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La cavidad oral y la dentición es la primera etapa de los alimentos para ser correctamente ingeridos y digeridos. Así, una mala dentición, enfermedades de las encías (gingivitis, enfermedad periodontal) y de la mucosa oral o un precario estado de funcionamiento de las estructuras encargadas de la masticación podrán producir déficits alimentarios o disfunciones digestivas que pueden repercutir negativamente en el estado nutritivo de la persona.

De un modo añadido, y como estructura fundamental para la comunicación oral y primera presentación de la persona al resto de la sociedad, el estado de la boca puede ser fundamental para la correcta inserción en la sociedad; una boca con déficit de piezas dentarias, piezas rotas o con estado de limpieza inadecuado, dará una mala impresión de la propia persona, pudiendo ser desagradable para el resto de la sociedad. Por añadido, un precario estado de limpieza y cuidados de la cavidad oral puede producir con facilidad mal olor y aliento desagradable, deteriorando las relaciones sociales de la persona.

Por todo ello, el cuidado de la cavidad oral es importante, no únicamente para la propia salud sino también para la correcta adaptación e inserción en la sociedad en la que vivimos.

Recomendaciones

Las recomendaciones principales para el correcto cuidado e higiene de la cavidad oral y de los dientes son:

  • Cepillado diario con crema dental que contenga fluor, con una regularidad en general recomendada de dos veces al día, para mantener el estado de limpieza de los dientes y la salud de la mucosa oral.
  • Uso de hilo dental una vez al día, para mantener limpio el espacio entre los dientes.
  • Abandonar el hábito tabáquico.
  • Procurar no ingerir alimentos que puedan producir mal olor o que puedan producir residuos en la cavidad oral.
  • Aumentar la ingesta de alimentos con fibras vegetales (fruta, verdura) que, con su masticación producen un efecto de limpieza y arrastre de restos de otros alimentos.
  • Controlar el uso de fármacos que puedan producir sequedad de boca, e intentar revertir estos efectos indeseables de algunos fármacos.
  • Curar posibles heridas, aftas o lesiones en la mucosa oral y en la lengua.
  • Controlar la presencia de caries o alteraciones en las piezas dentarias.
  • Visitar al odontólogo, al menos una vez al año y cuando se detecten alteraciones susceptibles de tratamiento.

Con estas sencillas actividades, algunas de ellas diarias, será más fácil mantener el estado correcto de la dentición y de la cavidad oral, lo cual repercutirá positivamente en la salud de la persona, tanto en sus vertientes física como psicológica y social.

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