Asimismo, protege el iris y el cristalino de las agresiones externas. Es una potente lente de refracción, que permite aproximadamente unas dos terceras partes de la capacidad de adaptación del ojo para enfocar. Formada por tres capas distintas separadas por dos membranas, es el único órgano del cuerpo que carece de vasos sanguíneos que la irriguen, aunque sí está muy inervada, es decir, tiene multitud de terminaciones nerviosas. Se nutre de lágrima y del humor acuoso del ojo.

¿Cómo se produce?

La córnea puede sufrir diferentes alteraciones, como traumatismos, infecciones crónicas o alteraciones de la forma que disminuyen su transparencia y consecuentemente afectan a la capacidad visual. Cuando esto ocurre en muchas ocasiones la única solución posible es una queratoplastia o transplante de córnea.

La córnea basa su capacidad de refracción en su transparencia. Si por cualquier causa ésta se ve alterada, la capacidad visual disminuye. A continuación, se muestras casos en los que la transparencia puede verse afectada:

  • Las infecciones de repetición como las queratitis, causadas generalmente por bacterias o virus, pueden causar úlceras en la córnea, de manera que el tejido de cicatrización que se forme sea algo más opaco que el de la córnea sana original.
  • Los traumatismos o las quemaduras por sustancias químicas también pueden hacer que la córnea se torne más opaca.
  • Las distrofias corneales son un conjunto de enfermedades que causan una pérdida de la transparencia de la córnea sin que se haya producido ningún proceso inflamatorio. Son alteraciones que afectan a ambos ojos, que suelen aparecer en las primeras décadas de la vida y que avanzan lenta y progresivamente.
  • El queratocono es una degeneración corneal progresiva en la que la estructura hemisférica normal de la córnea se transforma en un cono a causa de un adelgazamiento de la zona central. Suele ser bilateral pero no simétrico y hace que la visión sea cada vez más borrosa a medida que va progresando.
  • La edad provoca que la córnea, como todo tejido, envejezca y pueda degenerar de diversas maneras, formando un arco periférico (gerontoxon o arco senil) que no afecta a la capacidad visual, o bien con una afectación difusa de motas grisáceas que tampoco suele afectar a la visión, lo que se conoce como córnea farinata (harinosa).

Sintomatología

La pérdida de transparencia de la córnea esencialmente va a provocar una falta de capacidad de acomodación y consecuentemente un disminución de la agudeza visual, pudiendo ver las cosas borrosas y distorsionadas. En caso de traumatismos o algunas lesiones corneales infecciosas, como en el caso del herpes, puede haber asimismo dolor ocular, lagrimeo o secreción purulenta.

Diagnóstico

El diagnóstico se basará en una correcta exploración oftalmológica en la cual se observará la pérdida de transparencia de la córnea, sus posibles lesiones o alteraciones de forma y se valorará el grosor de la misma.

Tratamiento

Inicialmente la falta de transparencia de la córnea y su consiguiente alteración de la visión, si son leves, se pueden intentar paliar con medidas externas como gafas o lentes de contacto. Sin embargo, si la lesión progresa o causa mucha incomodidad al paciente, ocasionalmente se debe recurrir al trasplante de córnea.
El trasplante corneal consiste en sustituir la córnea dañada por un injerto corneal procedente de un donante de córnea. El trasplante permite revertir la alteración visual causada por la patología de la córnea y restablecer su estructura y morfología normales en caso de verse estas alteradas, como en el caso del queratocono.

El trasplante corneal se realiza bajo anestesia local o en raras ocasiones general y es un procedimiento que dura habitualmente menos de una hora. Mediante un equipo especial el oftalmólogo corta la parte de la córnea que está afectada, se retira y se coloca una parte de la córnea del donante del mismo tamaño. A continuación se sutura con un hilo muy fino que solamente se ve a nivel microscópico.

En el posoperatorio se debe proteger el ojo, no tocarlo ni frotarlo, y se aplicaran diversos colirios antibióticos, antiinflamatorios y lubrificantes. Después de la intervención puede haber molestias. La recuperación de la visión es progresiva pero lenta, se pueden tardar meses en recuperarla, pero se suele lograr una recuperación de un 90% a 100% de la capacidad visual previa a la afectación corneal. Los puntos no suelen retirarse en su totalidad hasta pasados unos ocho meses de la intervención.

Dado que la córnea no tiene irrigación sanguínea el riesgo de rechazo es muy bajo, con lo cual el éxito del trasplante suele estar asegurado. La posibilidad de rechazo disminuye progresivamente, siendo inferior al 10% tras el primer año de la intervención. En caso de sentir dolor en el ojo trasplantado, enrojecimiento y disminución de la agudeza visual puede tratarse de un rechazo, con lo cual es importante ponerse cuanto antes en contacto con el oftalmólogo.

Los resultados de trasplante variarán en función de la patología corneal de base. El trasplante de córnea da muy buenos resultados en el queratocono, por ejemplo, o en las lesiones únicas, pero cuando existen lesiones múltiples a lo largo de la córnea los resultados no son tan espectaculares.

Medidas preventivas

Para ciertas patologías que afectan a la córnea, como el queratocono, las distrofias corneales o las degeneraciones no existen medidas preventivas. Con respecto a las infecciones, se debe procurar tener siempre una correcta higiene ocular y proteger siempre los ojos al estar expuestos a situaciones en las que puedan producirse traumatismos oculares. En caso de aparecer una opacidad de la córnea es esencial ponerse cuanto antes en manos de un oftalmólogo.

Lo que debes saber…

  • La córnea es una capa en forma de media esfera que recubre la cara anterior del ojo.
  • Es transparente y permite el paso de la luz a través de ella hasta la pupila y, de ahí, hacia la retina.La falta de transparencia de la córnea supone la pérdida de la capacidad y agudeza visual.
  • La alteración de la visión se puede intentar paliar con medidas externas como gafas o lentes de contacto pero si la lesión progresa se debe recurrir al trasplante de córnea.