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En muchos países los utiliza más del 50% de la población y es un mercado que no deja de crecer cada año. Dado el enorme número de usuarios de teléfonos móviles conviene investigar y comprender las repercusiones que podría tener su uso en la salud.

Qué pasa con los móviles

Los móviles se comunican entre sí mediante ondas de radio a través de una red de antenas fijas denominadas estaciones base. Las ondas de radiofrecuencia mediante las cuales se comunican estos teléfonos son campos electromagnéticos que, a diferencia de las radiaciones ionizantes, como por ejemplo los rayos X o las radiaciones gamma, no tienen capacidad para romper los enlaces químicos de las moléculas ni causar ionización en las células del cuerpo humano.

Los teléfonos móviles transmiten ondas de radiofrecuencias de potencia baja, que oscila entre los 450 y 2700 MHz, con un pico de potencia que alcanza a lo sumo los 2 vatios. El móvil solamente transmite energía cuando está encendido. La exposición del usuario del móvil a las ondas de radiofrecuencia dependerá de la potencia del móvil. Esta potencia disminuye en gran medida cuando se aumenta la distancia entre la persona y el dispositivo móvil. Cuando se escriben mensajes de texto, se navega por Internet o se utiliza el modo de manos libres, los niveles de exposición disminuyen drásticamente, mientras que estos aumentan cuando hablamos por el dispositivo en una llamada telefónica o enviando un mensaje de voz.

Lógicamente, la exposición a las ondas de radiofrecuencia también disminuye si se limitan el número de llamadas y su duración. Asimismo, el utilizar el teléfono en zonas que tengan una buena cobertura hace que el aparato móvil tenga que trabajar a menor potencia, lo que disminuye también la exposición.

¿Hay riesgo para la salud?

Se han llevado a cabo un gran número de estudios para intentar determinar si los teléfonos móviles pueden conllevar riesgos para la salud. Sin embargo, a fecha de hoy no se ha confirmado que el uso del teléfono móvil suponga un perjuicio claro para la salud. Con todo, sí es cierto que se han visto una serie de efectos sobre la salud en ciertas personas.

  • A corto plazo, la principal consecuencia de la exposición a ondas electromagnéticas es el aumento de la temperatura de los tejidos expuestos. En el caso de las frecuencias utilizadas por los teléfonos móviles, la mayor parte de la energía es absorbida por la piel y otros tejidos superficiales, de manera que el posible aumento de temperatura que se pudiera dar en el cerebro u otros órganos del cuerpo es prácticamente nulo.

Diversos estudios han investigado los efectos de los campos de radiofrecuencia sobre la actividad eléctrica cerebral, la cognición, el sueño, el ritmo cardíaco y la presión arterial. Por el momento, estos estudios parecen mostrar que no existe evidencia científica de que la exposición a campos de radiofrecuencia de nivel inferior a los que provocan el calentamiento de los tejidos tenga algún efecto perjudicial para la salud.

Asimismo, tampoco se ha logrado probar que exista una relación causa-efecto entre la exposición a campos electromagnéticos y ciertos síntomas notificados por algunos pacientes, un fenómeno conocido como hipersensibilidad electromagnética. Estas personas refieren padecer dolores de cabeza, insomnio, irritabilidad, ansiedad o alteraciones del estado de ánimo.

  • Las investigaciones epidemiológicas que estudian los posibles riesgos a largo plazo de la exposición a las ondas de radiofrecuencias se han focalizado en encontrar un nexo entre los tumores cerebrales y el uso de teléfonos móviles. No obstante, dado que muchos tipos de cáncer no se detectan hasta muchos años después del posible contacto que pudo provocar el tumor y el uso de los teléfonos móviles no se generalizó hasta principios de los años 90, actualmente los estudios epidemiológicos solamente pueden analizar los tipos de cáncer que se manifiestan en un periodo de tiempo más reducido. Pese a todo, los resultados de estudios llevados a cabo con animales coinciden en que la exposición a largo plazo a campos de radiofrecuencias no aumenta significativamente el riesgo de padecer un cáncer.

Estudios internacionales

Están en marcha diversos estudios epidemiológicos internacionales en los cuales se están evaluando varios criterios de valoración de estas exposiciones en adultos. El mayor estudio retrospectivo al respecto, llamado INTERPHONE, se diseñó para establecer si existían vínculos entre el uso de los teléfonos móviles y el cáncer de cabeza y cuello en adultos. El análisis de los datos internacionales procedentes de 13 países participantes no mostró un aumento de padecer unos tipos de cánceres cerebrales (glioma y meningioma) con el uso del teléfono móvil durante más de 10 años, pese a existir datos discrepantes, sobre todo en personas con un elevado número de horas acumuladas de exposición.

En base a estos y otros resultados, el Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer (CIIC) ha clasificado los campos electromagnéticos de radiofrecuencia como posiblemente carcinógenos para los seres humanos (grupo 2B), categoría que se emplea cuando se considera que una asociación causal pudiera ser creíble, pero que el azar, los sesgos o los factores de confusión no pueden descartarse a ciencia cierta.

Pese a que los datos obtenidos estudios como INTERPHONE no indiquen un aumento del riesgo de sufrir tumores cerebrales, el uso cada vez mayor del teléfono móvil y la falta de datos con respecto a su uso durante más de 15 años hacen esencial la necesidad de continuar investigando la relación del uso de estos dispositivos con el riesgo de contraer cáncer cerebral. Dado que los móviles se usan cada vez a edades más tempranas y, consiguientemente, la probabilidad de una exposición prolongada aumenta de manera drástica, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha promovido que se estudien los efectos de las radiaciones electromagnéticas sobre la salud de niños y adolescentes.

Precauciones

Es prácticamente imposible que no utilicemos el móvil hoy en día, pero podemos intentar tomar una serie de precauciones:

  • Limitar el número y duración de las llamadas.
  • Optar por enviar mensajes de texto en vez de llamar.
  • No llevarlo en los bolsillos para alejarlo de los genitales.
  • Optar por el modo altavoz o utilizar auriculares con tubo de aire.
  • Apagar el móvil por la noche.
  • Apagar el wifi por la noche y no tener el router en el dormitorio.

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LO QUE DEBES SABER…
  • La exposición a las ondas de radiofrecuencia disminuye si se limitan el número de llamadas y su duración.
  • Utilizar el teléfono en zonas que tengan una buena cobertura hace que el aparato móvil tenga que trabajar a menor potencia, lo que disminuye también la exposición.
  • Se han llevado a cabo muchos estudios, pero a fecha de hoy no se ha confirmado que el uso del teléfono móvil suponga un perjuicio claro para la salud.