Los dermatólogos pediátricos recomiendan no exponer al sol a los niños menores de seis meses. Después, de los seis meses al año la exposición al sol ha de hacerse con moderación y con un uso puntual de las cremas solares, sólo en las zonas libres de ropa.Antes de los seis meses debe evitarse exponer a los bebés al sol directo. A partir de esa edad, se recomiendan cremas con factor de protección físico (formuladas con zinc o dióxido de titanio).

No sirve cualquier protector solar

La piel de los bebés es muy delgada y esto la hace más susceptible a las radiaciones y a los productos químicos que pueden contener los cosméticos solares. Debido a las características de la barrera cutánea infantil, ésta absorbe con facilidad y en mayor cantidad que los adultos los componentes de cremas, aceites y otros ungüentos.

Los protectores solares, debido a su formulación, pueden ser tóxicos o irritantes para los más pequeños. Durante el primer año de vida es recomendable usar las menos sustancias químicas posibles. Si tenemos que elegir un protector solar es aconsejable utilizar una formulación pediátrica en crema o leche y no en espuma o gel.

Según la Academia Americana de Pediatría recomiendan cremas solares con factor de protección físico, es decir, formuladas con óxido de zinc o dióxido de titanio, considerados menos irritantes. La aplicación debe ser puntual, en las zonas donde la ropa no protege del sol: cara y manos.

La piel tiene memoria

Lo mejor es no exponer a los lactantes directamente al sol, no sólo por el riesgo de golpe de calor o insolación, sino por evitar quemaduras solares. Cada vez hay más evidencia científica de que la exposición solar en los primeros años de vida puede ser el origen del cáncer de piel (melanomas) que se diagnostican unos 40 años más tarde. Y es que se sabe que la piel tiene “memoria”.

El protector más sencillo y eficaz es la sombra y la ropa. La sombra de las un día nublado no protege ya que los rayos ultravioletas la atraviesan y un bebé puede quemarse en unos 10-15 minutos.

La vitamina D para los bebés

La luz de sol es fundamental para sintetizar vitamina D, que también se puede adquirir mediante la dieta. El tiempo que un niño necesita estar expuesto al sol para producir toda la que necesita es relativamente escaso: 5 a 30 minutos diarios, según la ropa que lleve.

Si el bebé está amamantado a pecho se puede suplementar su dieta con vitamina D en forma de gotas durante toda la lactancia. Los bebés alimentados con fórmula no necesitan ese complemento ya que éstas ya llevan toda la vitamina D que necesitan.

9 Consejos para escoger la crema solar

  • Evitar la exposición de los bebés al sol en los primeros seis meses de vida.
  • Proteger del sol al bebé con ropa, gorrita y sombrilla.
  • Los paseos o juegos en el parque deben ser a primera o última hora de la tarde, cuando la radiación solar es más débil.
  • Las cremas solares deben utilizarse con moderación a partir de los seis meses
  • Aplicar la crema en las zonas expuestas y que no pueden ser tapadas con la ropa.
  • Comprar fórmulas pediátricas, adaptadas a las piel del bebé para minimizar la aparición de alergias, irritaciones o bien la absorción de sustancias tóxicas.
  • Los protectores solares deben ser en crema o leche, más hidratantes, y deben ponerse 30 minutos antes de la exposición solar. Las siguientes aplicaciones deben ser cada dos horas, independientemente de que sean resistentes al agua.
  • Como mínimo se debe utilizar un factor 30. Lo recomendable es un 50+, que proteja contra los rayos UVA y UVB.
  • Una buena opción es el uso de filtros físicos formulados con óxido de zinc y/o dióxido de titanio.

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Lo que debes saber:

  • Antes de los seis meses debe evitarse exponer a los bebés al sol.
  • A partir de los seis meses, se recomiendan cremas con factor de protección físico (formuladas con zinc o dióxido de titanio).
  • Como mínimo se debe utilizar un factor 30. Lo recomendable es un 50+, que proteja contra los rayos UVA y UVB.