Pólipos uterinos: síntomas y tratamiento
Resumen del contenido
Médico especializada en ginecología y obstetricia. Con más de dos décadas de experiencia en la profesión, es una experta en ecografía de 20 semanas, diagnóstico prenatal, parto, histeroscopia quirúrgica y laparoscopia, entre otras. Compagina su trabajo en diferentes centros con la docencia y la redacción de artículos.
Los pólipos endometriales son formaciones redondeadas u ovaladas de tejido sólido o sólido-quístico blando que crecen en el interior del útero y constituyen una de las patologías ginecológicas más frecuentes. Veamos cómo se producen y cómo se pueden tratar.
¿Cómo se desarrollan los pólipos?
En el interior del útero crece periódicamente, durante toda la edad fértil de la mujer, un tejido llamado endometrio, muy delicado y frágil, que está diseñado para acoger y nutrir al embarazo si éste se produce. Si no hay embarazo, el tejido se deteriora, se transforma y nos desprendemos de él durante el sangrado menstrual dando paso a la construcción de uno nuevo inmediatamente. Después de la menopausia, cuando la función reproductiva ya no existe, este espacio queda completamente inactivo y ecográficamente se identifica una cavidad vacía.
¿Por qué se desarrollan?
En el seno de este tejido es donde crecen los pólipos endometriales. La causa de su origen es incierta, están implicados factores hormonales, inflamatorios y genéticos. Se pueden presentar a cualquier edad, aunque son muy infrecuentes en mujeres de menos de 20 años. Su incidencia aumenta con la edad, siendo la franja más frecuente entre los 40 y los 60.
El tejido del que están compuestos incluye glándulas y una gran cantidad de vasos, por lo que su síntoma más común son los sangrados, incluyendo un incremento en el volumen de sangrado menstrual o bien sangrados intermenstruales o tras la menopausia.
¿Qué síntomas provoca?
Lo más frecuente es que no provoquen síntoma alguno y se diagnostiquen de manera incidental en una ecografía de rutina. Otros síntomas menos comunes son dolor o infertilidad, pues el hecho de que se desarrollen en el interior de la cavidad donde también se encuentra el embarazo puede limitar la fertilidad y, en función de la posición del pólipo, puede obstaculizar el adecuado ascenso de los espermatozoides, ya que puede bloquear la trompa.
Diagnóstico
Mediante una ecografía transvaginal, durante la menopausia en que la cavidad endometrial ha de quedar completamente vacía, y en determinados momentos del ciclo en mujeres premenopáusicas es muy fácil identificarlos como una masa nodular firme dentro de la cavidad uterina, que es refringente (con capacidad para desviar o refractar la luz) en las ecografías y puede tener un tamaño que varía desde algunos milímetros hasta 1-2 cm.
Los pólipos que superan los 2 cm no son comunes. Se puede identificar fácilmente el pedículo arterial que lo nutre utilizando la función Doppler del ecógrafo. Durante la segunda fase del ciclo menstrual puede ser más difícil su diagnóstico pues el endometrio está muy crecido en ese momento y también es ecorefringente (capaz de reflejar o desviar las ondas de ultrasonido -utilizadas en las ecografías-) lo que puede pasar desapercibido. En casos dudosos se repite la ecografía después de la regla, momento en que la cavidad está vacía.
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Tratamiento
Al ser diagnosticados, generalmente se recomienda su extirpación quirúrgica por diversas razones:
- Aunque es una afección benigna, tiene un riesgo de malignización muy bajo, pero no nulo, que se calcula de aproximadamente del 1%, especialmente en mujeres posmenopáusicas.
- Es poco común que se resuelvan por sí solos, y lo único que puede suceder es que sigan aumentando de tamaño y acaben provocando sintomatología.
- Otro motivo importante por el que no suelen dejarse en observación es que el procedimiento quirúrgico es bastante simple y presenta una baja tasa de recidivas y complicaciones.
Este procedimiento es una histeroscopia quirúrgica: se trata de insertar un aparato con cámara de endoscopia por la vagina y el orificio del cuello uterino hacia el interior del útero. La imagen la registra una cámara, al igual que en cualquier endoscopia, que se reproduce en un monitor identificando el pólipo en el interior de la cavidad, unida a ésta por un pedículo más o menos amplio. El dispositivo incluye una herramienta que facilita el corte, permitiendo seccionar y extraer el pólipo endometrial en una sola pieza o en fragmentos para enviarlo al laboratorio de análisis de anatomía patológica.
Este procedimiento se realiza comúnmente de manera ambulatoria, sin anestesia o con anestesia regional o sedación, permitiendo el alta hospitalaria poco tiempo después. La frecuencia de complicaciones del procedimiento es mínima, y el periodo postoperatorio generalmente no provoca dolor, permitiendo la vuelta a las actividades cotidianas casi de inmediato.
En resumen, se trata de una de las patologías ginecológicas más frecuentes y, sin duda, el procedimiento quirúrgico más habitual en ginecología. A pesar de que es una entidad mayoritariamente benigna, cuando se diagnostica se planifica su extirpación.
Lo que debes saber…
- Los pólipos endometriales son crecimientos de tejido en el interior del útero que pueden desarrollarse debido a factores hormonales, inflamatorios y genéticos.
- La mayoría de los pólipos endometriales no causan síntomas y se detectan incidentalmente en ecografías de rutina. En algunos casos, pueden provocar sangrados anormales o problemas de fertilidad.
- Aunque los pólipos son benignos, se recomienda su extirpación quirúrgica debido a que el riesgo de malignización no es nulo y a que pueden aumentar de tamaño.
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