¿Qué es?

El corazón consta de una capa externa, el pericardio, una capa muscular llamada miocardio y una capa interna, el endocardio. El miocardio es la parte que se encarga de ejercer la fuerza para llevar a cabo el bombeo de la sangre y que da forma a las cavidades cardíacas, las aurículas y ventrículos.

En ocasiones y por diferentes causas las paredes miocárdicas disminuyen de espesor y consecuentemente las cavidades del corazón se ensanchan y el miocardio no puede realizar su trabajo de impulsar la sangre de forma eficiente. Cuando esto ocurre se dice que el paciente padece una miocardiopatía dilatada.

¿Cómo se produce?

La dilatación de las cavidades cardíacas puede responder a muchas causas. La mayoría de las veces es de causa idiopática, es decir, desconocida. En algunos casos existe una forma familiar cuyo patrón de herencia se desconoce.

Entre las causas secundarias de miocardiopatía dilatada más frecuentes destacan:

  • alcoholismo
  • fármacos (adriamicina, ciclofosfamida, cocaína, litio)
  • infecciones (poliomielitis, rubeola, adenovirus, VIH)
  • alteraciones metabólicas (falta de calcio o magnesio, hipertiroidismo)
  • déficits nutricionales
  • infiltración del miocardio
  • enfermedades del tejido conectivo (lupus eritematoso sistémico, sarcoidosis, panarteritis nodosa)
  • enfermedades neuromusculares (enfermedad de Duchenne, enfermedad de Steinert)
  • embarazo y parto (poco frecuente)

La miocardiopatía dilatada secundaria más frecuente es la debida al alcoholismo. El alcohol altera las membranas de las células del miocardio y hace que éstas mueran, con lo cual las paredes se debilitan y las cavidades se dilatan. Cabe decir, sin embargo, que esta causa, a diferencia de las primarias, es reversible, de manera que si el paciente abandona el consumo de alcohol y el deterioro no es muy avanzado, se puede recuperar la función normal de bombeo del corazón en unos tres años.

En general se produce una destrucción de las células musculares del miocardio, de manera que los tabiques cardíacos van disminuyendo de grosor y las cavidades van aumentando de tamaño, permitiendo la entrada de más sangre. Al tener menos grosor, el corazón no puede bombear toda la sangre en cada sístole, de manera que a cada latido hay sangre que queda retenida y no sale al torrente circulatorio, dando lugar a medio plazo a una insuficiencia cardíaca.

Síntomas

En los estados iniciales el paciente no presenta síntomas pero a medida que avanza la enfermedad se establecen síntomas propios de una insuficiencia cardíaca, con disnea, ortopnea, edemas y aumento del tamaño del hígado. A la auscultación pulmonar se aprecian crepitantes.

Asimismo, es frecuente que los pacientes presenten una taquicardia sinusal que a medida que progresa la enfermedad puede derivar en fibrilación auricular.

Dado que la sangre queda atrapada en los ventrículos, existe riesgo que se formen trombos y que éstos puedan salir al torrente sanguíneo y causar embolismos por obstrucción de alguna arteria periférica.

Diagnóstico

El diagnóstico se basará en la sospecha ante todo paciente que presente síntomas de insuficiencia cardíaca como los comentados anteriormente. A la auscultación cardíaca se pueden oír ruidos accesorios y soplos en la fase de sístole a causa del fallo de la válvula mitral por la dilatación del ventrículo izquierdo. En caso de apreciarse soplos en la fase de diástole del ciclo cardíaco se sospechará de una miocardiopatía de origen hipertrófico y no dilatado, así como si el paciente presenta hipertensión arterial.

En el electrocardiograma se pueden apreciar cambios inespecíficos y en caso de existir, taquicardia sinusal o fibrilación auricular.

En la radiografía de tórax se puede observar una cardiomegalia y signos en los pulmones de hipertensión pulmonar.

El ecocardiograma será la prueba que mejor permitirá diagnosticar y valorar la gravedad de la miocardiopatía dilatada. Se apreciará la dilatación del ventrículo izquierdo, con diámetros aumentados de tamaño en las dos fases del ciclo cardíaco, aumento del volumen en la fase de llenado y un salida de sangre inferior al 30% del normal, lo que se conoce como fracción de eyección. Las paredes suelen verse adelgazadas, pero también pueden presentar un grosor normal. Asimismo, el ecocardiograma permite observar si existen trombos en el interior del ventrículo izquierdo. Otra prueba mediante la cual se puede valorar la miocardiopatía dilatada es la ventriculografía isotópica.

Si se realiza un estudio hemodinámico se verá que las presiones finales de llenado en los ventrículos estarán elevadas en caso de padecer una miocardiopatía dilatada.

En caso de sospechar una causa infiltrante, como la amiloidosis, se puede realizar una biopsia miocárdica, aunque esta prueba rara vez se lleva a cabo.

Tratamiento

El tratamiento será el de la insuficiencia cardíaca y sus síntomas derivados. Se reducirá el aporte hidrosalino en la dieta y se administrarán diuréticos, vasodilatadores (especialmente del grupo IECA, dado que han demostrado aumentar la supervivencia de estos pacientes) y digoxina en ocasiones.

Si la dilatación es importante, existen trombos en el ventrículo izquierdo o el paciente padece fibrilación auricular, se administrarán anticoagulantes para disminuir el riesgo de tromboembolismos.

En caso de existir arritmias severas se tratarán farmacológicamente o bien mediante un desfibrilador autoimplantable (DAI), un dispositivo que conectado al corazón a través de electrodos monitoriza el ritmo cardíaco y si detecta una alteración del mismo y de la frecuencia cardíaca intenta revertirlo a un ritmo normal mediante una descarga eléctrica.

En casos avanzados en que el paciente no responda al tratamiento, cabe la posibilidad de realizar un trasplante cardíaco.

Medidas Preventivas

El abandono del consumo de alcohol es esencial para poder tratar la miocardiopatía dilatada debida al alcoholismo, dado que es una causa potencialmente reversible. En caso de padecer una enfermedad que pueda asociarse a esta patología es conveniente realizar controles periódicos y acudir al especialista ante cualquier síntoma. Una dieta sana y baja en grasas y sal y una actividad física moderada pueden condicionar un menor riesgo de padecer esta enfermedad y un mejor pronóstico en caso de padecerla.