¿Qué es?

Es el paso de orina desde la vejiga a los uréteres y/o riñones, en función de la gravedad.

En condiciones normales, la orina se forma en el riñón, de allí pasa a los uréteres, a la vejiga y de la uretra al exterior. La unión de la vejiga con cada uréter se llama unión vesicoureteral y su función es impedir el paso contrario de la orina (de vejiga a uréteres).

Se dice que hay reflujo cuando falla este mecanismo y la orina retorna a los uréteres y/o al riñón desde la vejiga.

Causas

La causa es una malformación de las vías urinarias a nivel de la unión vesicoureteral. El bebé presenta el defecto desde el nacimiento. Lo más habitual es que se cure sola con el tiempo.

Síntomas

El reflujo como tal no produce síntomas pero puede ser causa de pielonefritis de repetición (infección e inflamación del riñón).

Puede ser causa también de la hidronefrosis (los uréteres se hinchan y se llenan de orina).

Existen cinco niveles de reflujo vesico-ureteral en función de la afectación y la gravedad. Será tanto más grave el reflujo cuanto mayor sea el grado:

  1. Sólo hay reflujo, no lleva al riñón ni hay dilatación de uréteres
  2. El reflujo de orina llega al riñón pero no dilata la vía urinaria
  3. Existe un reflujo importante que causa dilatación leve
  4. Reflujo grave que dilata casi toda la vía urinaria
  5. Reflujo muy grave que dilata las vías urinarias al completo

Diagnóstico

El diagnóstico de reflujo se realiza de forma casual cuando un niño menor de cinco años padece una pielonefritis y se realiza un estudio para descartar si presenta o no reflujo vesico-ureteral.

El procedimiento que se utiliza para estudiar la presencia de reflujo es la cistografía o cistouretrografía (CUMS) y consiste en meter por la uretra, con una sonda, un contraste visible en la radiografía. Se considera normal la prueba si los uréteres no se rellenan con esa sustancia (no se ven en la radiografía). También puede sospecharse esta malformación durante las ecografías rutinarias del embarazo.

Tratamiento

Los grados I, II y III suelen curar solos con el tiempo alrededor de los 5 años. Mientras se espera la curación y se va controlando con pruebas de imagen al niño se le debe dar un antibiótico profiláctico para prevenir posibles pielonefritis.

Si el reflujo no desaparece a los cinco años o bien es un reflujo grado IV o V se debe recurrir a la cirugía.

La prevención de nuevas pielonefritis es muy importante porque al curarse la inflamación del riñón produce una cicatriz que puede comprometer la función renal.