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La convivencia requiere una etapa inicial de adaptación y ajustes, en la que surgirán nuevas necesidades y desafíos, a la vez que nuevas satisfacciones y oportunidades inexistentes en las anteriores etapas de la pareja. Ambos miembros deberán aprender a negociar, a alcanzar acuerdos en las obligaciones y las responsabilidades, así como en el disfrute y la diversión.

Mientras no hay convivencia, el placer suele predominar ampliamente sobre el deber. Se suelen compartir más actividades lúdicas y menos obligaciones. Esta etapa previa es, por lo tanto, la parte más fácil y cómoda de la relación. Lógicamente, es más fácil gestionar el placer que afrontar las responsabilidades que suelen aparecer con el paso del tiempo.

Es posible que, con la convivencia, los miembros de la pareja empiecen a darse cuenta de que son dos individuos con necesidades, costumbres y rutinas diferentes, derivadas de una procedencia familiar, una historia previa y unas experiencias distintas. Además, con la convivencia, suelen aflorar aspectos hasta el momento desconocidos de la personalidad o el estilo de cada uno.

Consejos para que la convivencia tenga éxito

A grandes rasgos, para superar con éxito la etapa inicial de la convivencia en pareja se debe tener en cuenta que:

  • Es importante que antes de dar este paso ambos miembros estén seguros, ilusionados y comprometidos con ello. No es un buen momento, por ejemplo, cuando uno de ellos tiene muy claro que desea darlo pero el otro sienta que necesita más tiempo.
  • La comunicación entre ambos miembros es fundamental. Es relevante poder hablar abiertamente sobre la nueva experiencia, las expectativas, los deseos y las necesidades, pactar normas, ritmos y horarios, tomar decisiones sobre aspectos prácticos como la distribución del espacio y del tiempo, la economía o las tareas domésticas, aclarar diferencias o malentendidos, entre muchas otras cosas.
  • Mantener en todo momento la educación, así como el respeto y la consideración por la otra persona. Ser tolerantes y generosos, así como mostrarse dispuestos a colaborar facilitará el proceso de adaptación.
  • La adaptación debe ser mutua. No hay que pretender que sea el otro quien se adapte o cambie.
  • No tratar de imponer, sino aprender a negociar y pactar.
  • No dejarse abrumar por las nuevas obligaciones y responsabilidades, relativizando los pequeños desacuerdos o conflictos y dando siempre espacio y tiempo exclusivos para el placer, el ocio y el disfrute en pareja.
  • No tener miedo a los desencuentros o las crisis, sino más bien verlos como parte del proceso de acoplamiento mutuo y una oportunidad para fortalecer la pareja. Y es que una discusión puede ser constructiva y fuente de aprendizaje en la relación.

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Lo que debes saber…

  • La convivencia requiere una etapa inicial de adaptación y ajustes, en la que los miembros deberán aprender a alcanzar acuerdos en las obligaciones, así como en la diversión.
  • Con la convivencia suelen aflorar aspectos hasta el momento desconocidos de la personalidad o del estilo de cada miembro de la pareja.
  • Para superar con éxito la convivencia ambos miembros deben estar seguros e ilusionados, respetarse, adaptarse el uno al otro, no tener miedo a las crisis…