Los tics nerviosos son similares a los espasmos, aunque también pueden ser sonidos repentinos incontrolables y pueden aparecer incluso en reposo. Mejoran tras el descanso nocturno y empeoran en situación de estrés, falta de sueño o fatiga.
No debemos confundir el tic con la distonía y la mioclonía. Si bien todos ellos podrían incluirse dentro de los trastornos del movimiento debidos a una alteración en una estructura cerebral llamada ganglios basales, existen unas peculiaridades que los diferencian entre sí.

  • Distonías: contracciones musculares mantenidas (no breves) y simultáneas de los músculos agonistas y antagonistas que ocasionan posturas anómalas en brazo, cuello, cara… y siempre en una única dirección. Afectan a cualquier zona corporal siendo la región cervical la más frecuentemente afectada en adultos. Pueden manifestarse también en la infancia.
  • Mioclonia: movimientos involuntarios, breves, bruscos y repentinos, a modo de sacudida o sobresalto. La mioquimia orbicular, por ejemplo, suele afectar a uno de los dos párpados, sobre todo al inferior. Se manifiesta como un temblor leve y transitorio que se autolimita en poco tiempo. Aparece súbitamente, dura un breve periodo de tiempo (segundos o minutos) y desaparece posteriormente. Es debido a la contracción benigna e involuntaria del músculo orbicular de los ojos, responsable del cierre ocular. Este músculo también se contrae al sonreír de forma natural, pero no en caso de sonrisa social o forzada.

Tipos de tics nerviosos

Los tics nerviosos pueden ser motores o vocales. Los motores son similares a espasmos como, por ejemplo, pestañear mucho, elevar los hombros, girar la cabeza, tocarse la nariz, hacer muecas, etc. Los tics vocales se refieren a ruidos y sonidos que produce la persona como, por ejemplo, movimientos guturales, carraspear, toser sin necesidad,

Además, en función de la duración del tic pueden clasificarse en crónicos, cuya duración puede ser superior a un año, o transitorios.

¿Cómo quitar un tic nervioso?

El tratamiento para un quitar un tic nervioso dependerá del tipo de tic, frecuencia y consecuencias para la persona afectada.

  • Si se trata de un tic motor discreto e infrecuente (sin ninguna otra alteración) es muy probable que no se indique ninguna pauta de actuación.
  • En caso de tics motores complejos o vocales se debe actuar médicamente para atenuar los síntomas y conductualmente mediante psicoterapia.
  • Cuando el tic se asocia a otras patologías como pueden ser un Trastorno por déficit de atención (TDH) o un Trastorno obsesivo compulsivo (TOC), el tratamiento es diferente debiendo intervenir un psiquiatra, neurólogo, médico de familia y psicólogo.

El tratamiento farmacológico debe ser tutelado médicamente. Generalmente se emplea un grupo de fármacos llamados neurolépticos, cuyo efecto beneficioso se manifiesta tardíamente por tratarse de unos fármacos de absorción lenta. El metabolismo puede alterarse por la ingesta alimentaria y por otros tratamientos relacionados con otros fármacos que pueda precisar el individuo (por ejemplo, los antiácidos). Puede estar indicado un tratamiento antidepresivo o ansiolítico para el control de la ansiedad secundaria. A pesar de que la respuesta al tratamiento no es inmediata suelen controlarse bien los síntomas. Si se abandona el tratamiento, existe empeoramiento clínico.

Síndrome de Gilles de la Tourette

Dentro de los tics debemos mencionar el Síndrome de Gilles de la Tourette (lleva el nombre del neuropsiquiatra francés que lo describió en el siglo XIX). Se trata de un trastorno neurológico de base genética que se manifiesta antes de los 18 años en forma de múltiples tics motores y vocales que perduran más de un año. Suele debutar con movimientos motores involuntarios de la cara, brazos o tronco. El primer síntoma suele ser un tic facial (parpadeo, elevación de las alas nasales, gesticulaciones…). Pueden añadirse otros tics. Estos tics son involuntarios, frecuentes, repetitivos y rápidos. Pueden aparecer tics vocales junto a los motores como gruñidos, carraspeos o gritos. Suele acompañarse de bajo rendimiento escolar y exclusión social por parte del propio individuo, en ambos casos se recomienda solicitar ayuda psicológica.

Lo que debes saber…

  • En casi la mitad de los casos los tics son de carácter leve y remiten espontáneamente. En estos casos no se requiere un tratamiento específico.
  • Sin embargo, en caso de una duración mayor de un año o aparición de nuevos tics añadidos al ya existente sí debemos recomendar una valoración médica.
  • Si se descarta una enfermedad orgánica que lo explique suele recomendarse un tratamiento psicológico para el control de los síntomas.

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