Gran variedad de sopas de invierno

El abanico de tipos de sopas es tan amplio como las diferentes combinaciones de alimentos, especias y hierbas aromáticas que podamos imaginar.

Los caldos de base pueden ser de verduras, de ave, de carne, de pescado, mezcla de verduras, ave y carne, etc. Además, al caldo base podemos añadirle diferentes tipos de pasta, pan, hierbas aromáticas (tomillo, verduritas en mirepiox…) o arroz. En definitiva, la variedad de sopas es infinita.

Saciantes pero poco energéticas

Las sopas tienen como principal ingrediente el agua, hecho que provoca que sea un alimento saciante e hidratante, ya que rápidamente nos llena el estómago y, a su vez, un plato ligero al aportar pocas calorías. El contenido de calorías de una sopa es muy variable igual que sus ingredientes pero suele oscilar entre 35 y 65 kilocalorías por 100 gramos. Los ingredientes que suelen incrementar el contenido calórico de las sopas suelen ser las carnes grasas o directamente las grasas que podemos añadir. También incrementa las calorías el hecho de añadir pasta, arroz o pan a la sopa, mientras que las verduras y las hierbas aromáticas contribuyen poco o nada a aumentar la energía que nos proporciona el plato. Por otra parte, la fibra que nos proporcionan las verduras que podamos añadir también incrementa la sensación de saciedad que nos produce el plato.

Ricas en minerales

La creencia popular atribuye a las sopas importantes propiedades nutritivas e incluso curativas. Lo cierto es que la sopa puede resultar un plato interesante en diversos casos pero no podemos afirmar que sea un plato especialmente nutritivo puesto que el mayor componente es el agua y la cantidad que tomamos de los alimentos con los que se elabora es pequeña. Es cierto que se preparan sopas con gran variedad de verduras, carnes o pescados pero no todos los nutrientes de estos alimentos pasan al agua, ni todos los nutrientes que pasan al agua van a ser aprovechables para nuestro organismo. El calor puede deteriorar algunos, por ejemplo las vitaminas hidrosolubles pasarán al agua pero en su mayoría son termolábiles, es decir, que pierden su funcionalidad con las altas temperaturas. Lo que sí va a pasar al agua y vamos a poder aprovechar son los minerales de las diferentes piezas de carne, pescado o verduras que introduzcamos en la sopa.

Por otra parte, debemos procurar no añadir demasiada sal puesto que sabemos que un exceso contribuye a aumentar el riesgo de padecer hipertensión arterial y problemas cardiovasculares relacionados. Es preferible optar por aderezar las sopas con especias y/o hierbas aromáticas además de ingredientes sabrosos y de buena calidad.

Cómo tomarlas

¡Plato hondo o cuenco, cuchara en mano, bien calentita y… manos a la obra!

Es un fantástico reconstituyente para una fría noche de invierno después de una larga y agotadora jornada. En este caso preferiremos que esté bien caliente y para que resulte más nutritiva podemos acompañarla con verduritas y un poco de pasta o arroz.

En verano, en cambio, podemos optar por sopas frías de verduras aunque para presentar en frío son mejor opción las cremas.

El secreto de un buen caldo

Para realizar un buen caldo es necesario introducir todos los alimentos en frío. Si adicionamos los alimentos cuando el agua ya está caliente, al entrar en contacto con el agua se formará una especie de corteza en los alimentos que funcionará como barrera e impedirá que parte del sabor y aroma pase al agua.

¿A quien conviene y a quién no?

Las sopas y caldos son productos que pueden ir bien a cualquier persona en general pero, como siempre, hay determinados casos en que son especialmente interesantes y otros para los que no son tan adecuadas.

Convienen a:

  • Personas con problemas de dentición: al tratarse de un alimento líquido es perfecto para personas con problemas de dentición ya que requieren poco trabajo de masticación y se ingieren fácilmente, por lo que resultan igualmente fáciles de digerir.
  • Resfriados y dolores de garganta: además de la sensación agradable al tomar algo calentito cuando se está resfriado, en muchas ocasiones padecemos de irritación en la garganta. Para ello no hay nada mejor que alimentos líquidos como la sopa, la crema o el puré. Sin embargo, hay que tener cuidado con la temperatura: una sopa caliente puede aliviar el dolor pero una sopa muy caliente puede irritar aún más la garganta.
  • Sobrepeso u obesidad: son preparaciones basadas en el agua por lo que aportan poca cantidad de calorías. En este sentido, son una buena opción para personas que deben controlar su peso y pueden constituir una perfecta cena ligerita si la acompañamos por ejemplo de un pescado a la plancha y un yogur.
  • Niños y personas con poca apetencia por las verduras: es una buena manera de introducir las verduras a personas que, de entrada, las rechazan. En esta preparación, generalmente se introducen primero en grandes trozos para hacer el caldo y darle sabor y luego en mirepoix (pequeños trocitos) para aderezar la sopa. De este modo, se suelen aceptar mejor y ayudan a acostumbrar el paladar a sus sabores.
  • Retención de líquidos: el aporte de agua que nos proporciona va a favorecer la eliminación de líquidos, evitando su retención.

No resulta adecuada para:

  • Personas desnutridas inapetentes: al ser un alimento muy saciante y ligero no va a resultar adecuado en personas con poco apetito y en las que debamos aprovechar ese poco apetito para proporcionar gran cantidad de nutrientes. En este caso es mejor optar por platos más consistentes o bien por cremas o purés.
  • Hipertensión o dietas con restricción de sodio: aunque las sopas no tienen por qué ser muy saladas ni generar ningún problema en personas con hipertensión, en ocasiones se preparan sopas con un exceso de sal que deben evitarse en personas con hipertensión.

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Consejos de compra y conservación de las sopas de invierno

Hoy en día podemos comprar sopas de sobre que en unos minutos están listas. También existe otra opción más saludable que consiste en adquirir sopas ya hechas y conservadas en tetrabrick. En este caso, debemos revisar que los envases estén en buen estado y comprobar la fecha de caducidad o consumo preferente. Tanto las sopas en polvo como las de brick son productos poco perecederos, especialmente las de sobre, que al estar deshidratadas pueden conservarse largo tiempo sin perder sus propiedades ni su inocuidad.

Otra tema distinto son las sopas hechas en casa, que al tener gran cantidad de agua, se pueden multiplicar muchos de microorganismos. Por ello debemos conservarlas en la nevera por debajo de 4ºC un máximo de tres días (si las congelamos, no es recomendable mantenerlas más de tres meses).

Recuerda que una opción para realizar una buena sopa es utilizar hierbas aromáticas, especias y verduras en mirepoix para aderezar los caldos y no abusar de la sal. Así conseguiremos un plato sabroso y saludable.

Receta: Sopa de hortalizas con pasta

Ingredientes (para cuatro personas)

  • Fideos (100 g)
  • Calabacín (1/2 unidad)
  • Zanahoria (2 unidades)
  • Puerro (1 unidad)
  • Calabaza (150 g)
  • Brócoli (100 g)
  • Coliflor (100 g)
  • Apio (1 ramita)
  • Patata (1 unidad)
  • Carcasa de pollo (1 unidad grande)
  • Agua
  • Aceite de oliva virgen extra
  • Sal
  • Perejil
  • Preparación

Dorar las carcasas de pollo en una cazuela honda con un chorrito de aceite. A continuación, añadir abundante agua y un poco de sal. Dejar cocer durante 20 minutos. Desespumar, colar y reservar el caldo. Picar bien fino el calabacín, las zanahorias, los puerros, la calabaza, los ramilletes de brócoli y de coliflor, y el apio. Rehogar las verduras en una cazuela baja con un chorrito de aceite y una pizca de sal. Pelar las patatas y adicionarlas. Añadir el caldo y dejar cocinar unos cinco minutos, incorporar los fideos y dejar hervir 5-10 minutos según su grosor.

Lo que debes saber…

  • Puede ser un plato ligero y reconfortante en el que no debemos abusar de la sal.
  • Beneficios: poco energéticas, ricas en minerales y algunas en fibra.
  • Ideales para: problemas de dentición, sobrepeso u obesidad, e introducción de las verduras.