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El bebé cada vez es más curioso tanto con el entorno como con él mismo. Explora su cuerpo y toma conciencia de él mismo paulatinamente: primero las manos y luego los pies. Los mueve continuamente, al principio de esta etapa el bebé los ve pasar por su campo visual pero no sabe que son suyos. Será el «ensayo-error» en movimientos e intenciones lo que hará ser consciente al lactante de todas las partes de su cuerpo.

También empiezan a descubrir las partes del rostro: orejas, se estiran del pelo, se tocan los genitales. Todo forma parte de una evolución correcta y el inicio de la conciencia de sí mismo.

Hasta el final de esta etapa no empieza a tener conciencia del «yo» y suele pensar que mamá y él son una misma cosa.

A los seis meses se aprecia un despegue muy importante en la interacción con los adultos y empieza a llamar la atención de sus padres de una manera más consciente: balbuceo, gritos, sonrisas, movimientos de alegría.

Aunque cada bebé es un mundo, a los seis meses ya es habitual que no se despierten tanto por la noche, haciendo de 8 a 10 horas de un tirón. Esto se debe a que el hígado del bebé ya puede almacenar más glucosa y puede aguantar más tiempo sin comer. Es importante el descanso diurno con una o dos siestas de 1-2 horas si el bebé las demanda.

La alimentación ocupa una gran parte del tiempo. Si la madre lo amamanta, estará gran parte del día dedicada a alimentar a su hijo.

Debe acudir a su pediatra

  • Si el bebé tiene un comportamiento muy irritable: llora la mayor parte del tiempo y cuesta mucho que lo consuelen.
  • Si es un bebé muy poco activo: con más de tres meses se pasa todo el día durmiendo y sin demandar su atención.
  • Si no fija la mirada, ni balbucea, ni sonríe a los tres meses.