¿Eres de los que guarda todo en la nevera? ¿O eso sólo pasa en verano? ¿Las frutas las dejas sobre la mesa y las verduras en el frigorífico? En cada casa, y en particular en cada cocina, existe una determinada manera de organizar la despensa, especialmente condicionada por el espacio disponible y el número de comensales habitual de la casa.

Algunos domicilios puede que no dispongan del espacio adecuado para guardar cada cosa en el lugar idóneo, pero es interesante saber cuál es la mejor opción de conservación de frutas y verduras para evitar que se estropeen de forma precoz y acaben en la basura aumentando las espantosas cifras de comida que se tira en los países con mayor desarrollo económico.

¡Las verduras a la nevera! ¿O no?

Parece que por norma general las verduras las debemos conservar en la nevera, ¿no?, pues no siempre es así. La mayoría se podrían conservar a temperatura ambiente si éste es fresco y no especialmente húmedo. Sin embargo, sí es cierto que la mayoría van a aumentar su vida útil si las conservamos en el frigorífico. ¿Dónde del frigorífico? ¿En qué condiciones?

Pues mientras vegetales como la berenjena, el calabacín, el pimiento y el pepino se van a conservar bien en el cajón de las verduras, sin ningún envoltorio que los proteja, otros vegetales, como las verduras de hoja verde y las raíces, estarán mejor en bolsas de plástico que van a permitir mantener el agua que desprenden y volverla a reabsorber, evitando que se resequen tanto. Es el caso de lechugas, acelgas, espinacas, apios, zanahorias, rábanos, etc.

¿Otras verduras? Las verduras con tallo, como el brócoli o los espárragos, también se conservarán mejor en la nevera, pero en este caso alargarán su vida útil si los metemos en un vaso de agua, como si de un ramo de flores se tratara.

¿Entonces, qué verduras u hortalizas van fuera de la nevera?

Algunas verduras estarán mejor fuera de la nevera, evitando la humedad que este electrodoméstico proporciona. Por ejemplo, patatas, cebollas y ajos no se van a ver beneficiados de la conservación en frigorífico, sino que será mucho mejor que los guardemos en un lugar fresco, pero seco, y especialmente alejado de la luz.

Otro ejemplo de vegetal que deberíamos conservar fuera de la nevera es el tomate, y aún más relevante es la forma en que lo vamos a colocar para conservarlo. Pondremos el rabito del tomate hacia arriba de forma que quede bien ventilado, ya que es la primera parte que suele deteriorarse. Además, los rabitos no deben tocarse entre sí para evitar que se dañen entre ellos, tanto a nivel físico por presión, como por si se empieza a florecer el rabito o rama del tomate.

¿Qué hacemos cuando tenemos los vegetales ya cortados?

Hasta ahora estábamos hablando de cómo proceder con los vegetales enteros, pero una vez los cortamos, bien porque hemos utilizado una parte, una mitad, por ejemplo, y nos queda la otra mitad, o bien porque ya hemos cortado a tiras o dados un alimento para realizar una preparación o consumirlo pero aún no lo vamos a gastar, la conservación va a ser diferente.

Por ejemplo, mientras una cebolla entera la guardamos en un armario fresco, pero con ambiente seco, fuera de la nevera, una vez utilizamos una mitad, la otra mitad sobrante la envolveremos en papel film y la meteremos en la nevera, aunque cabe la posibilidad de utilizar envases reutilizables de plástico o cristal si no usamos el film. Cuando lo que vamos a conservar son, por ejemplo, palitos de zanahoria, apio, pepino, calabacín… es muy buena opción meterlos en un recipiente de cristal con agua y cerrarlos herméticamente.

Las frutas, un mundo más delicado

Aunque hay frutas de todo tipo y la mayoría se conservan bien en la nevera a excepción de los días de verano en que calienta mucho el sol, sí que debemos tener en cuenta no colocarlas unas sobre otras para evitar aplastarlas y que mantengan mejor su estructura. Además, hay frutas más perecederas que se van a ver beneficiadas del fresquito de la nevera. Frutas delicadas como las fresas, las cerezas y los higos se ponen en un recipiente en la nevera, con papel absorbente debajo y sin cortarles el tallo. Pueden durar hasta dos o tres días así.

Otras frutas de la temporada estival, como los albaricoques, las nectarinas o los melocotones, si están bastante maduros pueden incrementar su vida útil al conservarlos en la nevera. En este caso, va a ser ideal que al adquirirlos los guardemos en una bolsa de papel, en un lugar fresco de la cocina, y si vemos que van madurando los metamos en el frigorífico. Y, eso sí, si pelamos o troceamos las frutas debemos conservarlas en el frigorífico.

Gas etileno y frutas climatéricas

Este gas se considera “la hormona de maduración de la fruta”, es un gas que desprenden algunas frutas y ocasiona que, una vez recolectadas, sigan madurando.

  • En este caso estamos hablando de frutas climatéricas. Es el caso de manzanas, peras, plátanos, melones, aguacates, albaricoques, higos, nectarinas, melocotones, ciruelas, tomates, mangos…
  • En sentido contrario encontramos las frutas no climatéricas, es decir, aquellas que no van a seguir madurando una vez recolectadas, por ello, si se recogen demasiado verdes van a estropearse antes de llegar a un punto de madurez adecuado. Estamos hablando de cerezas, uvas, naranjas, piñas, sandías… y verduras como el brócoli, la calabaza, la zanahoria, la lechuga, la berenjena…

¿De qué nos sirve saber si son o no climatéricas entonces? Pues saber si estamos guardando juntas diversas frutas y/o verduras climatéricas vamos a conseguir acelerar su maduración, y esto puede ser positivo o negativo. Por ejemplo, si guardamos manzanas junto a albaricoques, puede que estos últimos lleguen muy rápidamente a un punto de maduración superior al deseado. Por lo contrario, si hemos comprado plátanos muy verdes, ya nos irá bien guardarlos junto con toda la fruta para que el etileno de peras, manzanas, etc., vaya contribuyendo a su maduración.

Lo que debes saber…

  • Algunas frutas y verduras estarán mejor en la nevera, pero no todas, pues el frío y la humedad no son buenos aliados en todos los casos.
  • Debemos tener en cuenta el punto de maduración de verduras, y especialmente de frutas, para decidir si las guardamos en el frigorífico o fuera.
  • Hay hortalizas que desprenden gas etileno y otras que no, por lo que es conveniente saber cuáles son para mantenerlas separadas.