y volver a cubrir con apósitos o gasas, para evitar la fricción. Generalmente, se programará un control médico al cabo de una semana de la intervención.

En los días posteriores, mientras se encuentre la piel de la zona sensible, es conveniente que el paciente evite las erecciones y también, mientras dure la fase de cicatrización, las relaciones sexuales (al menos durante cuatro semanas, variable según el caso).

Las posibles complicaciones de la cirugía podrían ser las siguientes:

  • Hemorragias: a tener en cuenta que es normal que, tras la intervención, un pequeño sangrado pueda impregnar el apósito.
  • Aparición de hematomas, de menor o mayor entidad.
  • Aparición de infecciones.
  • Evolución a parafimosis.

Lo que debes saber…

  • El médico especialista en Urología es el encargado del diagnóstico y tratamiento de esta afección que se produce cuando el frenillo impide la correcta retracción del prepucio que cubre el glande.
  • Excepto los casos muy leves, los demás requieren cirugía, que es sencilla, rápida, fácil y curativa (elimina por completo los síntomas). Se suele realizar con anestesia local, en régimen ambulatorio.
  • En los días posteriores, mientras la piel de la zona sensible esté sensible, conviene evitar las erecciones y también, en la fase de cicatrización, las relaciones sexuales (varias semanas).