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Rizartrosis o artrosis del dedo pulgar

Mano de hombre con cabestrillo protésico
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La rizartrosis es artrosis en la base del pulgar que causa dolor, rigidez y pérdida de fuerza. Conoce síntomas, tratamientos y opciones de cirugía.
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La rizartrosis es una artrosis de la articulación del pulgar (llamada trapeciometacarpiana), situada en la base del pulgar. Es más frecuente en mujeres, sobre todo a partir de los 40-50 años, y suele darse en la mano dominante. Es habitual en el sexo femenino por tener una mayor laxitud articular y presión mecánica en la articulación. En muchos casos, se presenta en ambas manos.

¿Cuál es su causa y qué factores favorecen su aparición?

La artrosis del pulgar se produce por el desgaste del cartílago situado entre los huesos trapecio (mano) y el primer metacarpiano (pulgar).

También puede darse de forma secundaria a una fractura sin consolidar en la base del metacarpiano. Esto genera una incongruencia articular que, con el tiempo, evoluciona hacia una rizartrosis sintomática.

Entre los factores predisponentes se incluyen:

  • Actividades repetitivas que involucren pinza fina o fuerza manual (costureras, mecanógrafas, planchado, carniceras…etc), las cuales producen una sobrecarga mecánica.
  • Traumatismos previos (fracturas, luxaciones).
  • Laxitud ligamentosa y diferencias anatómicas que generan mayor incongruencia articular en mujeres (por ejemplo, debido a enfermedades como la artritis reumatoide.
  • Obesidad y edad avanzada.

¿Qué síntomas produce?

La rizartrosis produce:

  • Dolor mecánico en la base del pulgar, que empeora al realizar movimientos de pinza o al girar objetos (como llaves o frascos), y que cede con reposo.
  • Rigidez articular, especialmente en etapas iniciales o tras períodos de baja actividad.
  • Inflamación local, a veces con sensación de hinchazón.
  • Deformidad, visible como prominencia ósea en la base del pulgar por subluxación del primer metacarpiano (pulgar en “Z”).
  • Pérdida de fuerza, lo que dificulta gestos cotidianos que requieren prensión manual.

Estos signos limitan progresivamente la función y alteran la calidad de vida.

Mano de persona adulta con cabestrillo protésico

¿Cómo se diagnostica?

El diagnóstico se basa en los siguientes pilares:

  • Historia médica y síntomas referidos por el paciente.
  • Exploración física:
    • Pruebas positivas: test de Grind o palanca, habitualmente reproducen dolor en la TMC. Consiste en aplicar compresión y rotación, reproduce el dolor característico.
    • Deformidad y/o palpación dolorosa de la articulación, crepitación o inestabilidad.
  • Estudios de imagen:
    • Radiografía con proyecciones específicas permite observar el estrechamiento del espacio articular
    • La resonancia magnética se reserva para valorar estructuras blandas en casos seleccionados.

En los Seguros de Salud de MAPFRE encontrarás grandes especialistas que te ayudarán a encontrar la causa y el tratamiento indicado para tu dolencia.

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Tipos de tratamiento

Tratamiento conservador

Se recomienda Iniciar siempre tratamiento con medidas conservadoras:

  • Educación funcional, protección articular (modificación de actividades: reducir movimientos repetitivos).
  • Fisioterapia personalizada (ejercicios de fortalecimiento, movilización pasiva…para fortalecer el pulgar)
  • Uso de férulas y ortesis (nocturnas o de trabajo), especialmente en estadios leves a moderados
  • Fármacos (AINES y analgésicos) e infiltraciones intraarticulares de corticoides en brotes agudos (con precaución por riesgo de debilitar cápsula articular), infiltraciones de ácido hialurónico o PRP.

Tratamiento quirúrgico

La cirugía está indicada cuando falla el tratamiento conservador tras 36 meses, o si hay dolor significativo, deformidad o pérdida funcional persistente.

No hay una técnica quirúrgica universalmente superior; la elección se personaliza según edad, actividad, expectativas y anatomía del paciente.

Cuando exista dolor o limitación persistente, valorar cirugía adaptada al contexto individual, con técnicas como interposición, ligamentoplastia, artrodesis o prótesis.

Contar con unidades especializadas mejora los resultados funcionales.

El tratamiento debe ser individualizado considerando edad, actividad, expectativas y anatomía.

Técnicas principales

  • Artroplastia de resección-interposición (Burton-Pellegrini): resección del trapecio y uso del tendón FCR para interposición. Buena eficacia en alivio del dolor y recuperación funcional.
  • Ligamentoplastia (Eaton-Littler): reconstrucción del ligamento estabilizador usando FCR, indicada en etapas iniciales de laxitud articular.
  • Artrodesis trapeciometacarpiana: fusión del pulgar con placas o tornillos, ofrece estabilidad y fuerza en pacientes jóvenes o con alta demanda funcional. Inconvenientes: limitación de movimiento y riesgo de artrosis.
  • Osteotomía de la base del primer metacarpiano: poco frecuente, pero útil en deformidades anatómicas específicas.
  • Prótesis de articulación TMC (total joint arthroplasty): reemplazo articular con prótesis; permite mejor recuperación funcional temprana.

Tras la cirugía, se suele inmovilizar la articulación durante 3 semanas. Posteriormente, se inicia un programa de fisioterapia de 3 a 4 semanas en centros especializados para recuperar movilidad, fuerza y funcionalidad de forma gradual.

Prevención

Aunque no todos los casos son evitables, se puede retrasar su aparición o aliviar los síntomas con una serie de medidas:

  • Evitar movimientos repetidos y sobreuso del pulgar.
  • Realizar ejercicios para mantener fuerza y movilidad en la mano.
  • Uso de herramientas ergonómicas y descansos frecuentes durante tareas manuales exigentes.

Lo que debes saber…

  • La rizartrosis es una artrosis en la base del pulgar, frecuente en mujeres a partir de los 40 años.
  • Causa dolor, rigidez y pérdida de fuerza, dificultando tareas manuales cotidianas.
  • Se trata con fisioterapia, férulas y fármacos, y en casos avanzados, con cirugía personalizada.
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Publicado por Dra. Eva Ormaechea
- 17 Sep, 2025

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