El carcinoma basocelular sólo tiene capacidad de provocar crecimiento y destrucción de la piel localmente. Es excepcional que se extienda a distancia y que provoque metástasis. Crece lentamente a lo largo de años.

El carcinoma escamoso, en cambio, puede extenderse por la sangre o los ganglios si es dejado a su evolución natural, y por lo tanto puede provocar metástasis y ser mortal. Su crecimiento es más rápido que el del carcinoma basocelular, en cuestión de semanas o pocos meses.

¿Cómo se produce?

Ambos tumores suelen afectar a personas adultas, en general a partir de los 50 años. El principal factor implicado en su aparición es la acumulación de radiación solar en la piel durante largo tiempo. A diferencia del melanoma, que está relacionado con la exposición intensa y puntual al sol en los primeros años de vida, los carcinomas basocelular y escamoso están provocados por la exposición al sol continuada y lenta a lo largo de decenios. Por ello afectan a profesiones que se realizan al aire libre, y aparecen en la cara, el pecho o las manos, es decir, en las zonas descubiertas donde habitualmente toca el sol.

En los casos concretos de carcinoma escamoso del labio existen además otros factores implicados, como el tabaco.

Costra que no se cura, ¿es un síntoma?

En su forma más frecuente, estos carcinomas pueden parecer inicialmente una pequeña verruga o bultito en la piel que crece, o una herida o pequeña llaga que no acaba de curar y cada vez se hace más grande.

  • El carcinoma basocelular puede manifestarse como un bultito, en general brillante, de color claro u oscuro, y con venitas o capilares en su interior. Otras veces puede tener el aspecto de una llaga o herida que no cura y se va agrandando, o de una cicatriz que descama o crece muy lentamente.
  • El carcinoma escamoso aparece también como un bultito, pero que crece más rápidamente, y suele estar cubierto de una costra. Es frecuente que sangre y se llague o ulcere con facilidad.

El carcinoma escamoso puede desarrollarse a partir de una lesión pre-cancerosa de la piel conocida como queratosis actínica. Se trata de manchitas rojas o marrones, costrosas o rasposas, que aparecen a partir de los 50 años en las zonas de la piel más expuestas al sol: el cuero cabelludo (especialmente en los calvos), las sienes, la nariz, las orejas, el pecho y el dorso de las manos. Son mucho más frecuentes en las personas de piel y ojos claros. Deben tratarse por la posibilidad de transformación en un carcinoma escamoso.

Diagnóstico

El diagnóstico se hace con una biopsia, es decir tomando una pequeña muestra tumor y con anestesia local, que puede practicarse en la misma consulta del dermatólogo. En muchos casos, si el aspecto ya es muy indicativo del diagnóstico, el dermatólogo puede indicar ya la extirpación completa del tumor, y la biopsia se hace ya en ese acto operatorio.

Tratamiento

El tratamiento es siempre la extirpación o cirugía del tumor. Dependiendo del tamaño y de la situación del paciente, puede ser necesaria una intervención con anestesia general, aunque la mayoría pueden operarse con una anestesia local y de forma ambulatoria, sin necesidad de ingresar en el hospital. Si el tumor afecta a zonas sensibles de la cara, como los ojos o la nariz, puede ser necesario hacer una reconstrucción de la zona mediante técnicas de cirugía plástica.

Existen tumores difícilmente operables por su tamaño, su localización o la situación del paciente. En algunos de estos casos puede optarse por la radioterapia, que también consigue curaciones en la mayoría de los casos. En la actualidad, la posibilidad de curar estos tumores completamente está en el 95%.

Algunos carcinomas basocelulares muy superficiales o de pequeño tamaño pueden tratarse con medicamentos en crema, como el 5-fluouracilo o el imiquimod, con excelentes resultados. También pueden destruirse con un bisturí eléctrico o mediante congelación con aparatos de crioterapia. Las queratosis actínicas pueden tratarse de manera similar.

Para los casos de carcinoma escamoso avanzado que se haya extendido y haya provocado metástasis, las opciones son la cirugía, la radioterapia o la quimioterapia dependiendo de cada caso.

Existen carcinomas basocelulares de tipo infiltrante que tienen muchas prolongaciones o «raíces» que no se pueden ver cuando se operan. Es frecuente que el tumor reaparezca sobre la cicatriz aunque haya sido correctamente operado, porque se han dejado células del tumor que continúan reproduciéndose. Para estos casos existe una técnica llamada cirugía micrográfica de Mohs en la que el tumor se va analizando al microscopio por fases mientras se va extirpando. Este tipo de cirugía asegura la curación completa de prácticamente el 100 % de los carcinomas basocelulares infiltrantes.

Medidas preventivas

Ambos cánceres de piel tienen como factor de riesgo la exposición al sol durante la vida. La prevención se basa en la correcta protección solar, en la observación de la piel, y en acudir pronto al médico si existe la sospecha de alguno de estos tumores.

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