De los grupos sociales definidos por edad y género que sufren diferentes formas de maltrato y violencia, es el de las personas mayores el que ha recibido menor atención hasta la fecha por parte de profesionales sanitarios y de cuidado, administradores, educadores, jueces, legisladores, policía, etc. A pesar de todo es posible que este grupo tenga mayor prevalencia de las diferentes formas de maltrato.

Por todo esto, junto a la expectativa de que estas situaciones pueden aumentar (envejecimiento de la población y de su dependencia, disminución de los cuidados formales e informales, etc.), se han aumentado los esfuerzos locales e internacionales para su detección y prevención, así como para darles una respuesta adecuada.

Hoy en día estos casos se consideran un grave problema social, con raíces culturales y psicológicas. No importa el nivel económico ni educativo de quien lo ejerce o lo padece.

Desde que se comenzó a investigar sobre esta clase de abusos a mayores han ido cambiando algunos conceptos:

  • No todos los agresores son personas con problemas patológicos, pueden ser personas con el resto de sus conductas no muy desviadas de la norma.
  • Se rechaza ya la creencia de culpar sólo a la persona mayor de su situación de maltrato y/o abandono.
  • Hasta ahora para la mayoría de las personas era muy difícil comprender que estos hechos podían darse en la propia familia. Lo asociaban solo a instituciones residenciales.

Según la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología, es en el hogar donde se sospecha que se dan con más frecuencia las situaciones de maltrato y es muy difícil conocer la dimensión real del problema por el secretismo que lo rodea.

La prevalencia de víctimas de maltrato es mayor entre los ancianos dependientes (1,5%) que en la población general (0,8%), según un informe del Centro Reina Sofía. Además, revela que el 75% de los cuidadores que incurren en maltrato son mujeres. Aproximadamente uno de cada 100 ancianos fue víctima de maltrato intrafamiliar en España en 2005; esto supone, a escala nacional, cerca de 60.000 ancianos maltratados cada año. Este porcentaje de maltrato se cuadruplica entre los que presentan una dependencia grave (que requieren de ayuda al menos cinco horas al día).

Las cifras más altas corresponden a ancianos atendidos por los servicios sociales (35 %) y en hospitalizados (8,5%). En el reciente estudio sobre prevalencia de sospecha de malos tratos a ancianos obtienen prevalencias altas, de 11,9 %, pero se trata de sospecha sin  confirmación del abuso.

En los últimos años se ha percibido un aumento de los casos de violencia física y psicológica hacia los colectivos más débiles, entre ellos la población de más de 65 años, sector muy importante en la sociedad actual y que se verá incrementado en los próximos años.

Este clima de inseguridad afecta a nuestra calidad de vida y vulnera los derechos fundamentales de las personas, por lo que la sociedad debe poner los medios necesarios al objeto de poder evitar estos abusos.

Los gobiernos han reforzado los sistemas oficiales y no oficiales de apoyo y seguridad para eliminar la discriminación y la violencia contra las personas mayores.

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