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El recién nacido se alimenta exclusivamente de la leche materna durante los primeros meses de vida. Los nutrientes que recibe dependen de la alimentación de la madre, por ello se debe seguir un equilibrio en la dieta, tanto en la calidad como en la cantidad, para satisfacer las necesidades del bebé.

Para lograr una producción satisfactoria de leche se deben aportar unas calorías extras a la alimentación diaria. La calidad de la leche también dependerá de las reservas de grasas acumuladas durante el embarazo. Por todo ello, si la madre llega a la lactancia con unas reservas de nutrientes insuficientes puede comprometer la salud del bebé.

Beneficios de la leche materna

La leche materna tiene unas particularidades nutritivas que permiten el adecuado crecimiento en el bebé:

  • Contiene un alto contenido en azúcares (lactosa y oligosacáridos) que garantizan el aporte energético necesario para un aumento de peso adecuado en el bebé. La lactosa es transformada por la flora intestinal en ácido láctico, favoreciendo la absorción de minerales.
  • Contiene un aporte equilibrado en proteínas que facilitan la digestión. También contiene menos proporción de caseína en comparación con la leche de vaca. Este tipo de proteínas son las que producen mayor alergia alimentaria.
  • Contiene grasas esenciales para la maduración del sistema nervioso.
  • Contiene una concentración adecuada de minerales y vitaminas.

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