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La cistitis es una infección del tracto urinario muy frecuente en la mujer, que tiene su origen en una alteración de la flora bacteriana habitual del aparato genitourinario, lo que hace que determinadas bacterias se introduzcan en la uretra, colonicen la vejiga y generen una infección.

La infección de orina en el hombre es una afección poco frecuente y habitualmente requiere de un estudio urológico para investigar posibles alteraciones del tracto urinario que favorezcan su colonización por gérmenes y el desarrollo de la infección.

Conviene aclarar que «cistitis» es el término médico, mientras que «infección de orina» es la expresión coloquial sobre esta misma afección, por lo que ambos términos tienen el mismo significado.

Causas de la infección de orina

Existen causas atemporales como el estreñimiento crónico o las relaciones sexuales que pueden favorecer la aparición de cistitis, pero además, durante la época estival de verano, se dan una serie de factores que favorecen la aparición de infección de orina, y por ello la prevalencia de esta afección es mayor en esta época del año. Entre los factores que la favorecen están:

  • El calor y la sudoración, lo que hace que sea el caldo de cultivo perfecto para que proliferen las bacterias en la zona genitourinaria
  • El contacto directo con el agua fría de playas y piscinas
  • La humedad permanente que se queda en la zona vaginal con la ropa de baño mojada
  • El contacto con determinados desinfectantes utilizados para tratar el agua de las piscinas

Síntomas habituales

Clínicamente la infección de orina se manifiesta con síntomas muy variados como:

  • presión en la parte inferior de la pelvis
  • dolor o escozor al orinar, o presencia de sangre rosada en la orina,
  • aumento del número de micciones, necesidad urgente de orinar de día o de noche,
  • dolor o escozor al mantener relaciones sexuales.

Cómo se diagnostica

Un porcentaje muy alto de cistitis está provocado por la colonización y crecimiento de la bacteria Escherichia coli en el tracto urinario, por lo que la prueba de diagnóstico más habitual es la realización de un análisis de orina y un antibiograma para averiguar si es el germen responsable o, por el contrario, detectar el germen causante de la infección y poder poner un tratamiento adecuado y personalizado en cada caso. Existen formas de cistitis no infecciosas.

Tratamiento

Cabe destacar la importancia de no automedicarse y de acudir al médico ante los primeros síntomas compatibles con una cistitis.

Tras la confirmación del diagnóstico, puede ser necesaria la toma de un antibiótico por vía oral sensible a la bacteria responsable; de esta manera, también evitaremos las infecciones de orina de repetición.

En algunos casos será necesaria la toma de analgésicos y/o antinflamatorios cuando la cistitis curse con dolor o molestias genitourinarias.

Existen formas de cistitis sin germen responsable que no van a requerir de la toma de antibióticos.

¿Puedo hacer algo para evitar la infección de orina?

Ciertos gestos y actuaciones pueden prevenir la infección de orina o al menos disminuir su incidencia en mujeres propensas a padecer cistitis de repetición, entre ellos:

  • Beber mucha agua para evitar la colonización del tracto urinario por parte de bacterias nocivas.
  • No permanecer largos periodos de tiempo con el bañador mojado.
  • Regular la temperatura del aire acondicionado ya que el frío favorece la aparición de cistitis en personas sensibles.
  • No retener la orina.
  • Evitar la ropa íntima ajustada y utilizar preferiblemente tejidos de algodón.
  • Mantener una higiene adecuada, pero no excesiva, de la zona vaginal con el uso de jabones neutros con el fin de mantener el pH de la zona.
  • El tratamiento preventivo con arándano rojo americano, además de estar exento de efectos secundarios, contiene una sustancia llamada proantocianidina (PAC), que tiene una acción bactericida específica sobre la Escherichia coli en el intestino, que evita que llegue hasta la vejiga. Se vende en farmacias y se aconseja en mujeres con cistitis de repetición.
  • Dieta equilibrada que ayude a prevenir la infección de orina mediante los alimentos.

En el caso de cistitis relacionadas con las relaciones sexuales, es importante que antes de cada relación sexual que la pareja se lave bien la zona perianal y, sobre todo orinar, después de cada relación sexual, con el fin de eliminar posibles bacterias que hayan podido pasar a la uretra. Si se utilizan lubricantes o espermicidas es conveniente adquirir siempre productos de farmacia lo más naturales posibles.

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Lo que debes saber…

  • El calor, el sudor, la humedad permanente que se queda en la zona vaginal con la ropa de baño mojada o el contacto con algunos desinfectantes utilizados para tratar el agua de las piscinas hacen del verano la época más propicia para las cistitis.
  • Es importante no automedicarse y de acudir al médico ante los primeros síntomas compatibles con una cistitis.
  • Tras la confirmación del diagnóstico, puede ser necesaria la toma de un antibiótico por vía oral sensible a la bacteria responsable. De esta manera, también evitaremos las cistitis de repetición.