Qué son las quemaduras solares

La quemadura solar es una lesión aguda de la piel producida por la radiación solar. En nuestro medio son una de las lesiones agudas más frecuentes. Los niños con pieles poco pigmentadas (grupo I y II) y los lactantes constituyen los grupos de mayor riesgo.

Causas

La quemadura solar está provocada por la radiación solar ultravioleta. La exposición excesiva a estas radiaciones provoca alteraciones en la epidermis causando inflamación. La época estival es rica en este tipo de lesiones por la elevada exposición al sol y las actividades al aire libre en la playa o la montaña.

Hay que recordar que más del 90% de las quemaduras solares en los niños se producen en presencia de sus cuidadores.

Afortunadamente, es una situación que puede prevenirse, tomando una serie de precauciones.

Cómo prevenir las quemaduras solares

  • Aplicar crema solar al menos 30 minutos antes de la exposición solar. En verano se debería aplicar siempre que los niños vayan a hacer una actividad al aire libre: jugar, excursiones, piscina, paseo…
  • Lo más recomendable es un filtro solar como mínimo de 30.
  • Hay que repetir la aplicación de filtro solar cada hora o al salir del agua.
  • Es importante llevar al niño bien equipado con gorra y gafas de sol.
  • Se debe evitar la exposición directa al sol entre las 12 y las 16 horas.
  • Los niños menores de 6 meses no deben recibir los rayos directos del sol.
  • En un día nublado los rayos solares también son dañinos y se deben tomar las mismas precauciones.

Síntomas

Los síntomas de la quemadura solar aparecen a las 2-4 horas tras la exposición solar. Se observa un enrojecimiento de la piel, dolor en la zona de la quemadura, molestias al mover la zona y ligero hinchazón. Los síntomas son más intensos a las 24 horas tras la exposición. En situaciones de mayor gravedad la quemadura puede producir ampollas.

El mayor problema de las quemaduras solares es que, con los años, incrementa de manera exponencial el riesgo de padecer cáncer de piel. La radiación solar es acumulativa y, cuánto más pequeños sean los niños que padecen quemaduras solares, más aumenta el riesgo de padecer cáncer de piel.

Tratamiento

El tratamiento va dirigido a calmar los síntomas de la quemadura y restaurar el aspecto de la piel.

Es importante hidratar muy bien al niño, ofreciéndole gran cantidad de líquidos para prevenir la deshidratación. Para aliviar el dolor se le pueden administrar analgésicos y, si la inflamación de la piel es muy exagerada, el pediatra le puede recetar una crema con hidrocortisona.

Los baños de agua fresca y las cremas específicas para después del sol también pueden ayudar a que el niño esté más confortable.

Los signos de alarma para acudir a urgencias tras una quemadura solar son:

  • Aparición de fiebre alta.
  • Una gran superficie corporal está con signos de quemadura.
  • El niño tiene mal aspecto.
  • En la quemadura han aparecido ampollas.

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