El tratamiento para la ansiedad psicológico más frecuentemente valorado es la terapia cognitiva, que incluye educación sobre la ansiedad, entrenamiento respiratorio y progresiva relajación muscular, reestructuración cognitiva para abordar la preocupación inadaptada de la ansiedad y exposición gradual para que el paciente practique maniobras para sobrellevar situaciones preocupantes.

Tratamiento farmacológico con benzodiacepinas

En cuanto a las terapias farmacológicas, las benzodiacepinas son unas sustancias especialmente útiles en reacciones de estrés aguado ante determinadas situaciones pero están menos indicadas en pacientes con síntomas crónicos de ansiedad.

Durante muchos años se emplearon las benzodiacepinas como las sustancias de elección en este tipo de trastornos. Sin embargo, en los años 80 una serie de trabajos pusieron de relieve los peligros que entrañaba el tratamiento prolongado con esta sustancia, particularmente en los ancianos. Entre estos destacaban:

  • El riesgo de dependencia y la aparición de síndromes de abstinencia y fenómenos de tolerancia
  • La afectación del rendimiento cognitivo y la aparición de sedación excesiva
  • Aumento del riesgo de caídas.

Posteriormente, se ha reconocido que sí juegan un papel importante en el tratamiento de los trastornos de la ansiedad pero las dosis deben ser muy leves y alrededor de 6 semanas como máximo para evitar efectos adversos.

Lorazepam y Oxacepam

Si por alguna causa se decide iniciar tratamiento con benzodiazepinas en un anciano, las de elección son el lorazepam y el oxacepam, por su vida media más corta, la ausencia de metabolitos activos y porque la edad no se asocia con trastornos en su eliminación.

Prácticamente desde el comienzo del empleo clínico de los antidepresivos se descubrió que estos fármacos eran útiles en el tratamiento para la ansiedad, especialmente las crisis de pánico y los trastornos obsesivo-compulsivos. Sin embargo, los efectos adversos de estos fármacos hacen que su empleo en pacientes ancianos tenga que ser especialmente prudente.

Inhibidores selectivos de la receptación de la serotonina

La segunda generación de antidepresivos, especialmente los inhibidores selectivos de la receptación de la serotonina (o ISRS), han demostrado su eficacia en los trastornos por ansiedad en pacientes jóvenes, lo que permite suponer que son igualmente eficaces en pacientes ancianos. Para el empleo en trastornos de ansiedad se aplican las mismas consideraciones que para el tratamiento de la depresión, incluyendo la latencia de respuesta, es decir, el retraso en la aparición de la mejoría clínica de entre 15 días y 6 semanas. El tratamiento se debe iniciar con dosis bajas:

  • 5-10 mg/día de Citalopram o Paroxetina
  • 5 mg/día de Escitalopram

Se inicia con dosis bajas para evitar exacerbar los síntomas de ansiedad y asegurar la tolerancia al tratamiento. Hablamos de alrededor de 1 semana desde el inicio para ir aumentándolas de forma paulatina hasta la dosis eficaz más baja. Tras 4-6 semanas se debe evaluar la respuesta, y en caso de no ser satisfactoria, aumentar la dosis progresivamente.

Tratamiento conjunto de benzodiacepina e ISRS

Es habitual el empleo simultáneo de una benzodiacepina y un ISRS al inicio del tratamiento, para retirar la primera cuando los síntomas han cedido, prosiguiendo posteriormente el tratamiento con el antidepresivo durante un periodo más prolongado, generalmente de un año. Después se procede a la retirada progresiva vigilando la reaparición de los síntomas.

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