Hoy en día sabemos, gracias a las neurociencias y a la psicología, que la mente se construye en base a la calidad de los vínculos que establecemos en las primeras etapas de la vida. Los primeros años de crecimientos son esenciales para que el bebé crezca y se desarrolle adecuadamente.
Será en esta etapa de la vida cuando la persona desarrolle capacidades fundamentales como: control emocional, apego y conexión social, seguridad para enfrentarse a la vida, etc

Vínculos que influyen en el desarrollo del bebé

En las primeras etapas de la vida, y para facilitarnos un desarrollo sano, son imprescindibles ciertos vínculos con el entorno, tanto por parte de la madre como del padre. Todo dependerá de del grado de involucración de los padres para interaccionar y estimular a su hijo.

La voz y la manera de hablar

Los bebés menores de 2 años no han desarrollado la capacidad para memorizar episodios de su vida, pero sí son capaces de recordar experiencias gratificantes (afectivo-emocional) con los adultos. Para ello, es preciso hablar e interactuar con él. Aunque no pueda comprender el significado de lo que se le dice, la musicalidad de la voz, el tono, la suavidad con la que se dirigen a él, nutren su cerebro y le facilitan un sano desarrollo.

La seguridad

La seguridad que le es transmitida al bebé es fundamental para que el futuro el bebé pueda confiar, sentirse protegido y seguro. Esto influye en la formación del yo dándole estabilidad.
Las interacciones que conforman este tipo de vínculo se caracterizan por el hecho de saber que el otro responderá cuando se le necesite.

Experiencias de conexión emocional

Desde bebés nacemos con un sistema de neuronas espejo que nos prepara para establecer vínculos con otras personas. Las neuronas espejo tienen una fuerte capacidad de conexión hasta el punto de que, si estás delante de una persona que se muestra triste, se activarán en ti ciertas áreas del cerebro relacionadas con la tristeza.

La regulación mutua del afecto

Se inicia desde el momento del nacimiento con el contacto, sobre todo, de los padres y familiares cercanos. Sin embargo, en el caso de los lactantes, la primera experiencia afectiva se da con la lactancia entre madre e hijo.
Esto hará que con el tiempo el niño sea capaz de regular por sí mismo sus emociones.

 

Lo que debes saber…

  • Desde las neurociencias y la psicología se cuestionan estos ideales y el hecho de que sólo el vínculo de la madre cuente en las primeras etapas de la vida.
  • Las experiencias de regulación afectiva se darán con el padre también en la medida en el que este se involucre en la interacción y cultive momentos de sintonía con su hijo.