La rosácea es una enfermedad inflamatoria de la piel, de carácter crónico y recurrente, es decir, con periodos de mejoría que alternan con otros de empeoramiento. Aunque sus manifestaciones pueden ser muy aparatosas, estamos ante una enfermedad benigna, pero debido a su repercusión estética y a las molestias asociadas puede causar gran malestar emocional e impactar en la calidad de vida del paciente.

¿Cómo se manifiesta la rosácea?

La rosácea aparece en la cara, afectando a la zona central: nariz, mejillas, frente y ojos. Las manifestaciones cutáneas clásicas de la rosácea son:

  • Eritema o el enrojecimiento de la piel
  • Flushing o rubefacción
  • Telangiectasias, pequeñas venitas dilatadas rojizas
  • Lesiones sobreelevadas como pápulas, pústulas, nódulos. Cuando no existen este tipo de lesiones, la enfermedad se denomina cuperosis y no rosácea.

Según el tipo de lesiones que predominen, la rosácea se clasifica en diferentes subtipos, siendo posible que los pacientes pasen de padecer un tipo de rosácea a otro.Es frecuente que los pacientes refieran sensación de ardor y tirantez en la piel e hinchazón (edema facial), con intolerancia a las cremas cosméticas, que acentúan los síntomas de irritación cutánea.
En el ojo pueden afectar la conjuntiva (enrojecimiento) y la córnea, apareciendo síntomas similares como picor o sensación de “cuerpo extraño”.
La rinofima es una manifestación de la rosácea en la que se produce un engrosamiento y deformidad de la nariz. Es más frecuente en los hombres que en las mujeres.

¿Cuál es su causa y cómo empeora?

Se desconoce la causa exacta de la rosácea. Se han implicado factores genéticos, infecciosos, inmunológicos, ambientales y alteraciones en la neurovascularización, entre otros.
Lo que sí se conoce es que existen factores que claramente la empeoran o agravan y pueden desencadenar las lesiones:

  • Cambios de temperatura, especialmente los cambios bruscos de frío y calor.
  • Alcohol y tabaco.
  • Alimentos: picantes, chocolate, especias como la mostaza, algunas frutas como el aguacate, alimentos ricos en histamina, lácteos.
  • Exposición al sol, empeora en verano.
  • Actividad física intensa.
  • Estrés, ansiedad.
  • Medicamentos.
  • Productos cosméticos, especialmente aquellos que tienen irritantes como la acetona o propilenglicol.

El diagnóstico es clínico, es decir, las lesiones son características y de fácil identificación. Para diferenciarla del acné, un dato importante es que no se observan los comedones (los puntos negros y puntos blancos típicos del acné). La historia médica del paciente ayuda a determinar los factores que la empeoran, el tiempo de evolución, brotes y duración, para valorar la gravedad y planificar las opciones de tratamiento. El dermatólogo es el especialista que diagnostica y trata la rosácea.

Tratamiento para controlar la rosácea

Hay que tener claro que la rosácea se trata de una enfermedad crónica y que hoy en día no hay un tratamiento curativo definitivo, pero se pueden mejorar las lesiones y mantener la enfermedad bien controlada. El tratamiento se basa en una serie de medidas generales junto a un tratamiento específico.
Entre las medidas generales se incluyen:

  • Evitar los factores agravantes/desencadenantes identificados por el paciente.
  • Protección solar alta (evitando los protectores que tengan base alcohólica pues son irritantes.
  • Evitar productos irritantes (jabones, cosméticos) e hidratar a diario la piel con emolientes.
  • Abandonar el tabaco y el alcohol.

La indicación de tratamiento médico (tópico u oral) vendrá determinado por el tipo de rosácea, sobre todo, si es o no inflamatoria.

  • Tratamiento tópico (cremas): indicado en cuperosis y lesiones menos inflamatorias en general. Los principales tratamientos tópicos son el metronidazol en crema o gel, la ivermectina en crema, o la bromonidina en crema.
  • Tratamiento oral: indicado en la rosácea inflamatoria (cuando hay pápulas, pústulas o nódulos). Se utilizan fundamentalmente antibióticos orales como metronidazol o tetracilinas (minoclcina, doxiciclina)
  • Láser: puede emplearse para eliminar el enrojecimiento y las dilataciones capilares (telangiectasias).

Por último, existen marcas específicas de maquillajes correctores muy cómodos para uso diaria específicos para pacientes con rosácea con muy buen resultado estético para cubrir las lesiones.

Lo que debes saber…

  • Las manifestaciones cutáneas clásicas de la rosácea son el enrojecimiento de la piel, el flushing (rubefacción), las telangiectasias (pequeñas venitas dilatadas rojizas) y lesiones sobreelevadas (pápulas, pústulas, nódulos).
  • Aunque sus manifestaciones pueden ser muy aparatosas, estamos ante una enfermedad benigna.
  • No hay un tratamiento curativo, pero se pueden mejorar las lesiones y mantener la enfermedad bien controlada, con tratamiento tópico (cremas), oral (antibiótico) o láser.