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Se considera “normal” en el niño menor de 3 años el padecimiento de hasta 6 infecciones respiratorias cada año, alguna de ellas incluso con afectación bronquial. Si se sobrepasa este número de episodios infecciosos, no sólo de vías respiratorias, sino de cualquier órgano o sistema, como vías urinarias o piel, por ejemplo, habrá que esforzarse en investigar los posibles factores causales.

De manera esquemática, pero didáctica, podremos considerar cuatro grandes grupos de posibilidades diagnósticas:

Infección recidivante por causas anatómicas

Una fisura palatina, una atresia congénita de coanas (obstrucción nasal), incluso un cuerpo extraño nasal, pueden ser, entre otras muchas anomalías anatómicas a tener en cuenta, factores desencadenantes de cuadros infecciosos repetidos. De todos modos va a ser la hipertrofia adenoidea (vegetaciones) y amigdalar el factor más frecuentemente responsable de infecciones repetidas de la vía respiratoria alta. Por ello, el pediatra no dejará de explorar el área otorrinolaringológica, solicitando radiografía de cavum (para valorar el tamaño de las vegetaciones) y de senos paranasales (para descartar una posible sinusitis). Un análisis de sangre sistemático y una radiografía de tórax pueden ser necesarios para completar el estudio que permita descartar afectación bronquial. La aparición de neumonías de repetición obligará a acentuar los exámenes complementarios: prueba de tuberculina, hemocultivo, estudio del esputo, prueba del sudor (para descartar fibrosis quística de páncreas) y estudio de inmunoglobulinas, orientador de una posible alergia.

Infección recidivante por agente infeccioso

El papel fundamental -más del 85% de los episodios febriles- viene representado por las infecciones virales. Hay más de 200 tipos de virus -sobre todo en las colectividades escolares- que pueden afectar a las vías respiratorias (faringoconjuntivitis, catarro común, laringitis, bronquitis, bronquiolitis, neumonía) y al aparato digestivo (gastroenteritis).

Menos frecuentes, pero de gran interés, van a ser las infecciones bacterianas, habitualmente bien resueltas con la oportuna y adecuada terapia antibiótica, pero en ocasiones de evolución tórpida y recidivante por resistencia bacteriana (neumococo), deficiente terapéutica o, incluso, el temido incumplimiento terapéutico familiar.

Infección recidivante por agente ambiental

Descartadas la anomalía anatómica y la causa infecciosa, habrá que saber valorar el entorno del niño. La escolarización precoz, antes de los 3 años, con la guardería como gran reservorio de todo tipo de virus, es la primera y gran causa a considerar. Los niños con carencia afectiva, o higiene general deficiente, con hermanos escolarizados -portadores de virus-, o con condiciones de hacinamiento, con sistemas de calefacción inadecuados para las vías respiratorias del niño (leña, carbón, gas o aire acondicionado), exceso de CO2 ambiental por automóviles con gasolina con plomo o industrias contaminantes, sin olvidar el problema del niño como fumador pasivo con padres fumadores, se convierten en factores a considerar ante un niño con infección respiratoria recidivante.

Infección recidivante por trastorno inmunológico

Tanto el déficit inmunitario como el exceso de inmunidad pueden dar lugar a procesos infecciosos de repetición. Un déficit inmunológico ya sea local (principalmente déficit de Inmunoglobulina A secretora) o general lo que requerirá un estudio completo de la inmunidad y en otras ocasiones por exceso de inmunidad dando lugar a reacciones alérgicas son situaciones favorecedoras de infecciones respiratorias de vías altas, bronquitis, asma bronquial y neumonía recidivante.

Por último destacar que la infección viral del lactante puede actuar, en ocasiones, como factor desencadenante de alergia respiratoria.

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