Las necesidades de energía en esta etapa aumentan unas 250Kcal / día y las de muchas vitaminas y minerales entre un 20% y un 50%. Este incremento no significa aumentar el tamaño del plato sino seleccionar adecuadamente los alimentos a consumir.

Por este motivo conviene elegirlos con una alta densidad de nutrientes (alto contenido en vitaminas, minerales y baja en energía).

3 Vitaminas y minerales indispensables

Si se sigue una alimentación equilibrada y variada se pueden cubrir estas demandas, aunque a veces la suplementación de vitaminas y minerales ayuda a evitar carencias. Entre las vitaminas y minerales a los que se debe prestar especial atención durante el embarazo por sus demandas aumentadas se encuentran:

  • Ácido fólico. La carencia de esta vitamina en la mujer embarazada se asocia al aumento del riesgo de malformaciones en el feto. El aporte adecuado del ácido fólico es tan importante durante la edad fértil como desde el momento en que se planifica el embarazo.
  • Hierro. Durante el embarazo sus necesidades aumentan entre un 20-30 %. El aporte necesario dependerá del estado de las reservas en el momento de la concepción. Su carencia en la mujer embarazada produce anemia, ésta se relaciona con neonatos de bajo peso. Para evitar esta situación, se recomienda consumir alimentos ricos en hierro (pescados azules, carne roja y huevos), además de alimentos ricos en vitamina C para favorecer la absorción del hierro (cítricos, fresones, kiwi, perejil, pimientos,…).
  • Calcio. Sus necesidades aumentan durante el embarazo por la formación de tejido óseo. Si su aporte es inadecuado, la gestante puede sufrir desmineralización para compensar las demandas del feto. La vitamina D favorece la absorción del calcio. Por todo ello durante esta etapa es fundamental el aporte diario de lácteos ya que son alimentos ricos en calcio y vitamina D.

 

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