Actualmente, todavía está extendida la idea de que un hombre o una mujer que desea implicarse en la familia, desatiende el trabajo, y a la inversa. Sin embargo, el ámbito familiar y el laboral deben ser compatibles. Nadie debería tener que escoger entre ser padre o madre y su profesión. El objetivo de lograr una buena fórmula de conciliación entre la familia y el trabajo es poder desarrollarse satisfactoriamente en ambos ámbitos, sin que ninguno de los dos se vea afectado.

Tres actores implicados

Pero la conciliación no debe entenderse en un sentido simple de compatibilidad del tiempo, sino en un sentido más amplio, haciendo referencia a un desarrollo pleno en las personas. El objetivo es poder mantener un equilibrio en las diferentes dimensiones de la vida para mejorar el bienestar, la salud y la capacidad de trabajo personal.

El logro de esta ambiciosa meta es responsabilidad de toda la sociedad. Los principales actores implicados son: familia, empresa y Estado.

Desde el Estado es fundamental que se garanticen opciones reales de conciliación como la reducción de jornada, la excedencia por el cuidado de hijos o los permisos por maternidad y paternidad, así como la creación de un número suficiente de guarderías, ludotecas y retribuciones económicas, entre otras prestaciones sociales.

En las empresas

En el ámbito de las empresas, también es necesario que éstas potencien realmente la conciliación, dejando de verlo como un tema ajeno, un coste innecesario o un hecho amenazante.

Algunas propuestas pasan por ofrecer puestos de trabajo estables, horarios laborales flexibles, jornadas intensivas, no penalizando las excedencias o proporcionando posibilidades como el teletrabajo. El objetivo no es trabajar menos, sino hacerlo de una forma distinta y modulable a la situación individual de cada persona. El reto se centra en hacer conscientes a las personas de su implicación y rendimiento, apelar a la responsabilidad individual y permitir que las personas gestionen su tiempo. Un trabajador sin quebraderos de cabeza por cuadrar la logística familiar será en general un trabajador más eficaz, leal y comprometido con su empresa. De este modo, la productividad puede mejorar significativamente si los trabajadores están motivados.

Por el contrario, el conflicto entre el trabajo y la familia puede acarrear consecuencias negativas en los trabajadores y las empresas, como por ejemplo: insatisfacción laboral, bajo rendimiento, mayor absentismo, desmotivación, pérdida de personas cualificadas y bajada de la productividad, entre otras.

Existen empresas innovadoras que han añadido ayudas a sus empleados como proporcionar servicio de guardería para los hijos de trabajadores en el mismo lugar de trabajo, ayudas en los estudios o el disfrute de días de vacaciones o permisos para atender eventos especiales como festivales de final de curso o reuniones escolares.

En la familia

Dentro de las familias, esta conciliación se fomenta repartiendo equitativamente las tareas domésticas y la crianza y cuidado de los hijos entre ambos progenitores, de forma que la mujer no se vea obligada a realizar una “doble jornada”. Puede ser de gran utilidad el poder disponer de la colaboración de determinados miembros de las familias de origen, como los abuelos o los tíos, así como pertenecer a determinadas asociaciones o grupos de familias en situaciones similares.

Los padres deben de ser conscientes de la imperiosa necesidad de tiempo, afecto, cuidados y atención que necesitan sus hijos por parte de ellos, y no deben intentar sustituir o eludir esa dedicación mediante el uso de la tele, el ordenador, los videojuegos o las actividades extraescolares. Establecer prioridades y límites, revisar las obligaciones, mostrar una buena asertividad y evitar la búsqueda de la perfección en todo lo que se realiza son algunas de las habilidades que se pueden desarrollar si se desea optimizar la conciliación familiar y laboral.

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LO QUE DEBES SABER
  • La productividad puede mejorar si existe conciliación pues el trabajador está más motivado, comprometido y es más eficaz.
  • Dedicar un tiempo de calidad después del trabajo a la pareja y los hijos es prioritario para que no se vea afectado el ámbito familiar.
  • El reparto de las tareas domésticas si ambos miembros de la pareja trabajan es básico para evitar las “dobles jornadas”, que suelen recaer en la mujer.