Otoplastia: qué es y cómo se realiza

Resumen del contenido
Graduada en medicina UPF-UAB.
Máster en medicina estética y anti-envejecimiento COMB-UB.
Licenciada en Comunicación URL.
Hay detalles en nuestra imagen que, aunque parezcan pequeños, pueden tener un impacto enorme en cómo nos sentimos. Las orejas prominentes, asimétricas o con formas poco convencionales pueden convertirse, sin quererlo, en una fuente de inseguridad desde edades muy tempranas. La otoplastia, una intervención sencilla pero muy precisa, puede corregir estos rasgos y devolver armonía al rostro… y muchas veces, también a la autoestima.
¿Qué es la otoplastia y cuándo se recomienda?
La otoplastia es una cirugía estética pensada para modificar la forma, tamaño o posición del pabellón auricular, esas estructuras tan visibles a los lados de la cabeza que, aunque a menudo pasen desapercibidas, pueden captar demasiada atención cuando sobresalen más de lo habitual.
Esta intervención se recomienda en varios casos. Los más frecuentes son las llamadas “orejas en asa” o “de soplillo”, pero también se emplea para corregir deformidades congénitas, asimetrías o incluso daños por traumatismos.
Lo cierto es que no hay una edad única para someterse a esta operación. En niños, se puede realizar a partir de los cinco o seis años, cuando las orejas ya han alcanzado casi su tamaño adulto. A esa edad, algunos pequeños ya comienzan a sufrir burlas o a sentirse diferentes. Actuar a tiempo puede evitar que esas experiencias afecten su confianza.
En adultos, las razones son distintas, aunque igual de válidas. A veces se trata simplemente de una espinita estética que ha estado ahí durante años, y que por fin uno se decide a quitarse.
¿Quién puede operarse?
La mayoría de las personas sanas, con expectativas realistas y motivación personal, pueden ser candidatas a una otoplastia. Eso sí, cada caso necesita una valoración médica individual. No se trata solo de medir milímetros: hay que entender el rostro como un conjunto y buscar un equilibrio natural, sin exageraciones.
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¿Cómo es la intervención?
La otoplastia es una cirugía ambulatoria, lo que significa que no requiere ingreso hospitalario. En adultos suele hacerse con anestesia local y sedación ligera. En niños, normalmente se prefiere la anestesia general para que estén tranquilos y no sientan nada durante el procedimiento.
El cirujano realiza una pequeña incisión en la parte posterior de la oreja —sí, donde queda escondida— para acceder al cartílago. A partir de ahí, se remodela la estructura interna usando técnicas que pueden incluir puntos permanentes, raspado o recortes controlados del cartílago. Todo se hace con precisión milimétrica, porque se trata de una zona visible y con mucha memoria anatómica.
Después, se cierra la incisión y se coloca un vendaje acolchado alrededor de la cabeza. Suena aparatoso, pero es temporal y fundamental para que las orejas cicatricen en la nueva posición.
¿Qué pasa después de la operación?
Los primeros días hay que cuidarse. Lo habitual es llevar ese vendaje entre dos y tres días, y luego cambiarlo por una banda elástica —como una cinta deportiva— que se usa continuamente la primera semana y por las noches durante un mes. Esta banda protege y ayuda a que la nueva forma se mantenga.
Es normal notar algo de inflamación, cierta tirantez o pequeños hematomas. En general, el dolor es leve y se controla bien con medicación común. En cuanto a la vuelta a la rutina, muchas personas se reincorporan al trabajo o al cole en una semana, aunque conviene evitar deportes o actividades con riesgo de golpes durante varias semanas.
Al cabo de unas semanas, las orejas se ven naturales, proporcionadas, y la cicatriz queda prácticamente invisible detrás del pabellón.
¿Tiene riesgos la otoplastia?
Como toda cirugía, la otoplastia no está exenta de riesgos, aunque son poco frecuentes. Puede haber hematomas, infecciones, pequeñas asimetrías o una cicatrización más lenta de lo esperado. En algunos casos, el cartílago puede intentar volver a su forma anterior, lo que se conoce como recidiva. También puede haber cambios en la sensibilidad de la zona, aunque suelen ser transitorios.
Por eso es tan importante ponerse en manos de un cirujano plástico cualificado y con experiencia. No solo por la técnica, sino también por el acompañamiento antes, durante y después de la intervención.
La otoplastia es una intervención eficaz y segura para corregir defectos estéticos o funcionales del pabellón auricular, con un alto grado de satisfacción entre los pacientes. El procedimiento, tanto en niños como en adultos, permite lograr una apariencia más armónica del rostro y, en muchos casos, una mejora significativa en la autoestima. Una adecuada indicación, una técnica quirúrgica precisa y un correcto seguimiento postoperatorio son fundamentales para el éxito de esta cirugía.
Lo que debes saber…
- La otoplastia es una cirugía estética que corrige la forma, tamaño o posición de las orejas para mejorar la armonía facial y aumentar la autoestima, recomendada tanto en niños como en adultos.
- El procedimiento es ambulatorio, generalmente seguro y realizado con anestesia local o general, dependiendo de la edad, y requiere cuidados específicos en el postoperatorio para garantizar buenos resultados.
- Aunque los riesgos son poco frecuentes, es fundamental contar con un cirujano plástico experimentado para minimizar complicaciones y asegurar una recuperación adecuada y satisfactoria.
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