La planificación del tratamiento debería comenzar con una evaluación que se centralice en la identificación de la ingesta de cualquier droga que predisponga a la aparición de depresión. El tratamiento de la causa de base o la suspensión del fármaco causante es necesario, pero por lo general no es suficiente para lograr la remisión de la depresión. Los antidepresivos, la psicoterapia o ambos son necesarios y su combinación es la opción terapéutica preferida para la depresión en el anciano; sin embargo, la farmacoterapia o la psicoterapia como únicas medidas son alternativas aceptables si la depresión es leve.

La psicoterapia como tratamiento de la depresión

La psicoterapia, en muy diversas formas (terapias cognitivas, interpersonales, psicodinámicas, etc.), tiene un papel importante en tratamiento de la depresión en el anciano en casos de intensidad leve o moderada dentro de un abordaje integral del problema.

Fármacos para la depresión

Los fármacos antidepresivos, con un importante desarrollo en los últimos años, son conocidos desde hace décadas por su alta eficacia en el tratamiento de la depresión. El anciano presenta algunas peculiaridades cuando se usan estos fármacos.

Por una parte son extremadamente sensibles a algunos efectos secundarios presentes en varios de estos fármacos: empeoramiento cognitivo, efectos cardiovasculares, urinarios, sedación,… Por otra parte pueden presentar varias enfermedades acompañando a la depresión, que sean sensibles a estos efectos adversos: cardiopatía, demencia, hipertrofia de próstata,… Además, pueden estar tomando otros fármacos que interaccionen de forma adversa con el antidepresivo, disminuyendo su efecto o potenciando los efectos secundarios.

Por todas estas razones la elección del antidepresivo debe ser ajustada a las características del paciente por parte del médico de atención primaria, psiquiatra o geriatra, que son los profesionales más frecuentemente implicados en estas situaciones.

El primer paso es abordar cualquier padecimiento físico (dolor, limitaciones, etc.) y valorar la continuación de cualquier medicamento que pueda estar empeorando los síntomas.

La terapia con antidepresivos se debe monitorizar cuidadosamente por sus efectos secundarios, los cuales pueden ser más frecuentes en los ancianos, así como por las interacciones con otros fármacos que pudiera tomar el anciano. Los médicos generalmente prescriben dosis más bajas de antidepresivos para las personas mayores e incrementan la dosis en forma más lenta que en los adultos más jóvenes.

Entre los antidepresivos, los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS) y los que inhiben la recaptación de serotonina y noreadrenalina (llamados mixtos) son los de primera elección. Las dosis iniciales deberían ser bajas, aunque pueden aumentarse lentamente hasta alcanzar aquellas utilizadas en personas más jóvenes.

Para la depresión iniciada por un agente estresante se recomienda la psicoterapia sola o la combinación con agentes farmacológicos. Es más probable que la depresión menor responda mejor a formas de intervención no específicas que otras formas de la enfermedad. En estos casos es apropiada la observación cercana durante al menos 2 semanas. Sin embargo, si los síntomas persisten, el tratamiento de elección es la combinación de ISRS más psicoterapia.

Se deben indicar dosis apropiadas de los agentes elegidos durante al menos 4 semanas antes de intentar con un nuevo agente o calificar a la terapéutica como ineficaz. Si la respuesta es escasa, se puede intentar con el incremento de la dosis, antes de cambiar o asociar otro fármaco.

La depresión en ancianos puede ser un trastorno recurrente; para su mantenimiento, las dosis de los antidepresivos empleados deben ser las mismas que para el tratamiento. En los casos que presentan un solo episodio depresivo, el tratamiento farmacológico debería durar al menos un año. Los pacientes con tres episodios o más durante su vida deberían recibir terapia farmacológica de mantenimiento durante al menos tres años.

Recomendaciones

Para manejar mejor la depresión en el hogar, los ancianos deben seguir una serie de recomendaciones:

  • Hacer ejercicio regularmente, buscar actividades agradables y mantener buenos hábitos de sueño.
  • Aprender a vigilar los signos tempranos de depresión y saber cómo reaccionar si empeoran.
  • Minimizar el consumo de alcohol y evitar las drogas psicoactivas. Estas sustancias pueden hacer que la depresión empeore con el tiempo y también pueden alterar el juicio respecto al suicidio.
  • Rodearse de personas que sean cariñosas y positivas.
  • Hablar de sus sentimientos con alguien en quien se confíe.
  • Tomar los medicamentos correctamente y aprender la forma de manejar los efectos secundarios.

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