Fase inicial

La fase inicial de la enfermedad puede durar unos dos años y en ella suelen aparecer fallos en la memoria reciente, desinterés, humor deprimido, cambios en la personalidad, episodios leves de desorientación y falta de adaptación a situaciones nuevas. En esta fase es difícil de diagnosticar la demencia, ya que en muchas ocasiones estos síntomas se atribuyen al efecto esperado del envejecimiento. En esta fase empiezan a aparecer dificultades para la realización de las actividades instrumentales de la vida diaria (manejo del dinero, cocinar, usar el trasporte público, etc.).

Fase intermedia

La fase intermedia puede desarrollarse durante 3-5 años. La pérdida de la memoria es más importante y afecta no solo a la memoria reciente sino también a la remota. Aparecen alteraciones del lenguaje, la escritura, la lectura, el cálculo, se desaprenden acciones y actividades comunes (apraxias) y se olvidan personas, lugares y objetos antes familiares (agnosias). El paciente muestra dificultad con el aseo, el vestir o la comida. Pueden aparecer síntomas psicóticos (pensamientos aberrantes, fantasías, alucinaciones).

En esta fase el paciente tiene dificultades para mantener sus relaciones sociales y es incapaz de mantener una discusión sobre un problema. Se inicia la pérdida de la capacidad para llevar a cabo las actividades básicas de la vida diaria.

Fase terminal

En la fase terminal (demencia grave) el enfermo es incapaz de andar, se inmoviliza, aparece incontinencia urinaria y fecal y no puede ejecutar ninguna actividad de la vida diaria, con alta dependencia para todas y cada una de estas actividades. El lenguaje se hace ininteligible o presenta mutismo. Se puede producir disfagia y hay riesgos de atragantamiento, neumonías, deshidratación, malnutrición y úlceras por presión. Los enfermos pueden permanecer en cama y suelen fallecer de una neumonía u otra infección intercurrente.

Dependiendo del tipo de demencia la clínica será de inicio más brusco o progresivo y se afectarán antes áreas del lenguaje, de habilidades motoras (las praxias), de memoria o de control del comportamiento.

Síntomas

Existen unos síntomas que pueden hacer sospechar la presencia de una demencia de inicio y ante los cuales es recomendable consultar al médico de familia o al neurólogo. Estos son:

  • Pérdidas de memoria que afecten a la vida habitual, como citas, nombres, números de teléfono, repetir las mismas preguntas, olvidar las facturas que ha pagado.
  • Dificultades en realizar tareas habituales: olvidar los ingredientes de comidas, manejo de dinero y cuentas bancarias, uso del teléfono, control de medicamentos, uso de medios de transporte habituales.
  • Problemas de lenguaje: dificultad para recordar el nombre de algunas cosas, sustitución de unas palabras por otras, inventar palabras sin sentido.
  • Desorientación en tiempo y lugar: olvido de fechas, perderse por calles o lugares conocidos, tener problemas para conducir.
  • Pobreza de juicio: conductas anómalas, vestidos inapropiados, por ejemplo salir a la calle en invierno sin abrigo.
  • Problemas de pensamiento abstracto: olvido del significado del dinero, problemas en interpretar semejanzas o refranes.
  • Perder cosas importantes o ponerlas en lugares inadecuados: llaves en la nevera, cambiar el dinero de sitio (y culpar a terceros).
  • Cambios frecuentes e inesperados en el estado de ánimo y conducta: tristeza, agresividad, comportamiento social inapropiado, llanto fácil o risa en momentos inadecuados.
  • Cambios de personalidad reciente, suspicacia, temor.
  • Pérdida de iniciativa en la vida laboral y diaria con pasividad y necesidad de estímulos constantes. Le cuesta opinar, tomar decisiones, organizar actividades o afrontar situaciones nuevas. Se pone todos los días la misma ropa. Disminuye el interés por aficiones previas.