En este trastorno, la persona que padece un estado de manía presenta un estado de ánimo anormalmente eufórico y exaltado, un excesivo humor, que puede manifestarse como una euforia o una gran irritabilidad y excitabilidad. Muy a menudo se acompaña de ideación cercana a los delirios de grandeza, excesiva alegría, excitación y de conducta desinhibida.

Cuando el episodio de ánimo anormalmente eufórico no interfiere con la vida diaria de la persona por no ser de una intensidad suficiente, se considera hipomanía (manía leve).

Muy a menudo, los episodios de manía y de depresión se presentan de manera alterna en un mismo paciente, catalogándose de «trastorno bipolar».

¿Cómo se produce?

Al igual que en el caso de la depresión, en el origen de la manía pueden definirse factores internos de la persona (genética, bioquímica de los neurotransmisores cerebrales) y factores externos (influencia del ambiente en que la persona se encuentra inmerso):

Factores externos:

Son los factores de origen psicosocial, esto es, las circunstancias a las que el paciente se expone por el hecho de vivir en la sociedad que le acoge: la falta de sueño, el uso de substancias estimulantes, algunas enfermedades o carencias de vitaminas, la falta de luz solar o los períodos de excesiva euforia en la sociedad, que puede ser contagiosa, pueden hacer que una persona con especial susceptibilidad desarrolle un cuadro de manía o de hipomanía.

Factores internos

Pueden ser de tipo genético o biológico:

  • Factores genéticos: hay casos de agregación familiar de trastornos del estado de ánimo, que sugieren la posibilidad de una carga genética hereditaria que podría predisponer a la enfermedad. Algunas investigaciones genéticas parecen corroborar esta hipótesis.
  • Factores biológicos: en los casos de manía, paralelamente a los casos de depresión se ha comprobado la existencia de cambios en las concentraciones de algunos neurotransmisores en las sinapsis entre las neuronas de algunas partes del cerebro. Con los tratamientos farmacológicos indicados en cada caso, se pretende conseguir el reequilibrio de estas moléculas implicadas en la bioquímica de la manía.

Síntomas

En general, el paciente acude generalmente acompañado por un allegado (el paciente no cree tener ningún trastorno), con un ánimo elevado, excitado, distraído, muy sensible a las críticas e irritable.

Presenta una elevada locuacidad, habla rápido y con un discurso continuo difícil de interrumpir. Muy a menudo el contenido de su discurso es incoherente, irreflexivo o mantiene afirmaciones difíciles de sostener e incluso inventa palabras. A menudo viste de manera extravagante.

El paciente con manía comúnmente tiene sentimientos de grandeza inexplicables (cree que es un gran inversor o empresario y se siente invulnerable e invencible en todas sus actividades, etc.), pudiéndose implicar en acciones o actividades arriesgadas y peligrosas tanto para él mismo como para los demás; gasta dinero en modo desproporcionado y arriesga y endeuda todo su patrimonio sin límites coherentes.

Diagnóstico

El diagnóstico de la manía y de la hipomanía es fundamentalmente clínico, a través de la entrevista con el profesional sanitario. El paciente presenta muchos de los rasgos clínicos expuestos, típicos de los episodios de manía.

Es importante, tras el diagnóstico, intentar descartar un diagnóstico etiológico que pudiera estar interrelacionado: en especial será de gran interés descartar enfermedades sistémicas y el uso de substancias psicotrópicas o estimulantes. En estos casos, la resolución de la enfermedad de base será fundamental para la resolución del cuadro maníaco.

Tratamiento

En casos de manía con manifestaciones importantes podrá ser necesario el ingreso hospitalario del paciente para su propia protección durante un corto período de tiempo, hasta la mejoría del cuadro.

Los fármacos indicados en los períodos de manía están enfocados a la disminución de la clínica y a la vuelta a la normalidad de los parámetros bioquímicos cerebrales.

Tras la fase maníaca, generalmente estará indicada la prolongación de tratamiento farmacológico para evitar recaídas y, dado que muchos pacientes con episodios de manía presentan a su vez otros episodios depresivos (pacientes con trastorno bipolar) estará indicado el uso a largo plazo de fármacos estabilizadores del ánimo.

Medidas preventivas

La prevención de los episodios de manía pasa por la evitación de los factores de riesgo de origen externo (dormir las horas adecuadas, evitar el uso de estimulantes o drogas psicotrópicas, etc.) y, en los casos en que ya se ha presentado un episodio de manía y así esté indicado, mantener una medicación con carácter crónico para evitar la aparición de nuevos episodios.

De gran importancia será también la detección precoz de síntomas clave que puedan hacer sospechar la aparición de un nuevo episodio maníaco, tales como falta de sueño, alteraciones en la conducta, disminución de las precauciones en la vida diaria o en los negocios, tendencia a la irritabilidad, despreocupación, etc. En los casos en que un nuevo episodio de manía esté apareciendo, la detección precoz será importante para el control del cuadro y la administración de tratamiento antes de que el paciente, su patrimonio o las personas de su entorno puedan correr más peligro.