La curación espontánea de las heridas empieza de inmediato tras su aparición. Las heridas que afectan sólo a la epidermis curarán sin dejar rastro siempre y cuando se cuiden bien (manteniéndose limpias, sin exposición al sol…). En cambio, cuando la lesión afecta por lo menos a la dermis, se producirá un fenómeno de “cicatrización”, que se define como el proceso de reparación de una herida o pérdida de sustancia mediante la formación de una cicatriz (tejido fibroso neoformado), quedando una señal o marca permanente.

La cicatrización

El fenómeno de la cicatrización puede ser:

  • Proporcional, dando lugar a una cicatriz normotrófica: son frecuentes en heridas grandes localizadas en articulaciones o pliegues de la piel donde se produce una contracción del tejido durante el proceso de curación.
  • Deficitario, generando una cicatriz atrófica: cicatriz de poco espesor con marcada delgadez de la epidermis que la cubre; o heridas crónicas: heridas que no cierran.
  • Excesivo, originando una cicatriz hipertrófica: con proliferación excesiva de tejido conjuntivo colágeno, lo que condiciona una prominencia de la misma sobre la superficie en la que asienta. Son gruesas y están enrojecidas.
  • Exuberante o exagerado, causando un queloide: cicatriz hipertrófica patológica que sobrepasa la piel circundante, formando un relieve en cuya periferia aparecen prolongaciones radiadas (como “patas de cangrejo) que invaden la piel sana. Tienen tendencia a desaparecer tras la resección quirúrgica. Existe una predisposición genética a padecerlas.

El tejido cicatricial normal tiene una apariencia diferente a la del resto de la piel, debido a que no presenta vello y no tiene células pigmentarias (melanocitos) ni glándulas sudoríparas/sebáceas.

Con posterioridad, tiene lugar el proceso de remodelamiento o maduración, que puede extenderse hasta dos años y tiene como objetivo madurar el tejido hasta su forma óptima, es decir, con células bien diferenciadas y con un relleno extracelular organizado. Por ello, las cicatrices, poco a poco, con el paso de los meses y los años, se disimulan más, es decir, son más finas, más planas y de coloración nacarada, menos perceptible.

Las cicatrices, especialmente las más aparatosas y/o las que se asientan en el rostro, pueden causar un impacto psicológico de importancia en las personas que las padecen.

¿Cómo se tratan?

En primer lugar, se debería destacar que no es posible eliminar de forma completa una cicatriz, pero los tratamientos existentes sí pueden contribuir a mejorar mucho su aspecto. El éxito del tratamiento dependerá principalmente del tipo, tamaño naturaleza y localización de la cicatriz, entre otros aspectos importantes.

En primer lugar, los consejos que pueden ayudar a que la cicatriz no empeore se basan en el uso de protección solar de factor elevado (evitando con ello que la cicatriz se oscurezca por exposición a la radiación solar) o en evitar la tensión/estiramientos de la zona afectada.

Tipos de tratamientos

  • Uso de silicona: tanto en gel como en láminas. Tratamiento no invasivo de referencia.
  • Tratamientos con inmunomoduladores (Imiquimod): su mecanismo de acción se basa en inducir la proliferación local de citoquinas proinflamatorias (INF-a, TNF-a) con capacidad para disminuir la síntesis de colágeno formador de la cicatriz.
  • Inyecciones de corticoides intralesionales (dentro de la cicatriz): disminuyen la inflamación e inhiben la proliferación de las células denominadas fibroblastos (que sintetizan el colágeno que forma la cicatriz).
  • Terapia compresiva: (popularizada en los años 70). Los vendajes compresivos deben diseñarse de forma individualizada. Sólo puede usarse en determinadas zonas corporales.
  • Crioterapia: se puede aplicar en forma de spray, aplicando ciclos de congelación/descongelación de 10-30 segundos.
  • Radioterapia: la modalidad más utilizada es la radioterapia con baño de electrones.
  • Terapia con láser: neodimio YAG, argón, láser de dióxido de carbono…
  • Cirugía: tratamiento que debe considerarse como última opción.

 

Lo que debes saber…

  • El tejido cicatricial normal tiene una apariencia diferente a la del resto de la piel, porque presenta vello y no tiene células pigmentarias (melanocitos) ni glándulas sudoríparas/sebáceas.
  • No es posible eliminar de forma completa una cicatriz, pero los tratamientos existentes sí pueden contribuir a mejorar mucho su aspecto.
  • Los consejos que pueden ayudar a que la cicatriz no empeore se basan en el uso de protección solar de factor elevado (evitando con ello que la cicatriz se oscurezca por exposición a la radiación solar) o en evitar la tensión/estiramientos de la zona afectada.

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