La próstata es una glándula de secreción externa y junto a las vesículas seminales constituye el órgano sexual secundario más importante en el hombre. Su papel principal es la secreción de una gran proporción de líquido seminal, que juega un importante papel en la fertilización: sirve de vehículo y nutrición para aumentar las posibilidades de supervivencia de los espermatozoides. Las secreciones de estas glándulas constituyen la mayor parte del volumen y composición química de parte del semen.

Prostatísmo

Con los años, la próstata va creciendo en todos los hombres debido a la “Hiperplasia” que experimenta. La principal sintomatología de la hiperplasia de próstata es causada por la obstrucción que produce la próstata aumentada de tamaño a la salida de la orina de la vejiga. En una fase temprana del proceso, el paciente por lo general presenta muy pocos síntomas dado que la vejiga aún es capaz de compensar el aumento de la resistencia al flujo urinario. Sin embargo, a medida que avanza la obstrucción se instala una constelación de síntomas conocidos genéricamente con el nombre de «prostatismo» causados por síntomas obstructivos.

Estos síntomas son muy conocidos por muchos hombres de edad y son los que en muchas ocasiones hacen que el paciente acuda a la consulta: dificultad y retraso en el inicio de la micción, disminución del calibre y fuerza del chorro miccional, micción intermitente o prolongada, goteo postmiccional, sensación de vaciamiento incompleto, retención urinaria, incontinencia por rebosamiento. La mayoría de estos efectos se deben a que la uretra se estrecha, por lo que hay que hacer más fuerza para orinar.

La obstrucción se asocia con una disminución de la distensibilidad vesical. Todos estos cambios se combinan para provocar la aparición de los síntomas irritativos que a menudo preocupan más a los pacientes: la disminución de la capacidad funcional de la vejiga y la aparición resultante de polaquiuria, urgencia, nicturia e incontinencia con urgencia. Los síntomas irritativos suelen ser el reflejo de contracciones involuntarias de la vejiga.

Tratamiento médico y quirúrgico de la hiperplasia benigna de próstata

Hay varios tratamientos que dependen fundamentalmente de la sintomatología que padece el paciente, la edad, el tiempo de evolución, las enfermedades concomitantes, etc… En principio hay dos opciones básicas de tratamiento: el tratamiento medicamentoso y la cirugía.

El tratamiento quirúrgico de la HBP siempre queda en segunda opción cuando el tratamiento con medicamentos no ha aliviado suficientemente los síntomas o cuando la sintomatología del paciente le impide realizar una vida casi normal.

Tipos de cirugía para la próstata

Se pueden distinguir dos modalidades básicas de tratamiento quirúrgico de la próstata. Una es la resección transuretral de la próstata y otra es la cirugía abierta de la próstata.

La cirugía es con gran diferencia el mejor tratamiento de la hiperplasia benigna de próstata. Su misión principal es eliminar el aumento de tejido que se ha producido con los años y por tanto eliminar esa obstrucción a la salida de la orina de la vejiga.

Fundamentalmente el criterio de elección depende del tamaño de la próstata. En próstatas grandes es mejor la cirugía abierta porque permite mejor la extirpación de la misma. Otros factores decisivos son el estado general del paciente: en pacientes con problemas de corazón es mejor la resección transuretral, la edad del paciente, etc..

Ambas técnicas tradicionales requieren una hospitalización de entre 3 y 10 días.

Láser KTP «Luz Verde»

Este sistema de tratamiento de la Hiperplasia Benigna de Próstata (HBP) ha sido desarrollado por la compañía Laserscope en Estados Unidos y supone el avance más importante que se ha realizado en los últimos 25 años para el tratamiento de esta patología, que afecta a millones de varones en todo el mundo, principalmente por encima de los 55-60 años.

El sistema llamado “Luz Verde VFP”, es único, debido a que utiliza un láser KTP (Potasio-Titanio-Fósforo) de última generación y alta energía en unión de una fibra óptica especialmente diseñada para esta aplicación. La unión de ambas, (láser + fibra) nos permite vaporizar tejidos blandos, eliminando por completo el tejido de la próstata agrandada. El concepto de vaporización consiste en la eliminación por completo del tejido así como la fotocoagulación simultánea de los vasos sanguíneos, evitando prácticamente la posibilidad de sangrado, que es siempre la gran preocupación de los urólogos en la cirugía de la próstata.

Mecanismo de acción láser KTP

El mecanismo de acción se centra en la introducción a través de la uretra de un cistoscopio de doble corriente con la fibra del láser, que funciona con un haz de luz con una longitud de onda de 532 nanómetros y con una gran afinidad por el pigmento de la hemoglobina. Trabaja a gran potencia vaporizando la próstata, convirtiéndola en vapor de agua, y la elimina por un sistema de riego continuo. Al mismo tiempo «sella los vasos sanguíneos por su afinidad con la hemoglobina, hecho que prácticamente elimina la posibilidad de sangrado y permite que el paciente salga de la intervención con una sonda que se retira en un periodo máximo de 24-48 horas porque el enfermo empieza a orinar espontáneamente».

Otro beneficio es si se necesita ampliar el tiempo quirúrgico, pero sin riesgos. «Este método emplea un sistema de irrigación continua con agua estéril y no con glicina, tal y como ocurre en la RTU. Al fotosellar los vasos sanguíneos y utilizar agua estéril no hay posibilidad de reabsorción de líquidos, como la glicina, que es uno de los grandes inconvenientes que la RTU puede ocasionar al paciente».

Ventajas de la vaporización por láser KTP “luz verde”

De acuerdo con los datos clínicos obtenidos en varios estudios, el láser KTP ofrece ciertas ventajas:

  • Puede administrarse en régimen ambulatorio o con ingreso hospitalario mínimo, entre 12 y 24 horas.
  • Virtualmente sin pérdida de sangre. Ideal para pacientes de alto riesgo en tratamiento anticoagulante.
  • Alivio rápido de los síntomas.
  • Recuperación rápida de la actividad normal del paciente.
  • Sondaje vesical generalmente menor de 24-48 horas.
  • Vaporación de hasta 2g por minuto.
  • En los cinco años de seguimiento en la Clínica Mayo, ningún paciente ha requerido ser tratado de nuevo.

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