La depresión es un trastorno del estado de ánimo que afecta el cuerpo, el estado de ánimo y los pensamientos del niño. Puede afectar y alterar los patrones de alimentación, sueño y pensamiento. No es lo mismo que sentir tristeza o estar decaído, ni tampoco es indicio de debilidad personal, ni constituye un estado que pueda disiparse o modificarse a voluntad.

Causa

Existen varias teorías de por qué un niño puede presentar una depresión:

  • Teoría conductual: se justificaría por la ausencia de refuerzos positivos, deficiencia de habilidades sociales y acontecimientos negativos que han ocurrido en la vida del niño.
  • Teoría cognitiva: modelos depresivos dentro del núcleo familiar y que el niño imita.
  • Teoría psicodinámica: sería una teoría psicoanalista en relación a la pérdida de autoestima.
  • Teoría biológica: la depresión es producida a un desequilibrio de los neurotransmisores cerebrales; por ejemplo una disminución de la serotonina. Este aspecto vendría dado por la herencia.

En la actualidad se tiende a combinar los diferentes aspectos de estas teorías dando la misma importancia a los factores biológicos y sociales del niño. Es necesaria una cierta vulnerabilidad personal y unas circunstancias ambientales y familiares que combinadas den lugar a la aparición de conductas anormales. La familia es el entorno más cercano del niño. Desde el nacimiento hasta los tres años se desarrolla en ella todos los elementos básicos con los que se sustentará su vida: lenguaje, afectos, hábitos y motivaciones.

Las relaciones de apego con la madre son fundamentales para el buen desarrollo emocional del niño. Los apegos inseguros suelen ser causa de trastornos en la conducta o depresión en la infancia. No hay que olvidar que la buena relación con ambos padres es fundamental para la felicidad del niño y su bienestar emocional. El papel de los padres en crear una autoestima fuerte y en potenciar los recursos internos del niño puede ser una buena prevención en la depresión infantil. También se ha visto que la depresión materna puede ser un factor de riesgo para que el niño también la desarrolle.

Síntomas

Los síntomas más característicos de la depresión infantil son: tristeza, irritabilidad, anhedonia (incapacidad para disfrutar), llanto fácil, baja autoestima, sentirse no querido, falta de sentido del humor, aislamiento social, cambios en los hábitos (sueño y apetito), hiperactividad e ideación suicida.

Diagnóstico

Para el diagnóstico de la depresión infantil se utilizan test, entrevistas estandarizadas, escalas, cuestionarios y test pictóricos. También se puede explorar el estado emocional del niño observando su conducta y mediante el juego.

Tratamiento

El tratamiento debe individualizarse, adaptándose a cada caso y fase del desarrollo del niño. Se pueden diferenciar dos fases en el tratamiento:

  • El tratamiento de la fase aguda.
  • El tratamiento de mantenimiento.

Los tipos de tratamientos que se suelen utilizar son la psicoterapia y las medicinas. Normalmente se usan combinados. El tratamiento con fármacos se basa en el uso de antidepresivos y ansiolíticos que deben ser siempre indicados por el psiquiatra infantil.

Terapias psicológicas más utilizadas

  • Cognitivo-conductual: se basa en que el niño con depresión tiene una imagen distorsionada de sí mismo, del mundo que le rodea y del futuro. Se utiliza la psicoterapia para cambiar estas falsas creencias.
  • Conductual: se dan técnicas al niño para manejarse en diferentes situaciones: Psicodinámica, familiar, terapia de grupo, etc.

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