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¿Cómo se puede conseguir controlar la ira?

4 Min de lectura
La ira surge ante determinadas personas o situaciones específicas de amenaza o desagrado y, si no se canaliza adecuadamente, puede llevar a reacciones descontroladas y a generar problemas en la persona que la siente y en sus relaciones con los demás.
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Elena Mató
Psicóloga consultora de MAPFRE

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El dilema

Ante la aparición de la ira, de entrada la persona se encuentra ante un dilema:

  • Puede optar por tratar de contenerla, tomando una actitud pasiva, aunque esta opción resulta perjudicial para la propia salud y la situación que ha producido la emoción se mantiene igual. -Además existe el riesgo de que la ira se pueda acumular hasta producirse una explosión emocional.
  • Por otra parte se puede optar por expresar la emoción tal como sale, agresivamente, con el posible inconveniente de dañar a alguien y empeorar la situación.

La solución para canalizar adecuadamente la ira pasa por adoptar una fórmula intermedia, tratando de compensar la situación; es decir, se trata de poder expresar la emoción pero canalizarla de una forma adecuada.

¿Qué puedo hacer?

Para lograr esta fórmula intermedia pueden ser de utilidad las siguientes indicaciones:

  • Ser consciente de que se alberga un sentimiento de ira. Muchas veces se puede percibir mediante determinadas señales fisiológicas que la acompañan: aumento de la presión arterial, estado de alerta, aceleración de los latidos del corazón, tensión muscular, temblores, acaloramiento, etc.
  • Tratar de hacer una pausa, poner distancia para reflexionar e intentar atribuir palabras a esas sensaciones; es decir, identificar exactamente lo que se siente, aquello que ha molestado, el motivo del enfurecimiento, etc.
  • Hablar con alguien de confianza sobre la situación que ha causado este malestar emocional.
  • Admitir la frustración; es decir, aceptar que la situación generada ha sido distinta a las expectativas que se tenían.
  • Tomar conciencia de que se está canalizando la ira hacia otras personas u objetos pero que la emoción habla siempre de la persona que la siente. Es importante asumirlo como un proceso propio y no como algo ajeno, criticando o culpando a los demás de la propia reacción.
  • Albergar un sentimiento de ira produce una intensa activación física que se puede interpretar como que el cuerpo se prepara para la acción y acumula una tensión que no libera. Por ello, es necesario y aconsejable buscar una forma legítima de sacar esa tensión a través del ejercicio físico: caminar, correr o nadar pueden ser formas de liberar la adrenalina de la ira, sin confrontaciones, así como técnicas de respiración profunda y relajación pueden ser beneficiosas para reducir el sentimiento de agresividad

niña enfadada sentada en un banco

Cuando la tensión ha disminuido…

En una segunda fase, cuando ha disminuido el nivel inicial de tensión, es aconsejable:

  • Expresar el mensaje a los demás, comunicarles adecuadamente mediante palabras el impacto que ha tenido su acción o actitud en uno mismo. Sin embargo, es importante que antes se haya planificado la forma de abordar el asunto que ha provocado el malestar. Es a partir de aquí cuando uno puede expresar el propio punto de vista, lo que siente, necesita o desea. Es conveniente hablar en primera persona para evitar que el otro se sienta atacado y adopte una actitud defensiva; es decir, mejor comunicar, por ejemplo: “me siento mal porque he tenido que hacer todas las tareas”, en vez de “deberías haberme ayudado, no haces nada”.
  • Identificar soluciones para la situación. Trabajar conjuntamente con la persona que ha producido el malestar para resolver el asunto. Esta solución significa estar dispuesto a escuchar la versión o el argumento de la otra persona y poder llegar a acuerdos y pactos.
  • Una vez resuelta la situación, es importante pasar página, olvidar lo sucedido y no dejar que el rencor o el resentimiento sigan dentro. Hay que tener en cuenta que no es realista esperar que los demás se comporten exactamente como uno mismo espera y hay que aprender a vivir con situaciones imperfectas e imprevistas.
  • Potenciar el sentido del humor, buscando el lado cómico de la situación que produce malestar.
  • Si una persona no consigue, por sus propios medios, canalizar adecuadamente la ira y esta situación es repetitiva o le lleva a tener problemas consigo mismo o con los demás, es aconsejable buscar la ayuda de un profesional de la psicología.
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LO QUE DEBES SABER…
  • La ira es una emoción que ha de poder expresarse siempre que se canalice de la forma adecuada.
  • Dar salida a la tensión física que provoca la ira a través del ejercicio puede ser una buena medida para reducir la agresividad.
  • Si uno mismo no consigue canalizar adecuadamente la ira y esta situación se repite y le plantea problemas, es aconsejable buscar la ayuda de un profesional de la psicología.
Publicado por Elena Mató
- 3 Nov, 2021
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