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Causa

La difteria es una enfermedad infecciosa altamente contagiosa, que se propaga a través de las gotitas respiratorias (de la tos o estornudos) de las personas infectadas. También se puede diseminar a través de objetos o alimentos infectados (como la leche contaminada).

La infección de esta bacteria se localiza preferentemente en nariz y garganta. La infección de la garganta produce unas pseudomembranas características de la enfermedad de color gris o negro, dura y fibrosa que puede causar la obstrucción de la vía aérea (producir asfixia). En algunos casos la bacteria puede infectar la piel.

Las toxinas que libera la bacteria también pueden producir daños importantes en el corazón o el sistema nervioso. La vacunación rutinaria con la vacuna DTPa ha hecho de la difteria una enfermedad casi inexistente en nuestro medio. Los factores de riesgo para su propagación son el hacinamiento, la falta de higiene y la no vacunación.

Síntomas

Los síntomas aparecen de 2 a 5 días después de haber estado en contacto con la bacteria. La infección produce dolor de garganta (en ocasiones muy intenso), dolor al tragar (odinofagia), ronquera, tos perruna o metálica, estridor (debido a la obstrucción de las vías respiratorias por una pseudomembrana) y dificultad respiratoria. En los casos más graves puede obstruir totalmente la vía aérea impidiendo la entrada de aire y produciendo asfixia y un paro respiratorio.

Además el niño puede presentar una secreción nasal acuosa o sanguinolenta, babeo excesivo (es un signo de alarma importante porque quiere decir que la vía aérea se está cerrando), fiebre alta y lesiones en la piel.

Tratamiento

El tratamiento se debe dar inmediatamente cuando se sospecha la enfermedad. Se administra toxina antidiftérica mediante una inyección intramuscular y antibióticos como la penicilina o la eritromicina. En función de la gravedad de la enfermedad puede ser necesario el ingreso en un hospital.

Si la dificultad respiratoria en el niño es muy grave se le debe ayudar a respirar mediante la ventilación mecánica. La tasa de mortalidad es del 10% y la recuperación de la enfermedad es muy lenta. Las principales complicaciones de la difteria son la inflamación del músculo cardíaco (miocarditis) y el sistema nervioso, produciendo una parálisis temporal.

Cualquier persona que haya estado en contacto con una persona infectada debe ser vacunada o bien recibir una dosis de refuerzo contra la difteria. La inmunidad protectora tan solo dura 10 años después de la última dosis. Por esta razón los adultos se han de aplicar una vacuna de refuerzo para tétanos y difteria cada 10 años (Td).

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