El pensamiento lateral  es un tipo de pensamiento creativo que busca  soluciones a  problemas que no siguen las pautas lógicas y que se apoya en ideas que se salen de lo habitual.
László József Bíró, un periodista húngaro, cansado de los borrones y otros problemas que le daba su pluma, intentó crear un nuevo instrumento para escribir. En todos los métodos que inventaba se atascaba la tinta. Pensaba, pensaba y pensaba. Un día, dando un paseo, vio a unos niños jugando con canicas sobre un suelo lleno de charcos. La línea húmeda sobre la superficie seca del pavimento hizo que le llegara instantáneamente la idea, como por arte de magia: una bola que dosificaba el flujo de tinta. Fue la creación del bolígrafo (o birome, como se denomina en Argentina en honor a su creador).

¿De dioses o de mortales?

La creatividad es una de las potencialidades más elevadas y complejas del ser humano. Tiene que ver con buscar soluciones originales a problemas concretos. Steve Jobs, Ludwing Van Beethoven, Marie Curie… sin duda fueron referentes. Sin embargo, esta capacidad no únicamente está circunscrita a artistas o genios fuera de lo común, sino que es algo muy útil para todas las personas en los más variados contextos (familiar, laboral, académico, social…).
Desde la década de los 50 se ha empezado a considerar la creatividad como una capacidad intelectual más. De hecho, es considerada una forma de inteligencia.

¿Lo mejor de todo esto? Puede desarrollarse con el entrenamiento adecuado. Y cuanto más la desarrollemos, mejor gestionaremos nuestras vidas.

Pensamiento vertical y pensamiento lateral

Somos creativos cuando pensamos de forma diferente. Pero, ¿qué tipos de pensamiento existen?
El pensamiento vertical, también llamado convergente, parte de lo racional, de la lógica, del ensayo-error. Piensa secuencialmente una cosa tras otra y está basado en el análisis y el concepto de las soluciones únicas. Es habitualmente utilizado por científicos y matemáticos.
En cambio, el pensamiento lateral o divergente es un pensamiento más libre y asociativo. Permite la resolución de problemas de una manera indirecta y con un enfoque creativo. Se basa en tres factores:

  • La fluidez: es la capacidad de generar un gran número de soluciones potenciales a partir de un estímulo único.
  • La originalidad: Es la capacidad de producir ideas raras, curiosas y remotas.
  • La flexibilidad: Permite replantear situaciones, reinterpretar, cambiar, alejándose de normas o dogmas fijos.

Es importante señalar que ambos tipos de pensamiento son complementarios. No podemos prescindir de ninguno del otro. El pensamiento lateral fomenta nuestro ingenio y el vertical nuestra lógica.

Los enemigos de la creatividad

  • El efecto Einstellung: es la tendencia de la mente a utilizar la solución más habitual, la más conocida y segura. Hacer las cosas como siempre. “Más vale malo conocido que bueno por conocer”.
  • El perfeccionismo: nos somete a la tiranía de lo imposible de conseguir.
  • El miedo: necesitamos que nuestro mundo sea seguro y previsible, por eso evitamos lo que nos asusta. Sin embargo, encerrarnos en la famosa “zona de confort” nos lleva a estancarnos y bloquear nuestra creatividad.

Los amigos de la creatividad

Cada persona tiene un potencial más o menos creativo que depende de factores cognitivos (facultades mentales, conocimientos…), psicológicos (personalidad, motivaciones, emociones…) y del contexto (familia, escuela, amigos…). Sin embargo, hay rasgos que pueden potenciarse:

  • La perseverancia.
  • La toma de riesgo.
  • El inconformismo.
  • El individualismo o predisposición a tener creencias distintas a la mayoría, sin importar el juicio ajeno por salirse de lo convencional.
  • La apertura a la novedad.
  • La capacidad para jugar, explorar.

El proceso creativo

El proceso de crear tiene unas fases, aunque pueden ser diferentes en cada persona o pueden entremezclarse.

  • Preparación: es el planteamiento del problema y la recopilación de información sobre el tema. Hacerse preguntas, abrir posibilidades, mirar desde diferentes ángulos…
  • Incubación: se detiene el proceso de información y se aparca el problema, se deja en stand-by. Se hacen otras cosas, pero nuestro inconsciente continúa trabajado de alguna manera. Escuchar música, leer, ir al cine… estimulan las emociones y potencian la imaginación.
  • Iluminación: aparece súbitamente la revelación desde el inconsciente, la solución a nuestro problema. Es el efecto “eureka”.
  • Verificación: se evalúa y se elabora la lo creado.
  • Técnicas imprescindibles del pensamiento lateral
  • Cuestionamiento.
  • Ampliar alternativas.
  • La provocación: usar ideas descabelladas desde la fantasía y ver después si se puede sacar de ella alguna idea coherente y útil.
  • La importancia del azar: aprender a utilizar lo casual, como en el ejemplo de la creación del bolígrafo.
  • La motivación: busca tu “estado de flow”, aquel en el que estás tan inmerso e interesado en una tarea que se te olvida el mundo y pierdes la noción del tiempo.

Consejos para potenciar la creatividad

  • Exponte a todo lo creativo, déjate llevar por los profesionales de la creatividad: Visita galerías de arte, ve a conciertos, lee libros de todo tipo, ve al cine, ópera, teatro… Potencia tu curiosidad.
  • Permítete momentos de soledad para pensar y conectar con lo que has hecho durante el día. Imagina.
  • Libera endorfinas: disfruta de espacios naturales, practica algún deporte, mira las estrellas…
  • Rodéate de personas creativas. Participa en grupos, implícate tanto presencial como telemáticamente en actividades relacionadas con la creación.
  • Fomenta la actitud creativa con los niños u otros miembros de tu entorno. Que te vean pintar, o leer o escribir, para posibilitar un contexto propicio.
  • Date la libertad para fracasar o incluso hacer el ridículo en tus intentos creativos y en los de las personas de tu alrededor. Asume riesgos. No prejuzgues, refuerza las alternativas, ve más allá de lo habitual.
  • No abandones. Insiste, persevera. En palabras de Beckett, “prueba otra vez. Fracasa otra vez. Fracasa mejor”.

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Lo que debes saber…

    • La creatividad es considerada una forma de inteligencia y lo mejor de todo es que puede desarrollarse con el entrenamiento adecuado. Y cuanto más la desarrollemos, mejor gestionaremos nuestras vidas.
    • Somos creativos cuando pensamos de forma diferente. ¿Y qué tipos de pensamiento existen? El pensamiento lateral fomenta nuestro ingenio y el vertical nuestra lógica.
    • El potencial más o menos creativo de cada persona depende de factores cognitivos (facultades mentales, conocimientos…), psicológicos (personalidad, motivaciones, emociones…) y del contexto (familia, colegio, amigos…). Pero hay rasgos que pueden potenciarse.