Existen  multitud de teorías del envejecimiento, para explicar cómo y por qué envejecemos, y ninguna de ellas explica a la perfección el proceso de envejecer.  Las hay que lo explican por los efectos de factores extrínsecos (tabaco, alcohol, tóxicos ambientales, sobrecargas laborales, dieta, sedentarismo) y las hay que lo hacen por estímulos intrínsecos al individuo.

Teorías del envejecimiento intrínsecas

Respecto las teorías intrínsecas, las hay que intentan explicar el envejecimiento como consecuencia de alteraciones “tóxicas” aleatorias que se ocasionan a lo largo del tiempo, y que se acumulan en el organismo; estas son:

  • Teoría del error catastrófico: errores en la replicación del material genético, que se van acumulando, causando aberraciones en la producción de proteína, con el consecuente fallo de función.
  • Teoría del entrecruzamiento: las proteínas se “deterioran” con el tiempo, cruzándose con otras moléculas del organismo, de forma que no pueden ejercer correctamente su función.
  • Teoría del desgaste: el acumulo de daño en las partes vitales de los organismos vivos comporta a lo largo la perdida de función y muerte.
  • Teoría de los radicales libres o del estrés oxidativo: el envejecimiento se produce por una falta de protección de la oxidación ambiental; el proceso para obtener energía de la oxidación tiene como residuo los llamados radicales libres, moléculas altamente reactivas con el resto de proteínas y otras sustancias. Al reaccionar con ellas las alteran, de forma que ya no pueden trabajar de forma correcta.

Teorías del envejecimiento predestinación

Las teorías del envejecimiento de predestinación son las que intentan explicar el proceso de envejecer como parte de la evolución y crecimiento de los organismos, ligado principalmente a factores genéticos. Las principales son:

  • Teoría del marcapasos o del reloj: La involución de los sistemas inmune y endocrino estaría regulada para producirse en momentos determinados de la vida, actuando como un “reloj biológico”.
  • Teoría genética: se basaría en la existencia de uno o varios genes que codificarían el proceso de envejecer.

Para todas estas teorías se han hallado evidencias científicas que las respaldan en parte; sin embargo, ninguna de ellas ha demostrado que pueda ser la principal para explicar el envejecimiento. Y lo más importante, a través de ninguna de ellas se ha podido desarrollar ningún tratamiento para disminuir de forma clara y eficaz los efectos del tiempo, ni alargar la longevidad.

De momento, y hasta que no haya más información al respecto, podemos pensar que el envejecimiento se produce por el efecto combinado de las lesiones al organismo y de los mecanismos de defensa, en un individuo con una carga genética determinada. Es decir, todas las teorías tienen su parte de razón, y ninguna de ellas puede explicar en su totalidad el proceso de envejecer.

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