Aparte del mero medio de transporte utilizado desde muy antiguo, lo cierto es que en la actualidad, la «vela» es un deporte particular. Utilizar el viento para desplazarnos a lo largo de la Mar (sí, «la» Mar, en femenino, como bien sabe cualquier marino) o los ríos. Sin ruido, sin prisa, sin agobios, sin gasto; y, sobre todo, muy placenteramente.

Nuestro país, en concreto, ofrece grandes posibilidades para su práctica, tanto por los muchos kilómetros de costa como por las muy buenas condiciones climatológicas para su práctica. No en vano, este deporte de la vela, en su rama competitiva, es uno de los que mayor número de medallas olímpicas nos han proporcionado. Y ahora más técnicamente… ¿en qué consiste navegar a vela? : es un arte auténtico, basado en orientar las velas correctamente para utilizar el viento en nuestro provecho y conseguir desplazar la nave en la dirección deseada.

Antiguamente, los barcos sólo podían navegar a favor del viento: «navegar de aleta o de popa». En la vela «moderna», sin embargo, aún podemos desafiar a las leyes de la física y conseguir que el velero utilice el viento para incluso desplazarse en una dirección contraria al mismo: «navegar de bolina o de ceñida». Los rumbos primeros se asocian con el despliegue («izado») de las espectaculares «velas balón», a menudo de colores. Los segundos, en cambio, son vinculados, sobre todo, con la inclinación de las naves («escora») y los rumbos en «zig-zag», dando cabida a un amplio margen de estrategia en la navegación de competición.

Beneficios de navegar a vela

Pero no perdamos el foco… La VOR es sólo la guinda del pastel. Los fundamentos reales de la vela son otros: arte, destreza, sabiduría…, y también ejercicio físico exigente, aventura, trabajo en equipo por excelencia…!

  • Se trata de un deporte libre de limitaciones en cuanto a edad o género, estrechamente vinculado a la Naturaleza, con aires de aventura y desafío.
  • Su práctica supone un gran ejercicio de propiocepción desde el primer momento en que uno sube «a bordo», en la necesidad de compensar el balanceo del propio barco.
  • La humedad del ambiente y, en su caso, la salinidad, nos favorecerán en el intercambio de gases a nivel alveolar.
  • La obligatoriedad del ejercicio físico (de intensidad moderada o alta, según la intensidad del viento) estimularán tanto la bomba cardíaca como la vascularización periférica y la tonificación músculo-esquelética, además del retorno venoso y el drenaje linfático.
  • El trabajo en equipo que un barco exige es un gran ejemplo de formación y maduración personales.
  • El nivel de endorfinas generado y la satisfacción conseguida suponen un gran tratamiento contra el stress y estimulan grandemente el descanso nocturno posterior.
  • La parte mala es…, que crea adicción!, y uno no ve el momento de volver a navegar.