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Pie cavo: causas y tratamiento

Imagen de pie
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El pie cavo es una deformidad con arco plantar elevado que genera dolor, inestabilidad y mala distribución del peso. Puede deberse a causas neuromusculares, lesiones o genética. Su tratamiento va desde plantillas hasta cirugía en casos graves.
Nº colegiado 26112 | Especialista en Reumatología de 

Licenciada en Medicina y Cirugía, por la Facultad de Medicina de la Universidad de Murcia. Especialista en Reumatología. Doctorado en Psicopatología y Psicología social. Actualmente (desde 2002) es Médico consultor del departamento de Segunda Opinión Médica, en Teladoc Health. Médico colaborador con grupo de Traumatología, especialista en Reumatología, en la Clínica Teknon de Barcelona (desde 2010). Y Médico Colaborador Especialista en Reumatología en el Instituto Poal de Reumatología desde 1990.

El pie cavo es una anomalía del pie también conocida con pie cavus, en la que el arco plantar es mas alto de lo normal, lo que hace que cuando estamos de pie, se distribuya mal el peso sobrecargándose más el talón y la parte delantera del pie y dedos, en lugar de distribuirse de forma equilibrada en todo el pie.

¿Qué síntomas provoca?

Las personas con pie cavo suelen referir dolor en la parte anterior y posterior del pie, dificultad para estar de pie largos periodos e inestabilidad al caminar. También pueden presentar callosidades en la planta del pie por el sobre apoyo de la zona del talón y los dedos, lo que además favorece la aparición de dedos en garra o en martillo, sensación de entumecimiento, etc.

¿Qué causas tiene?

El pie cavo se produce por un desequilibrio entre los músculos que controlan el arco del pie que se contraen en exceso.

Hay diferentes causas que puede favorecerlo como ocurre en las personas que padecen traumatismos o lesiones repetitivas (esguinces, fracturas, torceduras, etc. en pies), lo que puede contribuir a desequilibrar las diferentes estructuras del pie.

Aquellos pacientes con enfermedades neuromusculares como espina bífida, parálisis cerebral, enfermedad de Charcot-Marie-Tooth y otras puede provocar espasticidad y favorecer la aparición de pie cavo.

También se ha indicado como causa cierta predisposición genética.

Tratamiento

El tratamiento del pie cavo variará en función de la causa y de los síntomas que manifieste el paciente.

Los tratamientos más comunes son:

  • Plantillas, que deben realizarse de forma personalizada para corregir los apoyos y hacerlos más uniformes.
  • Uso de zapatos en los que se puedan adaptar las plantillas y que sujeten bien sin oprimir y con buena amortiguación en la marcha.
  • Puede ser beneficiosa la fisioterapia dirigida para mejorar flexibilidad, evitar espasticidades y fortalecer los músculos. Debe incluir ejercicios de fortalecimiento, estiramientos, movilización articular, entrenamiento de la marcha y del equilibrio, reeducación neuromuscular y por último masaje que ayude a relajar los músculos tensos, aliviar el dolor y mejorar la circulación en la zona afectada.
  • En ocasiones puntuales puede ser necesario tomar analgésicos.
  • En casos severos y con gran deformidad puede ser necesaria la cirugía, siempre que se hayan agotado los tratamientos conservadores y en caso de deformidad severa o alteraciones de la movilidad o funcionalidad del pie que le impida caminar.

Si se opta por la cirugía, será el traumatólogo el que indicará si es conveniente y que técnica es la que mejor se adapta a las necesidades particulares del paciente y también es importante tener en cuenta la habilidad del cirujano y su grado de entrenamiento en una u otra técnica. En los Seguros de Salud de MAPFRE contarás con grandes especialistas traumatólogos y podólogos que te asesorarán en todo momento.

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En ocasiones, se precisa realizar cortes en los huesos para corregir deformidades del arco, liberación de tendones o fascias que estén acortados, transposición de tendones, etc.

En casos de deformaciones rígidas puede ser necesario la artrodesis o fusión de las articulaciones para evitar dolor aunque suponga cierta limitación en el patrón de marcha.

¿Cómo es la recuperación?

La recuperación tras la cirugía suele ser larga (puede ser de más de 6 meses) y no puede apoyarse la extremidad, ni cargar peso sobre ella durante bastante tiempo, aunque estos tiempo variarán dependiendo del tipo y la complejidad de la cirugía.

Es una cirugía no exenta de riesgos por lo que deben comentarse tanto los riesgos como los beneficios con el cirujano antes de embarcarse en la misma y siempre ponernos en manos de un cirujano con experiencia, para minimizar esos riesgos que siempre existen.

Entre la complicaciones más frecuentes está la persistencia de dolor en la zona de los metatarsos o metatarsalgia de apoyo. También es frecuente rigidez en los dedos o el tobillo lo que dificulta la movilidad. Menos frecuentes serían problemas en la cicatrización, infecciones, aumento de deformaciones o algún daño en algún nervio en caso de cirugías muy agresivas.

Actualmente, en determinadas situaciones, puede realizarse cirugía eco guiada con la que se consiguen cirugías menos invasivas y facilita mucho la recuperación.

Lo que debes saber…

  • El pie cavo es una deformidad en la que el arco del pie es más alto de lo normal, lo que provoca una distribución inadecuada del peso y dolor al caminar o estar de pie.
  • Puede ser causado por lesiones repetitivas, enfermedades neuromusculares o factores genéticos, y sus síntomas incluyen dolor, inestabilidad, deformidades en los dedos y callosidades.
  • El tratamiento varía según el caso, desde plantillas y fisioterapia hasta cirugía en casos graves, siendo esta última compleja, de recuperación lenta y con posibles complicaciones.
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Publicado por Dra. Josefina Sánchez García
- 4 Ago, 2025

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