Rotura de ligamento cruzado

Resumen del contenido
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El ligamento cruzado anterior (LCA) es uno de los principales ligamentos de la rodilla. Se llama «cruzado» porque, junto con el ligamento cruzado posterior (LCP), forman una especie de X dentro de la rodilla. Conecta la parte anterior de la tibia con la parte posterior del fémur, evitando el desplazamiento anterior de la tibia respecto al fémur y estabilizando la rodilla cuando se produce la rotación de la misma.
Junto al resto de los ligamentos de la rodilla (LCP y ligamentos laterales) y los músculos estabilizadores de la rodilla (cuádriceps femoral, isquiotibiales…) proporciona estabilidad a la articulación, clave para realizar con seguridad movimientos como correr, cambiar de dirección rápidamente…
Rotura del LCA
Una rotura o desgarro del LCA es una lesión bastante común en deportes que implican giros, saltos o cambios bruscos de dirección (baloncesto, fútbol…). La mayoría de las roturas del LCA ocurren sin contacto directo, es decir, se producen por un movimiento incorrecto o forzado de la rodilla.
Las mujeres tienen mayor riesgo de presentar esta lesión debido a diferencias anatómicas y hormonales.
Síntomas
- Chasquido o crujido audible en el momento de la lesión.
- Dolor inmediato intenso y dolor al palpar la rodilla.
- Hinchazón rápida en las primeras horas por sangrado en la rodilla.
- Sensación de inestabilidad, de que la rodilla cede o falla al caminar, al apoyar peso o en los movimientos de giro o cambio de dirección.
- Dificultad para estirar o doblar completamente la rodilla.
- En ocasiones imposibilidad para seguir caminando.
En una rotura parcial, en la que el ligamento no se rompe completamente, sino que sólo algunas de sus fibras se desgarran, los síntomas pueden ser más leves y puede ser más difícil de diagnosticar.
Diagnóstico
Exploración física. Estas pruebas manuales evalúan la estabilidad de la rodilla y el estado del LCA:
Prueba de Lachman (la más sensible y fiable)
- El paciente está tumbado boca arriba con la rodilla flexionada a 20-30° y el pie en contacto con la camilla.
- El médico fija el fémur y tracciona la tibia hacia adelante.
- Resultado positivo: desplazamiento anterior excesivo de la tibia y falta de tope firme en comparación con la rodilla contralateral.
Prueba del cajón anterior
- El paciente está tumbado con la rodilla flexionada a 90°.
- El médico tracciona la tibia hacia adelante con ambas manos.
- Resultado positivo: desplazamiento excesivo de la tibia hacia adelante en comparación con la rodilla contralateral.
Prueba de “pivot shift“
- Evalúa la inestabilidad rotacional.
- El médico rota internamente la pierna y empuja la rodilla hacia dentro y la flexiona lentamente.
- Si la prueba es positiva (se siente un “salto” o movimiento anormal) y sugiere que el LCA está roto o no funciona bien.
Pruebas complementarias
- Resonancia magnética (RMN): es la prueba de elección para confirmar la rotura (parcial o completa) del LCA y permite diagnosticar si hay otras estructuras de la rodilla lesionadas (meniscos…).
- Radiografía: no permite visualizar el LCA, pero se usa para descartar fracturas óseas asociadas y evaluar la alineación de la articulación.
Artroscopia diagnóstica
Utilizada en casos complejos para visualizar directamente el interior de la articulación.
Tratamiento
La primera fase del tratamiento consiste en estabilizar la articulación, reducir la inflamación y el dolor con medidas como la aplicación de frío, el reposo y la elevación de la pierna, el uso de antiinflamatorios (siempre bajo indicación médica), el vendaje compresivo, el uso de rodillera y el uso de muletas para evitar apoyar peso en la pierna lesionada. En algunos casos, si hay mucha hinchazón o sangrado articular se puede indicar la aspiración de líquido intraarticular.
En la primera fase, y bajo supervisión de un fisioterapeuta, se inicia una movilización suave de la rodilla y se indican ejercicios isométricos (sin mover la articulación); el objetivo es prevenir la atrofia muscular y la rigidez y preparar la rodilla para la siguiente fase de rehabilitación o para una posible cirugía.
El tratamiento conservador o quirúrgico de la rotura del LCA va a depender de diversos factores como el grado de lesión, la edad, el nivel de actividad física, los síntomas y las expectativas funcionales del paciente.
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Tratamiento conservador (no quirúrgico)
Indicaciones
• Lesión parcial sin inestabilidad significativa.
• Pacientes mayores (sobre todo mayores de 50 años), con bajo nivel de actividad, artrosis avanzada, sobrepeso importante o enfermedades asociadas.
Consiste en
• Fisioterapia para fortalecer los músculos alrededor de la rodilla y mejorar la estabilidad.
• Uso de ortesis (rodillera) si es necesario.
• Modificación de actividad.
Riesgos
• La rodilla puede quedar inestable para la práctica de actividades deportivas.
• Mayor riesgo de lesiones meniscales secundarias con el tiempo y deterioro en el cartílago articular que cubre los extremos de los huesos dentro de la articulación.
Tratamiento quirúrgico: reconstrucción del LCA
Indicaciones
- Lesión completa, especialmente en pacientes jóvenes, activos o que desean seguir practicando deportes de pivote o impacto.
- Inestabilidad significativa.
- Fallo del tratamiento conservador con persistencia de la inestabilidad o limitación funcional.
- Presencia de lesiones asociadas en los meniscos o en el cartílago.
- Técnica habitual: Se realiza por vía artroscópica y consiste en la reconstrucción (no reparación) con un injerto autólogo (del propio paciente) comúnmente de tendones isquiotibiales, tendón rotuliano, tendón cuadricipital o con un aloinjerto (donante cadavérico).
Ventajas de la cirugía
- Mejora de la estabilidad articular.
- Mayor probabilidad de conseguir el nivel previo de actividad física o deporte.
- Disminución del riesgo de lesiones meniscales y del cartílago asociadas a la inestabilidad.
Inconvenientes/Riesgos
- Complicaciones quirúrgicas: infección (rara), rigidez o pérdida de movilidad, dolor anterior de rodilla, fallo del injerto (rotura del nuevo LCA) que puede requerir nueva cirugía.
- Aunque la cirugía estabiliza la rodilla, no elimina totalmente el riesgo de artrosis a largo plazo, especialmente con lesiones meniscales o del cartílago asociadas.
- El proceso completo de recuperación suele durar de 6 a 12 meses y requiere un programa intensivo de fisioterapia.
- A pesar de la cirugía, no todos los pacientes pueden recuperar su nivel deportivo previo.
Lo que debes saber…
- El ligamento cruzado anterior es clave para estabilizar la rodilla, evitando el desplazamiento anterior de la tibia y permitiendo movimientos seguros como giros y cambios de dirección.
- Es una lesión común en deportes que implican giros, saltos o cambios bruscos de dirección (baloncesto, fútbol…), con síntomas como dolor intenso, hinchazón e inestabilidad; el diagnóstico se realiza mediante pruebas físicas y resonancia magnética.
- El tratamiento puede ser conservador (fisioterapia y apoyo) o quirúrgico (reconstrucción del ligamento), dependiendo del grado de lesión, edad y nivel de actividad, con recuperación que puede durar hasta 12 meses.
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