LO QUE DEBES SABER…

  • Se puede considerar un trastorno cuando la falta de deseo es persistente, recurrente y sucede desde hace por lo menos seis meses.
  • En un terreno complejo como es la sexualidad humana nunca existe una única causa, habiendo diversos factores que pueden incidir en su pérdida.
  • Los problemas con el deseo sexual suelen requerir de ayuda especializada. Muchas compañías incluyen servicio de psicología en las coberturas de sus seguros de salud.

Esta disfunción puede estarse produciendo desde siempre o a partir de un determinado momento vital. Sin embargo, independientemente del momento de inicio, la falta de este deseo puede surgir de forma generalizada, es decir, sin que exista interés sexual hacia ninguna persona ni circunstancia, o situacional, sin atracción por la pareja pero sí hacia otras personas o ante la masturbación.

Es importante valorar si se trata de una ausencia de deseo o de una discrepancia en el nivel de interés sexual en contraste con el otro miembro de la pareja, así como no confundirlo con una ausencia temporal de ganas de mantener relaciones. Una vez valorado este contexto, se puede considerar un trastorno cuando la falta de deseo es persistente, recurrente y sucede desde hace por lo menos 6 meses.

Esta disfunción es frecuente que se presente en una etapa adulta, tras un periodo de interés sexual normal, y suele estar relacionado con algún otro tipo de malestar psicológico (situaciones estresantes, duelos, problemas interpersonales, etc.), aunque existen también algunos casos en los que la falta de deseo se presenta de forma continuada a lo largo de la vida de la persona.

La ausencia de deseo afecta en mayor medida a la población femenina, siendo estadísticamente el problema sexual más frecuente entre las mujeres.

Algunas manifestaciones habituales de una persona con este problema son:

  • Tender a formular excusas para evitar una relación sexual con su pareja.
  • Evitar coincidir con su pareja en el momento de acostarse, aludiendo tareas pendientes, programas interesantes en la televisión, etc.
  • Un problema como la falta de deseo puede deberse a causas psicológicas de la persona que lo sufre o a problemas en el seno de la relación. Sin embargo, en un terreno complejo como es la sexualidad humana nunca existe una única causa, habiendo diversos factores que pueden incidir en su pérdida, como los siguientes:
    • Aspectos biológicos, médicos o efectos secundarios de alguna sustancia o medicación.
    • La presencia de otros trastornos, como la depresión.
    • Aspectos de la biografía de la persona como, por ejemplo, haber sufrido experiencias traumáticas, abuso o violencia sexual.
    • Haber recibido una educación sexual inadecuada o la transmisión de determinadas creencias familiares en torno al sexo.
    • La existencia de otros problemas sexuales como la anorgasmia, el vaginismo, la disfunción eréctil o la eyaculación precoz.
    • El estrés en la vida cotidiana, la falta de tiempo, el cansancio y determinadas preocupaciones.
    • El exceso de programación y planificación de la dinámica diaria, así como la costumbre de tener relaciones solamente en un momento que se considere oportuno.
    • Las obligaciones domésticas y la desigualdad en el reparto de tareas entre ambos miembros de la pareja.
    • Otros problemas existentes en la relación, como la falta de comunicación, de complicidad o de privacidad entre los miembros, no sentirse afectivamente vinculados entre sí o las frecuentes discusiones o luchas de poder.
    • Una inadecuada elección de pareja, sin que ésta despierte pasión y atracción.
    • La rutina o el aburrimiento en la relación.
    • Una baja autoestima, que puede estar acompañada por una sensación de no poder resultar atractivo o deseable.

Los problemas con el deseo sexual suelen requerir de una ayuda especializada por parte de un profesional. Sin embargo, para afrontar las etapas puntuales de falta de deseo puede ser de utilidad los siguientes consejos:

  • Mimarse y cuidarse. Es recomendable cuidar el propio cuerpo con el objetivo de mejorar el propio estado de ánimo y la propia autoestima, a la vez que se facilita la aparición del deseo en el otro. Al mismo tiempo, es importante conseguir que el otro se sienta bien en su propio cuerpo, evitando las críticas o juicios sobre su forma y estado físico.
  • Buscar momentos de encuentro placentero en la pareja, como un paseo, una cena o compartir una actividad agradable.
  • Abordar el encuentro sexual como un momento de disfrute y placer mutuo.
ORIENTACIÓN Y CONSEJO

El Seguro de Salud de MAPFRE incluye un servicio de Orientación Psicológica Telefónico, a través del cual un equipo cualificado de psicólogos nos puede orientar de manera personalizada. Para saber más, puedes pinchar aquí.